𝐃𝐈𝐖 | ❝ Puedo ver a la muerte, y está caminando ❞
Eris Weasley era diferente, y ella sabía que lo era. Jamás se había sentido completamente participe de su familia, quienes al parecer tenían una fuerte rechazo por la inocente niña.
Un aura oscu...
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V. OJOLOCO MOODY
Eris se sintió completamente incómoda mientras todas las miradas del Gran Comedor estaban puestas en ella, o al menos así lo sentía. Se bajo la falda lo más que pudo, poniendo una mueca en su rostro, mientras Pansy y Daphne caminaban cada una a un lado de Eris, enviando sonrisas a los curiosos que las miraban.
La Weasley no tenía idea de lo que ellas estaban haciendo. Lo cierto era que la pelirroja era muy hermosa, aunque ella no lo creyera, Cedric se lo decía constantemente, pero Eris no pensaba igual que él.
Por un instante, se sintió estúpida por pensar que las miradas iban dirigidas a ella, era obvio que todos observaban a Pansy y a Daphne, como siempre.
Comenzó a caminar hasta la mesa de Hufflepuff, más específicamente, hacia un grupito de estudiantes de séptimo año, entre ellos Cedric Diggory.
Max Perwin señaló en su dirección y los del grupo voltearon a verla, algunos con expresiones de sorpresa. Cuando Cedric la observó le sonrió con normalidad y luego volvió a mirar a sus amigos para continuar su charla, pero se debió de percatar de algo, ya que volvió a voltear con rapidez y a mirarla con los ojos bien abiertos. Su mirada la inspecciono y luego a sus acompañantes y entonces, una sonrisa burlona se posó en sus labios.
—¿Te sientas con nosotras, Eris? —preguntó la chica Greengrass con una radiante sonrisa.
—Ehh... No, lo siento. Voy con mis amigos —señaló a los Hufflepuff y Pansy soltó un pequeño bufido burlesco.
—Cierto —rodó los ojos—, por un momento me olvide que eras la chica más suertuda del mundo por ser la amiga del chico más codiciado del colegio.
—¿Qué?
Pansy no dijo nada y solo comenzó a caminar arrastrando a Daphne de un brazo. La pelinegra le envió un beso y se sentó en su lugar habitual en la mesa de Slytherin, junto a Malfoy.
Eris frunció el ceño, pero no le dio demasiada importancia y solo caminó hasta su amigo para sentarse junto a él.
