14

30 13 6
                                    

Laura

Habíamos escapado de los zombies y nos escondidos en un edificio abandonado hace mucho y que sabía que vivían algunos indigentes.

Un débil rayo de sol atraviesa una grieta en la pared, dibujando un trazo de luz sobre la cara de Anna. Su respiración es suave, y su rostro tiene un aspecto tranquilo que me llena de un alivio que no puedo explicar.

Le acaricio la mejilla, un gesto casi inconsciente, y siento la calidez de su piel bajo mis dedos. El suave sonido de sus latidos me tranquiliza.

-Eres tan linda -le susurro, sintiendo mi corazón latir desesperado.

Ella abre los ojos lentamente, regalándome una pequeña sonrisa.

-Laura -dice abriendolos por completo-, Estaba soñando contigo.

-¿Conmigo? -pregunto, sintiendo que mis mejillas se enrojecen.

-Sí -responde, acercándose un poco más, sus ojos se clavan en los míos-. Con lo valiente que eres, con lo fuerte que eres.

-No soy tan fuerte-le respondo, sintiendo una punzada de tristeza.

-No -dice ella, su mirada se suaviza-. Eres fuerte, Laura. Eres mucho más fuerte de lo que crees

Sus palabras me conmueven, me llenan de un calor reconfortante que se extiende por todo mi cuerpo.

Me siento tan cerca de ella, tan protegida, como si la pared de este lugar se hubiera convertido en un escudo impenetrable que nos protegiera del mundo exterior.

Navek se mueve ligeramente, dejando escapar un pequeño gemido. Se incorpora, apoyándose en su mochila, y frunce el ceño.

-Buenos días, durmientes -dice con una sonrisa-. Esperaba que estuvieran listas para partir

-Solo necesitamos un poco de tiempo para... para organizar nuestras cosas -le digo.

-Sí, claro -él rodea los ojos-. Aunque no veo qué es lo que necesitan organizar. No tenemos mucho

-Tenemos a Anna -la señalo con mi dedo pulgar.

Navek entrecierra los ojos, mientras coloca las manos en su cintura.

-¿A qué te refieres?

-A que ella... a que ella... -tartamudeo, sintiendo que las palabras no pueden salir.

Anna se incorpora, me mira a los ojos y me sonríe.

-Navek, por favor, no te preocupes. Todo está bien

Su voz es calmada, tranquilizadora. seguridad que me da confianza.

Listos para abandonar el almacén, Anna se acerca a mí, me toma la mano y se acerca a mi oído.

-Gracias por quedarte conmigo, Laura -me susurra.

-No te preocupes - digo suavemente y dejo un beso en su mejilla-, siempre estaré contigo".

Ella me muestra una sonrisa tímida, una sonrisa que hace que me derrita. ¿Qué es esto que siento? Esto que es tan difícil de entender.

Y aunque el camino que tenemos por delante es incierto y peligroso, sé que lo recorreremos juntas.

La puerta de la casa cruje al abrirse, como un gemido de agonía que se expande en el silencio del dia. La luz del sol nos golpea de frente, cegándonos por un instante. Navek se adelanta, con su cuchillo en la mano, explorando el terreno con cautela.

-Todo claro -dice, después de unos segundos-. Podemos ir.

Anna y yo salimos, cerrando la puerta con cuidado detrás de nosotras. El aire fresco nos golpea la cara, cargado de un aroma a tierra húmeda y descomposición.

La Cacería ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora