CAPITULO 30

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La vida de un demonio siempre ha sido extensa.

Son tantos los años que viven, que corren el riesgo de sentirse vacíos, obligándose a buscar algo que los llene. Algo que sea significativo.

De no ser derrotados por otros demonios, nunca llegarían a conocer lo que es la muerte.

El alma vacía de un demonio puede llegar a ser un buen lugar para guardar odio, desesperanza, tristeza, locura.

Los demonios más poderosos son aquellos que están completamente lejos de descubrir un amor, una felicidad, un sentimiento de estar completo.

El poder, es lo único que los libera de la locura, o eso es lo que todos los demonios creen.

Mientras más tienes, menos necesitarás tener.

Se sumergen en un sentimiento de soledad disfrazada de poder, y liberan su tristeza en forma de ira.

"El demonio más poderoso, quien termina gobernando a todos, el gran vendedor, es quien más, solo se siente, y por más que consiga nunca logrará llenar ese vacío en su podrido corazón. Se hunde sin saberlo"

Esas fueron las últimas palabras, de uno de los tantos adversarios, antes de ser destruido por el demonio de los sueños, Bill Cipher.

Recuerda haber soltado una carcajada al escuchar esas patéticas palabras. Bill nunca ha tenido tiempo de sentirse solo o vacío. Para él, los sentimientos te vuelven débil y patético. Tal como ese demonio, del cual ahora, ni los restos quedaban.

— solo los débiles tienen sentimientos — respondió de manera macabra mientras esparcía su poder a su nuevo reino — y por lo que veo, tú eres uno demasiado débil

Y fue así, como Bill Cipher fue destruyendo imperios, hasta convertirse en el más temido de todos.

(...........)

Bill abrió los ojos. En sus brazos yacía un cuerpo pequeño y cálido.

Con una sonrisa ocultó su rostro entre esos cabellos castaños.

Sin poder evitarlo, enredo sus piernas en aquel cuerpo y las atrajo más hacía él para apresarlo en un abrazo fuerte haciendo que aquel cuerpo cálido se removiera.

Respiró profundamente y luego soltó el aire lentamente.

Un sentimiento apresaba su pecho, se sentía tan feliz que creía que podría explotar en cualquier momento. Entre sus brazos se encontraba Dipper Pines. Su ángel.

El cielo se encontraba oscuro, se supone que ya debería haber amanecido, pero Bill no quería salir de la cama. Por lo que ahuyentó al sol solo por unas cuantas horas más.

Los recuerdos del día anterior llegaron a su mente.

Se supone que debía ser el día más feliz de todos, pero no, ese día solo sirvió para darse cuenta de todo lo que le está sucediendo.

Ayer, sintió por primera vez lo que era tener miedo, un miedo que amenazaba con quebrar sus huesos, sintió que estaba perdiendo todo.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal, al imaginarse una vida sin estar al lado de su ángel.

Nuevamente apretó con fuerza el cuerpo frágil de su amado, temía soltarlo y que por arte de magia, este  desapareciera.

Todos se equivocaron al llamarlo loco. Él no está loco. El poder aún no lo ha cegado como muchos creen. Sus adversarios desperdiciaron sus últimas palabras al decirle que era un ser lunático.

Porque no lo estaba.

Pero estuvo a punto de hacerlo, de enloquecer.

Fue cuando Dipper, decidió alejarse de él, fue cuando Dipper, cruzó esa puerta. En ese momento enserio estaba por volverse loco.

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