🩵 | Una situación de amor

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Una situación de amor

Ya era hora de irse, tenía que ir a buscar a Jenna. Se encontraba en una librería, lo sabía porque lo había revisado. Al final, no durmió nada y se quedó escuchando las bitácoras de Nívea, su dulce darling. Media hora antes lo que le había dicho Raffaello, se vistió con una camisa azul y unos pantalones negros. Se colocó las botas de lana que tanto le gustaban y se fue del apartamento. Llegó apenas una hora después al centro de la ciudad, donde se encontraba un enorme parque, rodeado de tiendas.

El apartamento no quedaba tan lejos a pie, apenas a una cuadra. Quedando de vecinos de atrás de las tiendas de ropa de la avenida. Era demasiado consciente de ello porque solía ir allí cuando podia y se gastaba un par de dólares en su vestimenta cuando podia, aunque era acertado mencionar que vivía a expensas del dinero que Raffaello le daba. En el puesto de papas no era que le pagasen como si trabajase para el gobierno ni nada de eso, estaría en la calle si fuese por eso. Razón número diez por la que me casaría con Ruffo. Una sonrisa bromista se posó en su rostro y continuó caminando en plena avenida.

Ya estaba oscuro cuando salió, pero podia distinguir el color azul oscuro que teñía el cielo. La noche le daba un toque de vitalidad a su cuerpo que no podía evitar aceptar con gran emoción. Era una vitalidad juguetona. Su mente no paraba de pensar en bromas mientras caminaba por la acera viendo cada local por el que pasaba. Jordan's Boutique, Coffee Ride y, el que más llamó su atención, Love Potions, dirigido por una jovencita de cabello rosado. Chocaron miradas por un instante mientras él pasaba por allí. No fue nada más, pero él pudo percibir el aura de cupido que emanaba de esa muchacha.

Por un instante se debatió en detenerse, acercarse a la tienda y preguntarle su suerte en el amor. La orden de Ruffo sonó fuerte en su mente, así que continuó unos instantes, pero se devolvió antes de cruzar la carretera. Ay, vamos, esto no tomará mucho tiempo. Se convenció antes de acercarse a la puerta y entrar.

El aroma a muérdago y rosas invadió su nariz. Sonrió y se acercó a la muchacha que se encontraba en el mostrador. Traía unos audífonos de música, uno colgando en su hombro y el otro sobre su oreja. Su mirada risueña se posó sobre él y canturreó:

─Love Potions, con el amor a la orden del día. ¿En que puedo servirle?

─Una linda cupido, ¿no? ─comentó, dando a entender que él tampoco era humano─. Me interesaría saber mi suerte en el amor.

─No, no soy cupido. Supongo que eres un protector ─dijo con la misma sonrisa. Se puso de pie y salió del mostrador. Vestía un delantal rosado con unos polvos y líquidos en unos frasquitos─. Yo soy Ivone Marea, la aphirida. Podemos intentar ver tu futuro en el amor.

Ivone se acercó a él, mientras Atticus comenzaba a sentirse extraño ante aquella confesión. No esperaba en absoluto lo que ella le había dicho.

─ ¿Desde cuando una aphirida quiere vivir en medio de una ciudad? ─preguntó. Le extendió las manos a ella para que hiciese su magia.

─No creo que te interese mucho la razón. Debes ser un protector muy ocupado ─le tomó ambas manos y vertió uno de los líquidos rosados que se volvió negro en las manos del hombre. Atticus enseguida se apartó nervioso.

─Sirves al demonio ─sentenció. Se miró las manos y se dio cuenta de que no tenía nada.

─Eres candidato a quedarte solo hasta que abandones este mundo y sigas la luz ─dijo con una suave sonrisa─. No, no sirvo al demonio. Ni siquiera sabía que había demonios por aquí.

─No esperaba algo distinto. El amor me huye como yo le huyo a las deudas.

Ambos soltaron una carcajada. La chica tenía las mejillas ligeramente sonrosadas, Atticus pensó que era demasiado linda. La perfecta mezcla entre la dulzura angelical de un cupido y la belleza sexual de una sirena. La ropa que elegia le quedaba perfecta, le sorprendía como no tenía tantos admiradores.

─Y no me has dicho entonces que te ha traído hasta un sitio sin mar.

─Que no haya mar, ¿no te parece una buena razón?

─Una sirena que no quiere ver el mar.

─Un cupido que no puede ir al cielo ─continuó─. Sin derecho a vivir el amor verdadero.

─Nada te lo impide. Podrías buscarlo, todos se enamorarían de ti.

─Por el físico.

─Como todos.

─No ─volvió a decir ella─. Supongo que proteges a alguien... ¿será esa chica pelirroja?

─Adivinas bien.

─Una niña que ha sido capaz de enamorar a un príncipe de la oscuridad. ¿No te parece melodramático? ─dio un suspiro─. Ella es su ángel.

─Suenas como si esta situación no te pareciese horriblemente oscura.

─No lo hace. Yo cupido los flecharía ─dijo con una sonrisa─. Los vi y me embriagué del amor que profesan entre ellos.

─Pues recuérdalo, porque yo no debo dejar que él se la lleve.

─Él podría protegerla mucho mejor que tú.

─Haz silencio, estás loca ─murmuró Atticus, alejándose de la chica de cabello rosado.

─Sepáralos y verás como el mundo se destruye.

─ ¿Es una amenaza? ─preguntó. Se fue acercando a la puerta con desencanto. La abrió y se quedó allí mirando a la mujer.

─No. Solo es una advertencia ─lanzó un suspiro─. Yo esparzo amor, no guerra.

Y entonces Atticus se marchó. Sentía un peso en el pecho, pero no sabia a que se debía. Eran sus emociones revueltas que ni siquiera él podia controlar. Quizás su deber hubiese sido hacer lo que Ruffo le había pedido y no detenerse, pero ya no podía cambiar el pasado y continuó con el afán de encontrar a Jenna allí... leyendo libros de amor. 

❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥

Atticus ahora la va a tener más difícil para separar a Daveen y Jenna 🤣🤣🤣 y van a pasar cositas, se viene un pedazo de drama 🥰

No sé si recuerdan a Ivone o así 🤭 ¿que les parece ahora?

¿Quién es su personaje más odiado hasta ahora?¿Y quién es el favorito?

Amante del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora