Promesas falsas

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Ya no quiero esperarte cada noche
y sentir que el corazón me sarsena.
No quiero preocuparme porque van treinta llamadas
y aún no contestas.

Si yo no te importo a ti,
¿por qué deberías de importarme a mí?
Es difícil vivir con la prepotencia.
Tú hablas de querer libertad,
Y yo de que mantengas la responsabilidad.

Parece que contarte mis necesidades
es lo mismo que condenarte.

Haces que pierda el entuciasmo a intentar hablar,
porque sé que no te interesa.
Solo lo haces para calmarme,
pero no vas a cambiar.

No importa cuántas veces te lo supliqué,
me distraían tus ojos tristes.
Eran suficientes para doblegar mi razón
e ignorar que segundos antes
sentía que me abandonaste.

Pero cambió hoy,
tú panfleto ya no me sirve.
Tus muecas no me conmueven.
Me cansé.

Ya no quiero que me importes,
ya no quiero que me duela.
No sabes cómo desearía
hacerte lo mismo,
pero yo no soy así.
Yo sí pienso,
yo sí me preocupo
y no quiero que las consecuencias
de mis acciones
te afecten a ti.

Y parece todo lo contrario para ti,
vas tirando los platos,
los vasos con tu mano estirada
sobre la mesa tal cuál gato,
y yo me quedo en el piso
con los pedazos de cerámica y de vidrio.

No puedo seguir así,
así que piensa por primera vez en mí,
fuera de tu historia lastimera
dónde te lastimo más yo
cuando pido que te quedes.
Si dices que me quieres,
¿por qué es tan difícil verte?

Parece que vuelves al pasado.
Yo ya no quiero ser la niña que llora
por su hermana ausente
mientras que ve cómo sus padres
la critican.
No quiero tener tus responsabilidades
y tener que defenderte
mientras tú ni siquiera notas
el esfuerzo que hago
por mantenerme fuerte.

Si quieres ser feliz, vete de aquí.
Porque tu felicidad me la cobran a mí.
Eres muy cegada a la luz de afuera,
la persigues, y cómo siempre
yo debo de explicar por qué te fuiste,
mientras me quedo a oscuras
porque es peor irse dos que irse una.

La única razón por la cuál
no te has ido de casa
es que no te sientes apta,
no soy yo.
No es por mi.
Siempre me prometes que estarás ahí para mí,

¿pero dónde es eso?

¿Al lado de tus amigos o del imbécil que está contigo?

¿De qué me sirve tu dinero si solo es el mínimo rastro de ti?

Ya no quiero que me duelas,
ya no quiero que me preocupes,
ya no quiero ser yo la que recoge los platos que rompes.
No me abraces ni intentes besar mi mejilla,
encararme ya no me hará hablar. 

Ya no soy tu hermanita chiquita,
ella se quedó llorando en un rincón
mientras su familia lloraba
y su hermana intentaba fugarse.
Ya no voy a esperarte.

Eres la persona
que más me ha hecho llorar
en mi vida.
No intentes arreglarlo con palabras
si los hechos son los mismos.
Ya no sirve, porque quién cambió fui yo.

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