27 - For The Dancing and The Dreaming 『End』

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E incluso si es sepultada bajo la nieve, jamás olvidaremos el calor de esta esperanza.

El calor de aquel día en que nacieron promesas inquebrantables.

Apenas una media hora exacta pasó desde el punto donde terminamos y sobra decir que manejar una situación como aquella fué una experiencia de lo más curiosa para los Dioses.

Cuando Arck llegó con una Itsuki que parecía haber sido arrastrada por un huracán, naturalmente sus hermanas casi se la arrancan de los brazos en un golpe de pura preocupación. Afortunadamente el hecho de que lo más grave que la peli-roja tenía fuera su tobillo torcido hizo una tarea decentemente sencilla el convencerlas a todas de que no había nada de lo que preocuparse y que aquello no era nada más que el resultado de una desafortunada caída.

Lo que, para ser justos, no era completamente falso. Demonios, no era falso en lo absoluto. El asunto es que estaban pecando por no entregar la información completa pero hey, no puede haber daño si nadie se entera jamás.

Y ese era el plan.

Después de la agitación inicial y algunas cuantas palabras para transmitirle a la menor lo felices que estaban de verla — por la mayor parte — en una sola pieza, se dedicaron a hacer algo concreto al respecto.

Así es como terminaron así.

—¡Ow!

—Ya lo sé, ya lo sé. Solo te dolerá un momento así que por favor coopera conmigo mientras los analgésicos hacen su trabajo, que fué bastante difícil tener que lidiar con tu amigo el albino más temprano.

—Uh... Lo lamento.

—Haaa. No me prestes atención, eso solo fueron las quejas de una vieja muy cansada. Nada importante.

—¿Al menos le pagan lo suficiente por estar aquí con lo jodido que ha estado el clima?

—Ja, ja, ja. Ay niño, si supieras...

—Eso es un no, supongo.

—Bruh.

Para estos momentos la sobre explotada enfermera del hostal se encontraba terminando el tratamiento simple que aplicó para la quinta de las hermanas Nakano en una habitación rodeada de sus amigos y familiares presentes, obviamente. Se ganaron un buen sermón en cuanto le avisaron lo sucedido pero lo cierto es que tan rápido como se puso a regañarlos, de igual manera hizo su trabajo así que se notaba que estaba entregada a su responsabilidad.

Solo que, como ya lo dijo, la pobre estaba agotada y se le notaba.

—Afortunadamente nada de eso es particularmente serio para lo que pudo ser. Ventajas de que nevara, probablemente. —Informó, exhalando con satisfacción al terminar de cubrir los golpes y demás afectaciones en el cuerpo de su paciente. —La mayoría habrá sanado para mañana o pasado sin problemas, pero ese tobillo hará que caminar a gusto sea básicamente imposible. Evita moverte distancias largas y no lo apoyes en el suelo, si puedes hacer que alguien de aquí te cargue, asombroso. Entre menos esfuerzo más rápido podrás volver a correr.

—Uh, okay. Entiendo.

—¡Nos aseguraremos de que no mueva ni un dedo! —Exclamó Yotsuba desde el fondo.

—¿Puede decirnos que debemos darle mientras tanto? —Nino dió un paso al frente, la enfermera asintió lentamente.

—En un segundo les dejo las instrucciones escritas, pero recuerden que si algo pasa tendrán que buscar a alguien calificado de cualquier modo. Todo este frío podría hacerla sentir incómoda por si acaso... ¡Ah, y por cierto! —Se volteó a mirar al que según ella era el responsable entre ellos. —Tú.

Tutores DivinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora