¿Esto es una propuesta?
─Si es eso lo que sientes... ─. Hizo una pausa que aprovechó para enrollar el cabello de ella en su índice─. Dicen que los sueños reflejan los más profundos anhelos y preocupaciones de las personas. Jenna, te aprecio tanto que no me negaría a cumplir tus anhelos y despejarte de preocupaciones.
─Eh ─. Jenna abrió los ojos con sorpresa, no estaba acorralada, pero se sentía acorralada. El problema es que no se sentía mal por ello, no hasta que recordó el trabajo─. Podríamos hablar de esto luego, ¿verdad?
─Oh ─miró su reloj y se apartó, soltando el cabello de ella─. Por supuesto, que llegas tarde.
Entonces continuaron caminando, bastante pegados, como antes. Solo que ahora parecía que intentaban correr. No me molestaría cumplir tus anhelos. Eso suena... no sé como suena. Debo centrarme en el trabajo, ¿qué rayos era lo que estaba pensando?
Las miradas de todas las compañeras de trabajo se posaron sobre ellos, algunas eran ciertamente de envidia y otras de sorpresa. Como iba a ser que la chica que casi ni hablaba y siempre se la pasaba trabajando tuviese a un hombre así. Misterios de la vida, según ellas.
Mientras, Daveen le volvió a dedicar una sonrisa. ─Ya estamos ─dijo suavemente─. Me llamas en la noche, ¿esta bien?
─Sí. Hablamos en la noche ─dijo suavemente. Entonces Daveen le quitó el brazo de los hombros. Estuvieron uno frente al otro por unos instantes─. Me alegraría llamarte.
─No te olvides que tenemos asuntos pendientes.
─No me voy a olvidar.
Él se acercó un poco mas a ella, hasta el punto de que solo un bolígrafo podría pasar entre ellos. Dobló un poco la rodilla, tras debatirse si sus labios debían pegarse, y le besó en la frente. Dio un paso atrás y le dedicó una ultima sonrisa, antes de verla desvanecerse en los pasillos. Se despidió con la mano al final y se quedó mirando.
Mientras, ella corrió al ponchador, le quedaba apenas un minuto para que no le descontaran el salario. Ni siquiera pudo procesar el hecho de que los labios de él le habian tocado la frente. Rápido llegó al ponchador y colocó su número, se preguntó si no hubiese sido mejor abrazarlo. Solo eran unos dólares, debí haberlo abrazado.
Retrocedió hasta la puerta, pero se tuvo que tragar sus emociones al notar que él no se encontraba ya parado en la puerta. Se habia ido. Lo normal, tiene cosas que hacer. Entonces bajó la mirada y estuvo a punto de subir por el ascensor, sino hubiese sido porque una compañera la detuvo.
─Jenna ─dijo la mujer de unos treinta y seis años. La tomó del brazo, lo que provocó un miedo directo a la pelirroja─. ¿Dónde era que guardabas a ese hombre?
─ ¿Qué? ─preguntó la joven. Mientras intentaba soltarse─. No lo guardo en ningún lado.
─Ay, vamos. No puede ser que no lo guardes en ningún lado. Un hombre así de meloso no pasa desapercibido en ningún lado.
─Puede ser que no, pero solo es un amigo ─dijo Jenna cuando logró soltarse. Tenía el brazo un poco rojizo, de verdad que no sabía cómo una persona era capaz de agarrar con tanta fuerza a alguien que habia visto dos veces en su vida─. No entiendo porque debería ocultarlo.
─Vamos, es obvio porque lo ocultas. Es solo un amigo porque no quieres que nadie más lo toque.
─ ¿Qué? ─. Eso ya se estaba poniendo extremo, debo salir de aquí rápido. Antes de que a esta loca se le pase algo más raro por la cabeza. No tengo a Daveen para defenderme ahora─. Everett me ha pedido que complete unos papeles de inmediato. Espero que no te moleste que pospongamos esta conversación a otro momento.
─Oh ─dijo la mujer, ligeramente frustrada─. Espero que tambien tengas un momento para pensar en si tiene amigos.
─Le preguntaré ─contestó Jenna con una sonrisa. Después entró rápido en el elevador, intentando disimular su incomodidad.
Subió hasta el piso donde se encontraba la oficina y entró. No tuvo en cuenta lo que iba a encontrar, pero se sorprendió al encontrarlo. Todos en la oficina se encontraban en sus cubículos al fondo, en el área del café solo se encontraba Sarina, con el teléfono fuertemente agarrado entre las manos.
─ ¿De verdad te encuentras bien? No te atrevas a mentirme ─parecía haber repetido nuevamente. ¿Con quien esta hablando?
Jenna se debatió entre quedarse como una chismosa allí en la orilla, sin que Sarina la viese, irse a su oficina o acercarse a ella. Estuvo varios minutos en ello, hasta que su amiga la vio.
─Oh, Jenna ─dijo con una sonrisa, tapando el micrófono de su teléfono─. Es Raffaello, ¿quieres hablarle?
─ ¿Estás llamando a Raffaello? ─preguntó la joven algo sorprendida por eso.
─Hace un rato, no te preocupes. ¿Quieres decirle algo?
Jenna pensó por un instante en el tema del medallón, pero negó. Si iba a hablar con Raffaello sobre ese asunto, necesitaba hacerlo cuando este pudiese responderle muchas preguntas que le latían en la mente. Negó entonces con una suave sonrisa.
─No quiero interrumpir vuestra conversación.
─Ay, Jenna. Tú nunca interrumpes ─dijo con una sonrisa calmada.
─Me asusta verte tan feliz ─dijo entonces, para no tener que responder a ese alago. Aunque, a decir verdad, si le asustaba la manera en la que estaba actuando su amiga. ¿Por qué estaba tan sonriente mientras hablaba con un tipo al que supuestamente odiaba?
─No exageres, ¿para que voy a andar con la cara larga? Habla con él ─dijo Sarina. Casi que la obligó al ponerle el teléfono en la oreja.
─ ¿Hola? ─preguntó Jenna, sonriéndole a su amiga. Tomó el teléfono entre sus manos y solo escuchó la respiración de Raffaello por unos instantes. Esta estaba de todo menos tranquila, y la pelirroja solo tenia malos pensamientos al respecto. ¿Un maratón, lo perseguía una bestia o estaba siendo un indecente de mierda? Creo que la bestia, eso explicaría la sonrisa de Sarina.
─Hola, Jenna. ¿Qué tal la oficina hoy?
─Genial. ¿Necesitabas decirme algo?
─Oh, no. Mañana si tengo que hablar contigo, si no te molesta. Creo que es mutuo, ¿no?
─Sí, es mutuo ─dijo con una sonrisa, pensando en un chascarrillo─. Como lo de tú y Sarina, ¿no?
─ ¿Qué? ─. La cara de Sarina cambió de repente e intentó quitarle el teléfono de la mano a su mejor amiga.
─Quisiera decir que no sé de que estas hablando, pero creo que entiendo por donde van los tiros ─dijo, su voz se tornó de vergüenza─. Estaba haciendo cardio. La figurita no se mantiene sola y me gusta sentir como el corazón y la respiración se me aceleran.
Eso no arregló las cosas. Jenna, detente, que parece que estás toda calenturienta. No digas que hay otras maneras de conseguirlo, no lo digas. Su mirada se dirigió a su amiga, mientras estaba intentaba quitarle el teléfono de la mano. Las mejillas de Jenna se enrojecieron e intentó aguantar la risa. Mientras la mirada de Sarina se tornaba preocupada.
─Esa no es la mejor manera ─dijo entonces, sin dominar sus impulsos de idiotez.
❤️🔥❤️🔥❤️🔥
Daveen es como: ¡Vamos, que te follo! 🤭 ¿Alguien esperaba algo distinto?
Y después Sarina hablando con Raffaello, ¿quien habrá llamado a quién y por qué?
Las contrataciones de Jenna es otro nivel 🤣🤣🤣 poco le faltaba para decirle a Daveen, pues avanza 🥴😳
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Amante del Infierno
FantasyJenna es una escritora frustrada y Daveen un hombre obsesionado con ella. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Tras la muerte de su padre, Jenna se ve obligada a acogerse a una rutina que destroza todos sus sueños y la aleja lentamente de las letras. El trabajo en el que e...