𝐃𝐈𝐖 | ❝ Puedo ver a la muerte, y está caminando ❞
Eris Weasley era diferente, y ella sabía que lo era. Jamás se había sentido completamente participe de su familia, quienes al parecer tenían una fuerte rechazo por la inocente niña.
Un aura oscu...
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XX. LADRONA WEASLEY
A la mañana siguiente se llevó a cabo la audiencia de Harry en el ministerio. El joven había sido atacado en sus vacaciones por dementors y había realizado el encantamiento Expecto Patronum delante de un muggle, lo que le había costado la expulsión de Hogwarts y esa misma mañana se había llevado su audiencia en la que sería juzgado ya que realizar magia frente a una persona no mágica era, no solo motivo de expulsión del colegio, sino que también era ir contra las leyes del ministerio, lo cual podía causar el encarcelamiento de Harry Potter. Ese día, Eris se despertó unas horas después de que Harry volviera de su audiencia. Todos habían querido preguntarle como le había ido, aunque Harry había vuelto de un mal humor especial y había ignorado a todos para irse a su dormitorio, junto a Ron y Hermione, que habían insistido en acompañarlo.
Se había enterado por Sirius que no lo habían expulsado del colegio, por lo que no comprendía el enfado de Harry Potter. Y fue recién esa misma noche cuando por fin pudo hablar con el chico de lentes.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Eris se sobresalto ante la voz del joven y se volteo a mirarlo. Al notar que no se trataba de un ladrón se relajo y le dedicó una sonrisa de amabilidad.
Ya era la medianoche y todos estaban dormidos, pero Eris había bajado por un vaso de agua a leer las cartas que había recibido durante el día. Adoraba hacerlo, sobre todo porque durante ese último tiempo le había costado dormir, cada vez que cerraba los ojos no podía evitar que su mente repitiera una y otra vez los acontecimiento del Torneo de los Tres Magos del ciclo anterior.
—No podía dormir. ¿Tu?
—Lo mismo, supongo —contestó el chico, tomando asiento en la mesa de la cocina junto a la pelirroja—. Tu hermano ronca mucho —añadió, iniciando la risa de la joven, contagiando la suya propia.
