"LISBIANAS EN APUROS"

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La tienda de maquillaje estaba decorada con tonos pastel y un deslumbrante arreglo de luces. Valeria y Charlotte habían decidido pasar la tarde juntas, explorando productos de belleza. La tarde había comenzado con risas y experimentación con nuevos tonos de labiales, pero cuando Charlotte sugirió probar algo nuevo en el baño de la tienda, la idea de un pequeño "escondite" para una charla más íntima parecía tentadora.

Charlotte miró alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie en el baño. La tienda estaba bastante concurrida, pero el baño estaba sorprendentemente vacío, lo cual era perfecto para lo que planeaban.

—¿Lista para el gran momento? —preguntó con una sonrisa traviesa, mientras Valeria miraba el pequeño conjunto de muestras que habían tomado del mostrador.

—Solo si tú estás lista para escuchar mis críticas sobre ese nuevo brillo labial que te has puesto. ¡Es un desastre! —rió, alzando una ceja.

—¿Ah, sí? Dime más sobre cómo no me queda bien —dijo, acercándose para mirarse en el espejo mientras aplicaba el brillo con una mano experta.

Valeria se rió mientras observaba a Charlotte juguetona. Se acercó a ella y, en un movimiento rápido, le dio un suave empujón que hizo que Charlotte casi se tambaleara.

—¡Oye, ten cuidado con esos movimientos! No quiero tener que ir al hospital por culpa de un brillo labial.

—Oh, vamos, no eres tan sensible. Además, si tuviera que ir al hospital, al menos tú estarías conmigo para mantenerme entretenida.

—Sí, claro. Me encargaría de asegurarme de que te pongan el mejor maquillaje en la sala de emergencias. —bromeó, mientras Charlotte le lanzaba una mirada juguetona.

Charlotte se acercó más a Valeria, tomándola de la cintura y mirándola con una mezcla de ternura.

—En serio, ¿qué haría yo sin ti? La tienda de maquillaje no sería tan divertida si no estuvieras aquí para hacer comentarios clasistas.

—Y yo estaría perdida sin ti para hacer que cada día sea una aventura. Aunque, debo admitir, esta tienda de maquillaje ha sido una especie de campo de batalla.

Mientras Charlotte le daba un ligero beso en la mejilla, Valeria se acercó más, sintiendo la calidez del contacto.

—¿Sabes? A veces me pregunto qué haríamos si no tuviéramos estos pequeños momentos solo para nosotras. Sería como... vivir en una película sin las escenas más importantes.

—Entonces es bueno que tengamos nuestro propio guion. Y si esos guiones incluyen escapes improvisados a los baños de tiendas de maquillaje, ¡estoy totalmente a bordo! —dijo, con una sonrisa.

Charlotte se rió y se giró hacia Valeria, acariciándole el rostro con suavidad. La mirada de Charlotte se volvió más seria y afectuosa.

—No importa qué pase después, siempre quiero tener estos segundos de calma.

—Lo sé. Y yo también. Estos momentos nos mantienen cuerdas, ¿verdad?.

De repente, se escuchó un ruido proveniente de la puerta del baño. Valeria y Charlotte intercambiaron miradas rápidas y se separaron, intentando regresar a una actitud casual. Aparentemente, alguien estaba tratando de entrar.

—¡Rápido! Tenemos que salir de aquí antes de que nos descubran!.

—No me digas que tú también tienes miedo de que nos atrapen. ¡Es solo un baño!.

Charlotte se apresuró a recoger las muestras de maquillaje que habían estado probando, mientras Valeria hacía lo mismo con el desorden que habían causado. Rápidamente, ambas se aseguraron de dejar el baño en el mejor estado posible antes de abrir la puerta.

—¡Vamos, salgamos de aquí antes de que alguien nos descubra —dijo en un tono de broma, mientras se acercaban a la salida.

Se encontraron con algunas miradas curiosas, pero lograron esquivarlas con gracia. Charlotte se tomó de la mano de Valeria mientras caminaban hacia la salida de la tienda.

—¿Quién necesita una tienda de maquillaje cuando tienes una novia del crimen como tú?

—Debo admitir, este ha sido uno de nuestros mejores escape de todos los tiempos.

Young hearts: Love CampDonde viven las historias. Descúbrelo ahora