Capitulo. 30

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Después de casi 20 minutos hablando, ya era casi la madrugada.

Edward: Creo que ya es hora de que duermas.

Dijo cargándome y llevándome a las escaleras, yo me quedé sorprendida.

Edward: Dime dónde es tu cuarto.

Dijo mientras subía las escaleras.
Yo solo señalé con el dedo.
Al llegar, acomodó las cobijas y me puso en el medio de la cama con mucha delicadeza, y sin más me tapó con la cobija.

Eli: No tienes que irte a casa.

Dije sin más.

Edward: Me iré cuando te duermas.

Eli: Oh por Dios, haces lo que hacía mi nana.

Dije en tono de burla.
Él solo sonrió y tomó el libro sobre la historia quileute.

Edward: ¿En qué parte vas?

Dijo mirando el libro.

Eli: Ya casi termino lo de los vampiros.

Dije acurrucándome en la cama. Edward empezó a apagar las luces de mi habitación y solo dejó encendida la de la mesita de noche. Se sentó a un lado de donde yo estaba.

Edward: ¿Y qué piensas sobre ellos?

Dijo empezando a leer el libro.

Eli: Son increíbles.

Dije bostezando.

Eli: Y aunque ahí los pintan como los villanos de la historia, no creo que sean malos.

Dije dándome por vencida por el sueño.

Edward: Y sí, sí lo son.

Dijo mirándome ya casi dormida.

Eli: No creo, si los "villanos son malos", fue porque pasaron algo traumático.

Dije poniéndome de lado.

Eli: Y por la forma en que cuenta el libro cómo se convierten, eso sí debe de ser algo traumático.

Dije sin más.

Edward: Sinceramente, yo creo que los vampiros son unos monstruos.

Dijo con cara de asco hacia los seres.

Eli: Yo no creo lo mismo que tú.

Dije antes de quedarme dormida.

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A la mañana siguiente me desperté con mucho frío y solo me tapé con la cobija sin más. Al darme la vuelta en dirección donde estaba Edward, pude notar que donde dejó el libro en mi mesita también había una nota.

Nota: Mañana pasaré por ti a las 12 a.m.
Para que estés lista.
Atte. Edward Cullen.

Cuando terminé de leer la nota, lo primero que hice fue mirar mi celular para verificar la hora que era.

Eli: Ah, son las 10 apenas, puedo dormir otra hora -dije sin más.

Dije volviéndome a acostar, sin antes poner una alarma para alistarme.

Ya casi eran las 12 y yo ya estaba lista, sentada en la sala viendo mi teléfono. Después de unos minutos, escuché el timbre de la casa, yo me paré y abrí la puerta.

Edward: ¿Ya desayunaste?

Preguntó mientras me miraba.

Eli: La verdad es que no.

Dije con sinceridad.

Edward: Es perfecto.

Dijo con emoción.

Eli: ¿Por qué?

Dije confundida.

Edward: Es que Rosalie y Emmett tuvieron la idea de invitarte a desayunar.

Dijo Edward mirándome.

Eli: ¿En serio? ¡Oh mi Dios!

Dije emocionada.

Edward: Es momento de irnos.

Dijo haciendo una señal para que saliera.

Sin más, apagué todas las luces y cerré la puerta.

Crepúsculo × EliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora