❤️‍🔥 | Una fantasía

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Una fantasía

Jenna cayó inconsciente en la cama de Raffaello. Estuvo por unos minutos viendo negro, hasta que abrió los ojos. Se encontraba en un prado, mirando como el viento es movía las flores hacia ella, el viento tambien le agitaba el cabello hacia atrás, causándole cosquillas en las mejillas.

─ ¿Te gusta el ambiente, Jenna? ─preguntó una voz ronca, profundamente masculina. Jenna se estremeció, casi no podía reconocer quien era, por tan profundo que sonaba─. Es hermoso como las flores contrastan con tu cabello.

─ ¿Eh? ─dijo volteándose a ver de quien era la voz. Sus mejillas se enrojecieron al notar que se trataba de Daveen. Las piernas le temblaron y no supo cómo reaccionar.

─Ay, vamos. No te quedes ahí parada. ¿Es que tienes frío? ─dijo el hombre, se puso en pie y se acercó a ella lentamente.

Mientras Jenna le seguía con la mirada, él se fue acercando y se quitó la camisa. La colocó en los brazos de ella para hacerla entrar en calor y la abrazó, presionándola directamente en su pecho. Le acarició los cabellos rojizos que se encontraban suaves. Ella estaba estupefacta, paralizada sin poder pensar siquiera porque no podía procesar la situación. Él estaba demasiado cariñoso, tanto que ella estaba segura de que no era real... pero como iba a resistirse.

─ ¿Te ha quitado, aunque sea un poco, el frío? ─preguntó él, suavemente. Sus manos seguían rodeándola y sus ojos se dirigieron a los de ella.

─No, no, no ─dijo nerviosa, puso su mano en el pecho de él─. Pero agradezco tu intención. Solo es que no tengo frío, solo estoy... perdida. No sé dónde estamos.

─Pero Jenna, tú no estás perdida. No realmente perdida. Estas donde deberías estar, conmigo... en casa ─dijo suavemente. Su mano le acarició la mejilla.

─ ¿En casa? ─preguntó estupefacta. Miró a su alrededor, no había ninguna casa o edificio, solo flores hasta el infinito─. No podemos vivir en la nada. ¿Cómo cubriríamos nuestras necesidades?

Daveen rio de una manera que se le hizo dulce a Jenna, aunque incomprensible: ─Jenna, es que nuestra única necesidad es el otro. No necesitamos nada más que estar juntos.

─ ¿Qué?

Entonces Daveen la besó, suavemente. Sus labios tuvieron un dulce contacto y él se apartó. ─Es solo eso. Amor, Jenna. Eso es todo lo que necesitamos... y yo solo te amo a ti. ¿Acaso ya no me amas?

─ ¿Tú me amas? ─preguntó nuevamente Jenna, con los brazos temblándole─. ¿Acabas de decir lo que creo que acabas de decir?

─Por supuesto que te amo. ¿A quien más voy a amar si no es a ti?

Sin saber que estaba haciendo, volvió a arrojarse sobre él, para abrazarlo. Fuese real o un sueño, era lo más lindo que había pensado en su vida. Alejado de esos sueños donde los monstruos la perseguían o donde veía a su padre morir frente a ella. Era la primera vez que podía decir que le gustaba lo que estaba en su mente. Daveen cayó con ella encima al suelo y comenzó a reír. Ambos rieron y ella se quedó en su pecho desnudo. Sintiendo como su corazón latía y él respiraba de manera pacífica.

─Me asusté al verte tan fría, pensé que ya no ibas a quererme ─mencionó él.

─Es imposible que yo ya no te quiera ─estaba demasiado envuelta que iba a decir lo que sentía. ¿Por qué perder la oportunidad, aunque fuese en un sueño?

─Me alegra oír eso ─dijo. Volvió a acariciarle el cabello y vio como ella sonreía de manera maliciosa─. ¿Qué idea tienes?

─No es nada. Solo estaba pensando en algo.

Entonces todas las flores se fueron moviendo y de repente ya no estaban en pleno campo abierto, sino en un rio. Ella se sonrojó demasiado, su mente era lo que manipulaba su sueño, aunque fuese de manera inconsciente podía controlar lo que sucedía.

─ ¿Quieres que nos bañemos juntos? ─preguntó él, con una mirada calmada.

─Por supuesto ─dijo ella, con una sonrisa emocionada. Se puso en pie y sus ojos se dirigieron a Daveen.

─ ¿Qué tienes? ─preguntó, entonces─. ¿Quieres que te quite la ropa?

─Si te atreves ─dijo acercándose a él. Le desabrochó los pantalones y se quedó mirándole.

Entonces todo comenzó a verse difuso, el río se secó y Daveen comenzó a hacerse polvo. Por unos segundos se quedó paralizada de miedo y comenzó a caer. Entonces abrió los ojos, se e3ncontraba en su habitación, con el medallón en su pecho y el teléfono en la mesita de noche. El libro abierto en la pagina en la que se había quedado. No recordaba mucho de lo que había pasado, salvo su sueño y la habitación rosa. No podía recordar nada de lo que había visto allí. Era extraño.

Aun así, tuvo que ponerse de pie y guardar todo lo que se llevaría a la oficina, mientras maldecía el haberse levantado tan rápido de su sueño. Se bañó y bajó a la primera planta, donde se encontraba su madre tomando un café, estaba visiblemente cansada, como si Kenneth le hubiese hecho algo. Así que se mostró preocupada mientras se adentraba en la cocina.

─Buenos días, madre ─dijo suavemente.

─La próxima semana vienen tus hermanas, no hagas desastres ─dijo entonces, intentando parecer molesta, pero no logrando parecer más que debilitada.

─ ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? Le puedo decir a Leandro que te lleve al hospital.

─No necesito ir al hospital, me encuentro bien ─dijo ella─. No quieras deshacerte de mí.

─No, eso nunca. Me preocupa que te veo cansada ─dijo Jenna. Mientras sacaba los huevos de la nevera.

─No me veo cansada. Tú sí, ¿a qué hora llegaste ayer?

─Temprano. A las seis y media, él conductor iba más lento porque habian ciervos en la carretera ─dijo ella, con una sonrisa─. Hoy también puede que llegue más tarde, voy a comprarles regalos a mis hermanas. ¿Qué te parece?

─Cuando por fin decides ser una buena hermana menor, ¿no crees?

─He madurado. Ya no tengo dieciséis, ni diecisiete ni dieciocho ─dijo sonriente. Intentaba ocultar su preocupación, pero se notaba que algo había sucedido─. Ya la otra semana conseguiré a un nuevo enfermero.

─El maricón ese ha dicho que alguien ha llamado para tomar el puesto. Parecía un hombre apuesto.

─Le diré a Leandro que me pase el número, pero no vuelvas a llamarlo de esa manera tan asquerosa ─dijo Jenna. Se indignaba, pero su madre era de una época anterior y discutir porque eso era una falta de respeto no parecía una buena idea.

No conversó más con su madre, solo hizo el desayuno par ambas, aunque notó que ella había comido algo. Kenneth no estabaen la casa, pero cuando lo estuviese ella iba a confrontarlo. Todo lo queestaba pasando esa mañana no era ni medio normal, su madre estaba rara, sumente estaba rara y la hora a la que llegó Leandro tambien lo estuvo. Inclusola parada del bus estaba rara, ¿era cosa del medallón o de su imaginación? 

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Último capítulo del especial por el día del lector 💖

Jenna estaba un poco salida 🤣🤣 no la culpamos, no la culpamos. La que si está teniendo procesos mentales es la madre, ¿arrepentimiento?¿que pasó? Esperamos saberlo en algún momento 🤭

Y como trata la madre a Leandro, yo ya la hubiese botado a la señora 😠, pero él es demasiado bueno 🥺

Amante del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora