Capitulo. 28.

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Dylan hizo una mueca de disgusto y sin más se acercó a mí y me dio un abrazo despidiéndose de mí, Edward solo lo miró con disgusto.

Eli: Adiós chicas, nos vemos el lunes.

Dije abrazando a Zoé y a Ángela, quienes me correspondieron el abrazo sin más.

Cuando Edward y yo ya estábamos en el auto, le hice la pregunta que me invadía.

Eli: ¿Cómo sabías que estaba ahí?

Dije mientras me ponía el cinturón de seguridad.

Edward: Conciencia.

Dijo esperando a que yo me pusiera el cinturón.

Eli: No creo. De casualidad no me estaba siguiendo.

Dije mirándolo fijamente.

Edward: ¿Por qué me evitas?

Dijo poniendo en marcha el auto.

Eli: Porque no quiero que una chica se sienta mal por mi culpa.

Dije agachando la cabeza.

Edward: ¿Por qué harías que una chica se sienta mal?

Dijo manejando con precaución.

Eli: Porque ella me dijo que no me acercara a ti, así que.

Dije agachando la cabeza. Él la tocó con ternura.

Edward: No le hagas caso, ella no es importante.

Dijo con ternura.

Edward: ¿A dónde vamos?

Dijo quitando su mano, yo sin más le di la dirección de mi casa. Después de 20 minutos de camino llegamos a mi casa.

Edward: No hay nadie.

Dijo sorprendido.

Eli: No.

Dije con sinceridad.

Edward: Te quedarás sola.

Dijo con precaución.

Eli: Sí, no es que yo pueda hacer algo más.

Dije mirando la casa a oscuras.

Eli: Y además, yo ya estoy acostumbrada a estar sola.

Dije tomando mis cosas, él solo me miró en silencio.

Eli: ¿Quieres quedarte?

Dije en modo de invitación, esperando a que él dijera que no.

Edward: Sí, no vaya a ser que los tipos no siguieron me voy a quedar un poco más tranquilo.

Dijo saliendo del auto y caminando al otro lado y abriendo la puerta para que saliera.

Eli: Gracias.

Dije un poco apenada, al salir del auto él me quitó mis cosas para ayudarme a cargarlas.

Abrí la puerta y encendí las luces de la casa.

Eli: Ven, vamos a sentarnos en el sillón.

Dije caminando hacia la sala de estar. Él se sentó y dejó las cosas en la mesita del centro. Yo me senté a un lado de él, él con delicadeza tomó mi mano y la olió.

Edward: Ya no acaricies a perros.

Dijo con una cara de disgusto.

Eli: ¿A qué te refieres?

Dije quitando mi mano y oliéndola.

Edward: Huele a perro mojado.

Dijo recargándose en el sillón dejando descansar su cabeza en la parte de atrás.

Eli: Pero, no agarré ni un perro mojado y no toqué nada.

Dije pensativa, ya que a mí no me llegaba dicho olor.

Eli: Solo tomé la mano de Sam.

Dije un poco confundida.

Edward: Con razón.

Dijo mirando el techo. Yo me levanté confundida y fui a lavarme las manos. Cuando regresé, él seguía en esa pose de reposo.

Eli: ¿Quieres comer algo?

Dije con tranquilidad.

Edward: No puedo, estoy a dieta.

Dijo moviendo su cabeza hacia donde yo estaba.

Eli: Entonces, ¿te importa si me pongo ropa cómoda?

Dije mirándolo.

Edward: Para nada, ve que yo no iré a ningún lado.

Dijo moviendo la mano.

Crepúsculo × EliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora