【15】Los Derechos de la Esposa

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ᴘᴀʀᴋ ᴊɪʜʏᴇ
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El primer rayo de sol se filtraba suavemente a través de las cortinas de nuestra habitación, iluminando de manera tenue el espacio que compartíamos. Sentí el calor de su cuerpo aún pegado al mío, una sensación que me brindaba una calma indescriptible. Despertar a su lado era como abrir los ojos a un sueño del que no quería salir.

Mi mano se deslizó lentamente por su pecho, sintiendo cada latido de su corazón bajo mis dedos, un ritmo constante que parecía sincronizado con el mío. Taehyung, aún adormilado, se movió ligeramente, sus ojos entreabriéndose para encontrar los míos. El silencio de la mañana se interrumpió solo por nuestras respiraciones pausadas, y en ese momento, supe que no quería que este día comenzara aún. No cuando estar en sus brazos era lo único que deseaba.

—Debemos empezar el día —Murmuró, su voz grave y suave, como si compartiera mi reticencia a dejar la calidez de nuestra cama.

Pero yo, sin poder contenerme, lo miré con una sonrisa y una confesión que salió de lo más profundo de mi ser.

—Me gustaría estar así contigo... por más tiempo —Admití, dejando que mis palabras flotaran entre nosotros.

Su sonrisa, llena de ternura y un toque de diversión, fue su respuesta antes de que su voz, baja y acariciante, se hiciera eco de mis deseos.

—¿Me deseas tanto así? —Inquirió, sus labios rozando los míos.

Asentí, segura de mis sentimientos y de lo que significaba ser su esposa.

—Sí... eres mi esposo, y también tengo derechos como tu esposa.

Taehyung me observó con una mezcla de asombro y admiración, su sonrisa creciendo mientras su mano acariciaba mi mejilla con ternura. Podía sentir la calidez de su piel bajo mis dedos, y en ese momento, el mundo exterior dejó de tener importancia.

—Tienes razón —Respondió en un susurro—. Como mi esposa, tienes todos los derechos... y yo tengo el deber de cumplir cada uno de tus deseos.

Su voz, cargada de esa suave autoridad que tanto me fascinaba, me hizo sonreír. La complicidad que compartíamos se sentía natural, como si nuestras almas se hubieran conocido mucho antes de que nuestros cuerpos se unieran.

Deslicé mi mano hacia la suya, entrelazando nuestros dedos con una suavidad que contrastaba con la pasión que aún flotaba en el aire. A pesar de la paz que nos rodeaba, sentí un nuevo tipo de electricidad en el ambiente, un deseo renovado de prolongar este momento, de disfrutar de nuestra intimidad sin las prisas de la vida diaria.

—Entonces... ¿qué deseas en este momento, mi amada esposa? —Preguntó, su voz un poco más baja, con un matiz juguetón mientras inclinaba su cabeza hacia la mía, sus labios rozando los míos con suavidad.

Seductora De Corazones © KIM TAEHYUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora