🖤 | Encuentro indeseado

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Encuentro indeseado

Daveen lanzó un suspiro que vino directamente de su pecho. Se encontraba parado directamente frente a la habitación 312 del complejo de apartamentos Paradise Luck, el sitio en el que vivía desde hacia algunos meses. Solo quería descansar, ya se encontraba atareado con las tareas de un mortal como para pensar en otra cosa que no fuese dormir.

Había tomado decisiones demasiado difíciles en el último tiempo, solo quería algo sencillo. Ver a la chica quizás, de nuevo. Tomarse un café y escuchar sus problemas tan mundanos. Sonrió por un momento, no iba a ir esa noche, pero recordar como se quejaba con esa voz tan angelical le provocaba calma.

Paso la tarjeta de entrada en la puerta y giro la manija. Esperaba encontrar todo como lo había dejado esa mañana. En silencio, quizás un poco desarreglado por las prisas, pero no fue así. La calma y el silencio absolutos se destrozaron cuando Daveen vio a aquel hombre. Un rubio con un aura rosada y brillante recubriendo su cuerpo, que se encontraba desnudo en el sofá, apenas cubierto con una cobija peluda. Sus ojos chocaron en el aire y una fuerte tensión se hizo notar.

Si las miradas matasen, ambos hubiesen muerto de inmediato.  ¿Qué diablos hace él aquí? pensó Daveen con una creciente ira. Intentó encontrar paz dentro y se llevó la mano al cuello. Tenía que acariciar el talismán, era necesario que lo hiciera.

─Ay, hermanito ─dijo el rubio con una sonrisa coqueta, mientras jugueteaba con sus cabellos. Los ojos rosados le brillaban con intensidad─. Venia a darte un mensaje. ¿Quieres un mensaje?

─No ─contestó cortante el pelinegro─. Mejor vete de una vez.

─No seas tan aburrido ─rodó los ojos─. Podríamos hablar tan tranquilamente. Solo tienes que calmarte y escucharme.

Daveen negó rápidamente con la cabeza, mientras su mano se aferraba al talismán que se encontraba agarrado de su cuello. No necesitaba oír el mensaje, él lo sabia de sobra. Aunque deseaba no hacerlo, solo quería que nada de esto estuviese pasando.

─Daveen, hermanito ─dijo sentándose en el sofá, consiguiendo solo que la sabana cayese al suelo y ya no le cubriera nada. Era totalmente lampiño y no había nada que imaginar si se le veía. Su miembro viril sobresalía, con una erección, de entre sus piernas─. Padre se va a molestar si no te doy el mensaje.

─Y yo no necesito saber ningún mensaje ─dijo apretando la mandíbula. Estaba cansado de todo eso. No quería que siguiesen tocando el tema. Ya no le interesaba─. Sé lo que me vas a decir.

─Sí, yo tambien lo sé, supongo. Está molesto contigo, debes volver a casa y… blablablá… te vas a arrepentir ─dijo riéndose. Entonces se puso en pie.

─Pues dile que no lo haré, y listo. No pienso volver y verá como lo hago yo arrepentirse. Ya te puedes ir ─Daveen intentó respirar en calma, estuvo a punto de arrancarse el collar que le había dado Iseria, pero sabia que no le convenia hacerlo. No todavía.

─Sí, sí. Yo le digo ─siguió caminando en dirección a Daveen y lo agarró entre sus manos─. Aunque podríamos divertirnos antes de que me vaya… como en los viejos tiempos. ¿No crees?

─Bitzu, eso fue en los viejos tiempos. No pienso hacer nada de eso de nuevo ─comentó─. Prefiero que te vayas de inmediato.

─Pero vamos… te va a gustar ─le susurró al oído, jugueteando con su cabello negro.

Daveen estaba seguro de que no. Nunca le había gustado y, su único pensamiento sobre todo eso, era que se trataba de un juego de dominación. Su hermano mayor sobre todos los menores, desatando su mayor pecado: la lujuria. No quería recordar con lujo de detalles aquellos momentos.

─Cállate, es mejor que te vayas. Satisface tus deseos con los súcubos y los íncubos ─dijo. Apartó a su hermano, provocando que este se sorprendiera.

─Ay, no seas tan agresivo ─dijo riéndose. Se quedó a unos centímetros, sin moverse─. No parece que el hechizo de Iseria haya funcionado tan bien. Sigues siendo un violento sin remedio.

─Y tú no has aprendido a controlarte, porque sigues siendo el mismo depravado perverso de siempre ─comentó, quizás con gracia o tal vez con mas molestia. Él no entendía los sentimientos que llevaba dentro, salvo la ira. Esa siempre era constante y siempre estaba allí… casi siempre. Excepto cuando escuchó el ridículo sueño de aquella niña… viajar el mundo.

─No juegues con eso, Dave ─dijo, le acaricio el rostro suavemente─. Pues, supongo que si no tenemos más que hablar. Me voy ─dio un paso y comenzó a reírse─. Es broma, siento que tienes nuevas emociones. Quizás más afines a mí que a ti, ¿qué te pasó? ¿Quién me reemplaza en tu mente?

─Nadie. Vete ─dijo Daveen rápidamente, estaba furioso por esa mención. No era lujuria lo que él sentía… sino interés, un profundo interés por ella.

─Ay, siempre tan aburrido. Pues supongo que me voy, antes de que el poder de Iseria no pueda controlarte ─volvió a reír.

Se desvaneció entonces en el aire y Daveen se quedó de pie en la habitación. Envuelto en ira, sentimientos confusos y temor. Siempre sentía temor junto a la ira, eran los sentimientos que más tenía. Temía que su padre fuese capaz de hacerle algo, temía por no poder controlarse, temía nunca ser algo relativamente normal… y ahora temía que Bitzu la encontrase a ella y le hiciera algo. No estaba seguro del que, solo temía que le hicieran algo. Quería volver a verla, ver que estuviese bien. Una vez más no la lastimará, es solo una vez más. Quiero verla una sola vez más.

🖤🖤🖤

Capítulo de Daveen. Aparece uno de sus hermanos, ¿que opinan de él?

Y una pregunta sobre la frecuencia de publicación. ¿Cada cuánto les gustaría que actualizara?¿Una vez por semana, dos, tres... etc?

Gracias por leer esta historia ✨🥹

Amante del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora