ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ
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En el alba de un nuevo día, el sol despuntaba con una luz dorada que filtraba sus rayos a través de las ventanas del despacho, creando un juego de sombras que danzaban sobre las paredes adornadas con tapices de tonos ricos. El día había amanecido con una tranquilidad que contrastaba con la agitación que sentía en mi pecho. La memoria del poema que la joven Jihye me había dedicado la noche anterior seguía resonando en mi mente con una intensidad inquietante. Las palabras que ella recitó, llenas de una belleza dolorosa y sincera, aún flotaban en el aire, como ecos de una confesión que no podía ser ignorada.
El poema, delicado y apasionado, había revelado sentimientos que iban más allá de la mera admiración y respeto que ella había intentado expresar por mí. En su lírica, la joven había mostrado una vulnerabilidad que contrastaba con la compostura que solía mantener. Sus palabras, cargadas de una atracción profunda y una emoción sincera, habían desafiado el límite de lo que consideraba apropiado en nuestro contexto.
Recuerdo aún con claridad como sus ojos, al pronunciar esos versos, se llenaron de una luz que parecía querer tocar la esencia misma de mi ser. Mi respuesta, marcada por un esfuerzo por mantener las normas y la distancia, había sido una afirmación de cariño y respeto, aunque dentro de mí sabía que algo más se había despertado.
Hoy, al entrar en el despacho, me encontraba con una mezcla de expectación y ansiedad, enfrentando la realidad de los sentimientos que habían emergido de aquella noche. La joven Jihye ya estaba allí, esperando, con un vestido de un tono verde azulado que acentuaba su gracia natural y elegancia. Su presencia era como un recordatorio constante de las palabras que aún resonaban en mi mente.
—Buenos días, señorita Jihye —Saludé, tratando de ocultar la turbación que sentía mientras me preparaba para la clase.
Ella levantó la vista de los textos que estaba organizando y me recibió con una sonrisa que parecía tener un matiz de desafío. Sus labios curvados en una expresión que era tan enigmática como encantadora me hicieron sentir una oleada de nerviosismo y curiosidad.
—Buenos días, señor Kim —Contestó con una suavidad que contrastaba con el brillo de determinación en sus ojos—. He estado reflexionando sobre lo que hablamos la última vez y me preguntaba si podríamos explorar un tema que desafíe nuestras percepciones.
Su propuesta era como un reto velado, un indicio de que la distancia que intenté mantener podría ser sobrepasada. Mientras ella avanzaba hacia la mesa, cada movimiento suyo parecía llevar consigo una intención que desdibujaba las fronteras que había intentado establecer.
El aire en el despacho se cargaba de una tensión nueva, una que surgía no solo de las palabras que ella había compartido en el poema, sino también de la respuesta que aún guardaba en mi corazón. El día prometía ser uno de exploraciones y revelaciones, y mientras preparaba los textos para la lección, sabía que el desafío de la aproximación había comenzado, uno que podría cambiar la naturaleza misma de nuestra relación.
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Seductora De Corazones © KIM TAEHYUNG
RomanceEn una época del Renacimiento donde el intelecto y el encanto son armas poderosas, 𝗣𝗮𝗿𝗸 𝗝𝗶𝗵𝘆𝗲, una joven de diecinueve años, se embarca en un cautivador juego de seducción. Sus tres pretendientes, cada uno con un rol crucial en su vida, cae...