26 - For the Dancing and the Dreaming 『III』

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Pese a todo, la vida continúa. Esas palabras no paran de volar con el viento.

Luego de lo que sin duda podemos describir como una noche repleta de eventos inesperados  — a falta de mejores palabras que le hagan honor al desastre que fué todo eso, fuera lo que fuera. — las cosas se desarrollaron como uno esperaría.

Ciertamente, hubo mucho que tragar, pero lo cierto era que lo que le sucedía a una parte tan pequeña de las personas en ese lugar no iba a afectar al resto en lo más mínimo, así que no mucho cambió al mirar desde el exterior.

Si ponías más atención a algo más allá de eso, sin embargo... Era una historia diferente.

—¿Estás segura de que deberíamos estar cargando con esto? —La primera voz que se dió a conocer en ese pasillo silencioso en el que estaban fué la de la quintilliza de cabello castaño. Veía a Yotsuba, su hermana con más energía, y se mostraba ligeramente preocupada por las acciones que las llevaron a estar ahí. —Quiero decir, ¿No sería lo más correcto simplemente pasar, dejar nuestros saludos y darles espacio?

—Miku tiene un buen punto. —Itsuki también estaba presente, y se encontraba igual de incómoda por las mismas razones que su hermana mayor. —¿Realmente deberíamos estar irrumpiendo así?

—¡Está bien, está bien! —Aseguró la peli-naranja, arreglando felizmente el listón de una caja de regalo mediana entre sus manos. —Tampoco soy tan despistada, entiendo que extender mucho nuestra estadía sería insensible e irresponsable, así que haremos esto rápido. ¿Okay?

—Hmmmn. —Miku murmuró, no del todo convencida pero al menos satisfecha. Porque honestamente probablemente eso sería lo mejor que conseguiría viniendo de Yotsuba.

—Okay... —La peli-roja directamente se rindió. —¿Estas lista?

—¡Nací estandolo!

—Vamos entonces. Entre más rápido nos encarguemos de este asunto mejor. —Dijo la castaña.

A esto la menor solo suspiró y continuó caminando detrás de sus hermanas.

Pasados unos dos minutos más llegaron a su destino, la puerta a una de las habitaciones de un edificio un poco alejado de donde los estudiantes se hospedaban. Edificio que tenía una buena razón para estar ahí, y también ellas, considerando por qué necesitaban ir ahí en primer lugar.

Yotsuba golpeó la puerta con cuidado un par de veces y esperó.

—Pueden pasar, la enfermera dijo que estaba bien. —Hasta que recibió el visto bueno para avanzar, y así lo hicieron.

Lo primero en asomarse al interior de la habitación cuando la puerta se abrió fué el enorme lazo verde de la Nakano menor de las dos que llegaban, y luego le siguió el resto de su cabeza, que registró rápidamente el lugar hasta que encontró lo que buscaba. Mejor dicho, las personas a las que buscaba.

—¡Yo~! —Saludó la chica, susurrando por si acaso.

—Hey Yotsuba, madre mia compañera. ¿Qué haces aquí?

—Buenas.

—No tienes que susurrar, realmente no hace ninguna diferencia.

Apenas se presentó fué recibida de una vez por tres de sus cinco tutores, algo que se repitió cuando le reafirmaron que podía entrar y le dió espacio a Miku para que también lo hiciera, aún si ésta se limitó a inclinarse un poco silenciosamente por ser respetuosa con todo y que pudo escuchar que no tenía que.

—Vaya timing, Juntarou se fué hace poco. —Informó Red.

—Woah, ¿Uesugi estuvo aquí antes que nosotras?

Tutores DivinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora