Hace 6 años, la familia Sánchez tuvo una inesperada noticia. Por motivos laborales, tenían que trasladarse a otra ciudad. Fue como un balde de agua fría y más para sus hijas Marcela y Luciana, sin embargo, tenían la esperanza de que todo estaría bien en su nuevo hogar.
Después de mudarse a un lugar completamente desconocido, las cosas marchaban tranquilamente; como era un conjunto que todavía estaba en construcción no había mucha gente; lo que le preocupaba a el señor y la señora Sánchez, porque sus hijas no se relacionarían con otros niños, pero, la preocupación fue en vano. Luciana y Marcela, se la pasaban muy bien juntas, de día parloteaban, por la noche jugaban con las muñecas, así que no necesitaban estar con más nadie.
Al pasar de los meses, se iba mudando más familias al conjunto. A Luciana le hacía ilusión, porque era muy sociable. No lo pensó ni dos veces, para hacer amistades, que jugaran con ella y con su hermana.
- Marce – llega Luci, arrojándose en la cama donde estaba recostada su hermanita – conocí a unos niños, son super amigable, mañana iremos a divertirnos con ellos.
Marcela escarchó su sonrisa. Ella no era tan sociable, tampoco le gustaba jugar brusco porque llevaba gafas, pero, le encantaba hacer amigos. Sin embargo, nada fue lo que esperaba.
Al día siguiente, Marce, salió de su casa, en busca de su hermana, que estaría con los vecinos; en sus manos llevaba unas muñecas para jugar. Desde lo lejos vio a Luciana con un grupo de niños alrededor, ella se acercó rápidamente; en cuanto estuvo a unos pasos, grito...
- Luci estoy aquí.
Pero, lo que recibió de parte de ella fue una mirada de rechazo, que la dejo inmóvil de inmediato.
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La luz del sol entraba por la ventana, lo que comenzó a ser un fastidio para Marcela, quien llevaba durmiendo plácidamente 4 horas. Ella se retorció en su cama un par de veces, hasta que pudo abrir los ojos y pararse.
Luego de lo que paso con Josh no le quedaron ganas de ir a la Universidad, así que se acostó nuevamente. Pensó que sería mejor no asistir, para no encontrarse con él, ya que sería incomodo.
Marcela estaba sentada en la orilla de la cama, teniendo sus 5 minutos reflexivos del día.
Mierda, no hay mal que dure 100 años, pero con este mal que cargo, ya llevo 99 años. Ni las matemáticas tienen tanto problemas, como mi vida.
De la nada, la puerta de su habitación se abrió, era su madre quien había entrado. Marcela, que ya no tenía ni ganas de discutir, soltó un suspiro nasal.
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COMO SOY
RomanceMarcela es una chica con muchas inseguridades; muchas de ellas causadas por su dura infacia; ella no se considera un esteriotipo de mujer, pero hasta ahora ha sabido vivir con su fisico sin ningún problema, sin embargo internamente vive una guerra q...