capitulo. 10

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Tome el libro y seguí recorriendo la tienda, al dar vuelta por una esquina de un estante encontré a una chica de pelo rubio que veía un libro. Yo no le presté importancia y seguí con mi recorrido. Caminé al lado de aquella chica y pude notar que su belleza era exuberante. Si me preguntaran a mí por la chica, diría que esta sería la Afrodita, diosa del amor y la belleza.

Cuando la chica dejó el libro para tomar otro, se le cayó al piso. El libro aterrizó en mis pies, así que me agaché para levantarlo. Sin darme cuenta, la chica también hizo la misma acción y nuestras manos se juntaron. La chica se quedó congelada por unos segundos que, a mi parecer, fueron eternos. Quito rápidamente su mano, que era cálida y acogedora. Levanté el libro con delicadeza y lo dejé en el estante.

Chica: Lo lamento.

Dijo mirándome a los ojos como si me estuviera retando.

Eli: No te preocupes, está bien.

Dije con una sonrisa y me alejé del estante viejo.

Chica: Eres nueva por aquí, ¿no?

Dijo la chica.

Eli: Sí, me acabo de mudar ayer.

Dije con una sonrisa.

Chica: Y ¿por qué alguien con coherencia se mudaría aquí?

Dijo la chica con una ceja levantada sin aún quitar sus ojos de los míos.

Eli: Problemas familiares.

Dije con una mueca de dolor al recordar lo pasado con mi padre.

Chica: Entiendo.

Dijo la chica desviando la mirada.

Chica: Y qué piensas del clima.

Dijo la chica agarrando un libro.

Eli: Es genial, me gusta cómo las gotas de lluvia caen en mi cara y cabello, es tan tranquilizante.

Dije con emoción.

Eli: Y no hablemos de las vistas.

Dije y me di cuenta de lo mucho que me emocioné diciendo todo eso.

"¡Eli, tranquila, es una desconocida!",
me dije a mí misma.

Eli: Lo siento, creo que me emocioné demasiado.

Dije mirando al suelo.

Chica: No te preocupes. Decho eso, me gusta tu energía, niña.

Dijo la chica dejando escapar una sonrisa.

Chica: Por cierto, soy Rosalíe.

Dijo la chica con sus ojos rojos brillando y una sonrisa suave.

Eli: Un gusto, Rosalíe. Soy Elizabeth, pero puedes llamarme Eli.

Dije extendiendo mi mano hacia aquella chica hermosa. Ella pensó por unos segundos y la tomó con delicadeza.

Eli: ¡Dios mío!

Dije con sorpresa y los ojos muy abiertos mirando a la chica. La chica solo me miró con miedo por lo que diría.

Eli: ¿Cómo es que puedes estar caliente si está haciendo un frío del demonio?

Dije sorprendida al tacto de Rosalie. La chica abrió los ojos como platos y me dijo.

Rosalie: ¿Cómo estoy caliente?

Dijo con mucha sorpresa.

Rosalie: Estás mintiendo.

Dijo sin más.

Eli: Discúlpame, pero yo nunca miento. Estás muy calientita.

Dije mirándola y ella solo se quedó sorprendida.

Eli: Rosalie, todo está bien.

Dije sacándola de su trance.

Rosalie: Sí, lo siento. ¿Qué libros buscas, Eli?

Dijo con una sonrisa.

Eli: Pues la verdad no sé, pero encontré este libro.
Dije enseñándole el libro que encontré.
La chica, al ver el libro, hizo una mueca de asco y dijo con disgusto.

Rosalie: ¿Por qué quieres leer sobre perros faldero?

Crepúsculo × EliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora