En una época del Renacimiento donde el intelecto y el encanto son armas poderosas, 𝗣𝗮𝗿𝗸 𝗝𝗶𝗵𝘆𝗲, una joven de diecinueve años, se embarca en un cautivador juego de seducción. Sus tres pretendientes, cada uno con un rol crucial en su vida, cae...
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Desperté con una sensación de anticipación, y mientras me preparaba para el día, no podía evitar reflexionar sobre la conversación de la noche anterior con la joven Jihye. Su propuesta de tratar nuestros encuentros con una mayor familiaridad resonaba en mi mente, creando un eco de inquietud y curiosidad. El equilibrio entre el respeto formal y la proximidad sugerida sería un desafío delicado, pero uno que estaba dispuesto a aceptar.
Tras un desayuno temprano y una breve revisión de mis materiales, me dirigí a la mansión Park para comenzar las lecciones. El despacho donde se llevarían a cabo las clases había sido preparado con meticuloso cuidado y sobre la mesa reposaban diversos textos y manuscritos, preparados para el estudio.
A mi llegada, la joven Jihye ya estaba en el despacho, sentada con un aire de concentración que contrastaba con la informalidad de nuestra reciente conversación. Vestía una simple túnica de lino, su cabello recogido en un moño sencillo pero elegante. Al verme entrar, se levantó con una sonrisa que iluminó la habitación, su actitud era una mezcla de seriedad y entusiasmo.
—Buenos días, señor Kim —Saludó ella con un tono que denotaba tanto respeto como una familiaridad incipiente—. Estoy ansiosa por comenzar nuestras lecciones. ¿Cómo procederemos hoy?
Sonreí ante su entusiasmo y tomé asiento en el lugar que se había dispuesto para mí. Recogí un manuscrito y lo coloqué sobre la mesa entre nosotros.
—Hoy, comenzaremos con una introducción a los fundamentos de la poesía y la retórica clásica —Respondí—. Mi intención es no solo ofrecerle una comprensión teórica, sino también invitarle a un ejercicio práctico que le permita experimentar la esencia del arte literario.
Ella asintió con interés y se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos reflejaban una mezcla de curiosidad y expectación.
—Estoy preparada para todo lo que quieraenseñarme —Recitó ella, y su tono sugería un deseo genuino de aprender, pero también una agudeza que no podía pasar desapercibida.
Iniciamos la primera lección con una discusión sobre los grandes poetas y oradores de la antigüedad, sus técnicas y sus influencias. Mientras hablaba sobre los principios de la poesía, ella mostró un entendimiento intuitivo y una habilidad para captar conceptos complejos con asombrosa rapidez. Sus preguntas eran penetrantes y sus observaciones, agudas, revelando una mente bien entrenada y ávida de conocimiento.
—¿Cómo influyen las reglas de la métrica en la estructura emocional de un poema? —Consultó, con una expresión que indicaba tanto interés como un reto intelectual.
—Las reglas de la métrica no solo ofrecen una estructura rítmica, sino que también guían la cadencia emocional del poema —Protesté—. La métrica puede intensificar el efecto emocional del verso, dándole una musicalidad que realza el contenido lírico.
