Siempre hay una tercera vez
Por tercera vez en su vida, se encontraba tumbado en el suelo, al lado de la puerta de salida, con una botella pegada a los labios. Estaba bebiendo para olvidar el mal sabor que le había dejado volver a la habitación con sus compañeros de trabajo y ver como todo se encontraba lleno de vómitos y semen. Todos desnudos unos sobre otros, eso era peor que el perreo del que se había quejado. Y empezaba a pensar que la culpa no era de las barras, ni de los demonios, sino que de la misma mente que tenían aquellos seres. ¿Cómo era posible que esos puercos formasen parte de la misma especie que su adorada Jenna?
Es que no forman parte de la misma especie, ellos son simples humanos mortales y ella es una diosa... mi diosa. Pensaba mientras sentía como el vodka le pasaba por la garganta, no se asemejaba en nada a los Infernum Essentia que consumía en el palacio, pero su cuerpo humano parecía recibirlo bastante bien. Le gustaba la sensación que le provocaba, no lo admitiría, pero esa era la sensación más parecida al placer carnal que había tenido en toda su vida. Era verdad que no se emborrachaba con frecuencia, lo evitaba, pero si bebía con frecuencia debido al desinterés que le provocaban la mitad de las cosas que ocurrían en el palacio y para evitar que surgiese su molestia e irritabilidad a la superficie y terminase dañando irreversiblemente a alguien. Era ese motivo exacto por el que se encontraba bebiendo en ese momento, porque tenia tanta gente a la que matar. Prometí que seria un humano, que no usaría mis poderes.
La madre de Jenna, sus compañeros del trabajo, incluso el íncubo que le había cuestionado. Eran tantos... lo que no suponía ninguna sorpresa, siempre estaba molesto, siempre estaba irritado, siempre quería matar. Era algo que no podía cambiar, era el príncipe de la ira. Suspiró una y otra vez. Agarró un libro, escrito por una tal Olivia Abbey, que se llamaba El hombre perfecto. Iba por la pagina cien, de cuatrocientas. Algunos habian sido buenos consejos, como escucharla y apoyarla, cosas que a él le resultaron lógicas, pero desde la pagina sesenta a la doscientos era un montón de frases inútiles sin valor real. Como la de que debía hacerle pensar que tenía un montón de dinero y que su trabajo era ultra secreto, a Jenna le había resultado demasiado rara la situación.
Así que pasó a la pagina doscientos uno, llevaba desde la última vez que había leído el libro en esa sección. Hablaba sobre tomar la iniciativa, proponer citas, escribirle, hablarle, buscarla (dejándole su espacio), pero la parte que debió ser la principal del libro apenas acababa de surgir:
TOMA LA INICIATIVA PARA INICIAR UNA RELACION ROMÁNTICA
─ ¿Y porque esto no estaba en el prólogo? ─se preguntó con decepción─. Me le hubiese plantado enfrente y le hubiese dicho, ¿quieres ser mía?
Se molestó con el libro, los ojos se le tiñeron de rojo y siguió leyendo. Como habíamos establecido, a las chicas les encanta que el hombre tenga iniciativa propia y no sea un seguidor más, sino un líder. Una persona que pueda defenderla y apoyarla, así que debes ponerte bien los pantalones, pararte frente a ella y hablar con tu corazón. A continuación, te enumeraré los pasos a seguir para pedirle que sea tu novia.
Daveen dejó el libro a un lado, no necesitaba los pasos. Iba a hacerlo a su manera, ya tenía pensado en todo eso, solo necesitaba una confirmación. Si conocerla era suficiente, pues ya lo tenía. Jenna iba a ser su princesa, su reina y su diosa. Puso la botella a un lado y se paró del suelo. No contempló que los humanos eran infinitamente más débiles y se tambaleó de lo borracho que estaba. Se acorraló con la pared para evitar caerse y escupió al suelo, sentía un incomodo cosquilleo en el esófago. Quería vomitar, aunque se negaba a hacerlo.
Se puso firme y caminó tambaleante hasta su habitación. Como si fuese la cabeza de un desfile de borrachos, aunque con él bastaba, los demás borrachos lo ponían de los nervios.
Cuando estuvo en el cuarto, se dirigió directamente hacia el espejo y se miró por unos segundos, lanzó un par de suspiros y descubrió que su aliento estaba totalmente desinfectado. Así que procedió a poner su mirada más seria, sacó pecho y mostró su brillante sonrisa. Su aliento iba a ser mejor mañana, iba a comerse unos caramelos de menta. Entonces empezó a hablar, arrastrando las palabras y tartamudeando. Su cuerpo parecía no querer ser muy funcional en aquel momento.
─Jenna... tengo que decirte algo muy importante ─intentó practicarlo justo como lo pensaba, aunque ni él mismo escuchaba bien lo que soltaba por la boca─. Espero que no te parezca una afrenta, pero... eres la mujer más linda que he visto nunca. Me gustaría hacerte un regalo... es solo simbólico. Porque lo que realmente quiero regalarte es mi corazón, mi amor y mi fidelidad. Quisiera que fueses mi diosa, si no te importa. Me conformo con ser tu novio y caminar contigo tomados de la mano ─sus mejillas se encendieron, por un momento ya no importaba que estuviese borracho porque era como si no estuviese dentro de si mismo─. Perdón por ser un intenso. No es que quiera asustarte... es que de verdad me siento así. Eres demasiado buena, distinta, autentica... no sé como describirlo. Has sido demasiado buena conmigo. Tú eres como un cielo despejado y un sol brillante en mi vida misera y oscura. Quiero ser lo mismo para ti, quiero iluminar tu oscuridad con la poca luz que pueda albergar mi interior. Sin embargo, si no sientes lo mismo, todavía quiero ser tu amigo. Hablar contigo y sentirme especial por un momento, aunque sea.
Se fue quedando sin aliento mientras hablaba, recordaba perfectamente lo que decía, pero no estaba convencido. No era suficiente lo que intentaba decir, frente a lo hermosa y linda que era Jenna, tenía que conseguir otras palabras. Algo que no fuese a asustarla... algo que no pareciese tan débil. Ella no puede saber que es el motivo de mi obsesión, eso va a alarmarla.
Alzó la mirada y vio la imagen en el espejo, no era la de un humano ordinario. El aura roja que lo cubría era maligna, como lo era su propia esencia. Aunque odiase la idea, él era malvado, odioso, un jodido demonio ordinario. Lanzó un suspiro de frustración y se alejó del espejo, se tumbó en la cama, con la cabeza dándole vueltas, con las mil emociones que lo cruzaban intentando salir. Por primera vez en su vida, las lágrimas que desprendía eran de dolor y angustia. Le rompían su pequeño corazón humano.
El colchón las absorbía sin ninguna dificultad, mientras él se mantenía boca abajo en la cama. No quería salir, no quería saber de nada, porque sabia que era un fracaso. Como iba a resultar todo esto, si solo era un hijo demoniaco, un ser perdido de la luz del cielo... ¿Y si simplemente Jenna no es para mí?
Sintió como se desangraba por dentro, no realmente, solo era una metáfora... y a la vez era lo más real que había sentido, luego del corazón palpitante cuando los ojos azules se posaban sobre él. Iba a hacer lo que estuviese en su mano, ¿no?
Ella no merecía menos que ser su diosa, solo la de él... no la de ningún sucio mortal que no pudiese tratarla como ella lo merecía. Y si no era de él, él se encargaría de que el hombre que se la llevase fuese perfecto... sino, sufriría la ira de todos los demonios. Porque ella no merecía nada más que eso... ser feliz, con alguien perfecto para ella. Alguien que le sacase una sonrisa.
─Yo voy a hacerla mía, ella es mía ─dijo, sus pensamientos eran difusos─. Mataré a quien ose apartarla de mi lado.
Unas líneas rojas se dibujaron en su carne, era doloroso, ser humano era doloroso. Estaba en una mezcla de miedo, rabia y aceptación. No sabía que era lo que realmente sentía, ni siquiera había un motivo para sentirse así... solo que era un niño muy frágil.
─Listo, mañana le diré que la amo ─dijo entonces, murmuró. Una suave sonrisa se dibujó en sus labios y continuó─. ¿Lo has oído, Bitzu? ¿Lo has oído, padre?
Hablaba con verdadera ira, como si esas emociones que hubiese reprimido por años estuviesen liberándose. No tenía sentido, si Iseria lo había vuelto humano. Esas contradicciones no tenían sentido... entonces Ella está muerta, algo le ha pasado a Iseria.
La magia del collar se había debilitado. Suponía que esa felicidad que guardaba como humano tambien lo haría en algún momento, su lado demoniaco y su lado humano tendrían que chocar. Ambas partes aman a Jenna, eso no sería un problema.
❤️🔥❤️🔥❤️🔥
Lo siento, lo siento 🥺 pronto van a tener que conocer a la peor versión de Daveen. Y también lamento otra cosa que va a pasar, pero eso sí es spoiler 🤕
¿Qué opinan de este capítulo?¿Y que creen ahora de Daveen?
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Amante del Infierno
FantasyJenna es una escritora frustrada y Daveen un hombre obsesionado con ella. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Tras la muerte de su padre, Jenna se ve obligada a acogerse a una rutina que destroza todos sus sueños y la aleja lentamente de las letras. El trabajo en el que e...