ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ
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Me encontraba absorto en la contemplación de un antiguo manuscrito cuando el eco de mis pensamientos fue interrumpido por el dulce recuerdo de los días pasados. El beso que compartimos, la joven Jihye y yo, persistía en mi memoria como un susurro embriagador, un tenue aroma de anhelo que no lograba disiparse.
No obstante, mientras el tiempo avanzaba con la lentitud propia de una mañana en la que la esperanza se entrelaza con el deber, me veía inmerso en la reflexión de mi situación actual. La autorización del señor Park para que nos conociéramos mejor era un regalo precioso, una apertura a la posibilidad de profundizar en la relación que había comenzado a florecer entre nosotros. Sin embargo, el beso que le ofrecí, aunque sincero y cargado de mis más profundos sentimientos, parecía haber sido solo el preludio de algo aún más grandioso que deseaba alcanzar.
Cada gesto de la joven Jihye, cada mirada furtiva, avivaba en mí un fuego que no podía ser apagado. La incertidumbre de no haber conquistado aún su corazón en su totalidad me empujaba a desear acercarme más, a comprender y abrazar la esencia de su ser con una intensidad renovada.
El permiso de su padre para acercarnos con mayor libertad era, sin duda, una bendición y un desafío. Debía navegar entre los límites del protocolo y el fervor de mis sentimientos, sin perder el respeto que su posición demandaba, mientras anhelaba ganar su corazón en la misma medida en que me encontraba cautivado por el suyo. Con cada amanecer que se deslizaba a través de mi ventana, el deseo de descubrir más sobre ella se hacía más evidente, y el susurro del anhelo se tornaba una melodía constante en el ritmo de mi vida.
Este domingo decidí salir a pasear por el mercado local, un lugar vibrante donde la vida diaria de la ciudad se desplegaba en una danza de colores y sonidos. Entre las diversas mercancías que se ofrecían (telas finas, especias exóticas, cerámicas decorativas y la abundante variedad de frutas y verduras frescas), reconocí a un viejo amigo, el Duque Yun.
—¡Ah, Duque Yun! —Exclamé con una sonrisa mientras me acercaba a él—. No esperaba encontrarle por estos lares.
El Duque Yun, un hombre de estatura imponente y aire distinguido, se volvió hacia mí con una expresión de sorpresa y agrado.
—¡Ah, Kim Taehyung! —Respondió con una sonrisa cálida—. Qué agradable sorpresa. ¿Qué le trae por aquí?
—He venido a disfrutar del bullicio del mercado y a abastecerme de algunas provisiones —Contesté mientras miraba a mi alrededor—. Pero más aún, me alegra encontrarle.
—La fortuna me sonríe entonces —Comentó él—. Hablando de fortuna, ¿ha escuchado usted las últimas noticias sobre la situación política? Las tensiones con el reino vecino parecen haber alcanzado un nuevo nivel.
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Seductora De Corazones © KIM TAEHYUNG
RomanceEn una época del Renacimiento donde el intelecto y el encanto son armas poderosas, 𝗣𝗮𝗿𝗸 𝗝𝗶𝗵𝘆𝗲, una joven de diecinueve años, se embarca en un cautivador juego de seducción. Sus tres pretendientes, cada uno con un rol crucial en su vida, cae...