01 | 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲.

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I. CEDRIC DIGGORY


El cementerio estaba desierto, no había ni un alma allí, excepto la de una mujer que yacía con suma tranquilidad frente a una de las tumbas. La lápida no se veía ya que estaba cubierta por maleza y enredaderas. Parecía abandonada. Una mano de la mujer se dirigió hasta su capucha color negra que cubría todo su rostro y se descubrió, mostrando a una bella mujer pelirroja con unos ojos azul profundo que encantaban a cualquiera.

Esos ojos azules que una vez estuvieron cargados de emoción y desbordados de felicidad, ahora estaban caídos, tristes, sin su brillo habitual. La joven tenía unas bolsas debajo de sus ojos que resaltaban y contrastaban casi cómicamente con su pálida piel. 

La joven se agacho y dejo que sus rodillas tocaran la horrible hierba del suelo. Su vestido blanco se ensucio, pero ella no pareció notarlo y si lo hizo entonces no dio ningún signo de que le importara. Llevo una de sus pequeñas manos a un bolsillo de su capa y extrajo una pequeña navaja con el mango azul y comenzó a apartar la hierba de la lápida hasta que en un sucio negro se llegaron a distinguir las palabras: Gellert Grindelwald. 

Unos pasos se comenzaron a escuchar, acercándose a la bella mujer, pero esta no dio indició de importancia. 

—Llegas tarde, Lestrange —la profunda voz de la femenina se escuchó completamente fría, y sin despegar los ojos de las palabras escritas en la tumba, dijo—: ¿Tienes lo que te pedí?

El hombre curioso dejó caer con brusquedad un bolso andrajoso en el césped, justo al lado de la mujer, quien al instante lo abrió y comenzó a revisar las cosas, cuando por fin estuvo satisfecha, murmuró: 

—Muy bien, puedes marcharte. 

El joven no tardó en hacerlo y simplemente se fue de allí, alejándose de esa mujer que tantos problemas le había traído a su vida, cumpliendo así su última deuda con ella. 

La mujer sacó del bolso unos ingredientes y comenzó a preparar una poción desconocida, frente a la lápida de Salazar Slytherin. 

Se desgarró la mano con la navaja y dejó caer su sangre en la poción y revolvió, revolvió hasta que la muñeca le dolió y hasta que el líquido se tornó verde oscuro, casi negro y fue en ese instante que supo que la poción estaba lista. Tomó su varita mágica y apunto al liquido para luego comenzar a murmurar cosas en latín repetidas veces. 

𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇 𝐈𝐒 𝐖𝐀𝐋𝐊𝐈𝐍𝐆 | Draco Malfoy | © EN PROGRESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora