CAPITULO 38

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Mayo

NuNew cumplió treinta años en mayo, con muy poca fanfarria. Lo celebró en la casa de campo, con sus padres, Zee y Anya. Su padre hizo una barbacoa de hamburguesas y NuNew se comió dos, las regó con cerveza y lo remató con un gran trozo de pastel de chocolate. Había decidido que ya no tenía que luchar contra el futuro ni intentar ser perfecto. Había sido un excelente jugador de hockey durante toda su vida y, al mismo tiempo, había comido alguna que otra hamburguesa con queso, y podía seguir haciéndolo.

También había decidido que había terminado con ser un Voyageur de Montreal. Jimmy se había disculpado incluso por sugerir que NuNew había tropezado a propósito, pero ninguno de sus otros compañeros -o sus entrenadores- lo había hecho. Los medios en Montreal habían sido crueles con NuNew, y no creía que pudiera sentirse bien alguna vez representando a ese equipo nuevamente.

Ahora, una semana después del cumpleaños de NuNew, él y Zee estaban esperando hasta julio, cuando empezaba la temporada de agentes libres, para ver qué pasaba. NuNew le había dicho a Fae que Ottawa era su primera opción. A ella no le había sorprendido en absoluto. Tanto si acababa en Ottawa como en otro lugar, quien lo contratara tendría que aceptar que estaba fichando al marido de Zee Panich.

Habían enviado las invitaciones para la boda. Era poco tiempo, pero no sería grande y la celebrarían en el patio trasero de Zee en julio, una semana antes de que empezaran sus campamentos benéficos. Quienquiera que estuviera en Ottawa podía venir. Sin presiones.

Al final del verano, se iban a ir de luna de miel a España, porque ninguno de los dos había estado allí y porque, cuando NuNew se había atrevido a pedirle sugerencias para las vacaciones, Scott Hunter había enumerado con entusiasmo un montón de lugares allí que eran "gay como el infierno". Sería otro gran paso fuera de la zona de confort de NuNew, pero estaba preparado para eso.
Y sabía que Zee sería espectacular sin esfuerzo en Ibiza.

NuNew encontró a Zee en la hamaca detrás de la casa de campo, meciéndose suavemente mientras el sol se ponía espectacularmente sobre el lago. Era, NuNew estaba bastante seguro, lo que los fotógrafos llamaban "la hora dorada". Zee estaba bañado por una luz cálida, que hacía brillar su piel y resaltaba cada mechón de bronce de su mechón de rizos. Se había afeitado la barba de los playoffs hasta llegar a su habitual barba incipiente, y el anillo y el crucifijo que llevaba al cuello brillaban sobre su pecho desnudo. NuNew deseó haber tenido su propio teléfono para poder hacer una foto. Nadie tenía derecho a tener un aspecto tan perfecto.

—¿Cómodo? —preguntó NuNew. Zee le sonrió somnoliento. —Muy.
NuNew se abrazó a sí mismo y se frotó los brazos desnudos. —Hace frío, sin embargo.

—Mm. —Zee extendió su mano y NuNew la tomó.

—Nunca usas esta hamaca —dijo NuNew.

—Sí, bueno. —Zee no terminó su frase, y NuNew supuso que no lo necesitaba.
—Hice tacos.

—¿Ah sí? —Zee se sentó y se bajó con elegancia de la hamaca de una forma que a NuNew le pareció imposible. Cada vez que NuNew había utilizado la hamaca, básicamente se había tirado al césped, tumbado boca abajo—. ¿Dónde está Anya?

—Dormida después de ese épico paseo. —Se tomaron de la mano mientras volvían a subir a la casa—. ¿Quieres ver el partido esta noche? —Esa noche comenzaba la última ronda de los playoffs, entre Nueva York y Colorado.

—En realidad no —dijo Zee. NuNew sonrió. —Yo tampoco.
—¿Sabes lo que quiero hacer?

—¿Es algo sucio?

—No. Quiero hacer un vídeo.

—Eso suena sucio.

Zee se rió y acercó a NuNew, chocando sus hombros. —Para Instagram.
Quiero publicar sobre nosotros. —Dejó de caminar y sacó su teléfono. Lo pulsó un par de veces y luego lo sostuvo a la distancia de un brazo frente a él.

—Oh —dijo NuNew—. ¿Ahora?

—Sí. —Entonces, tras una segunda pausa, Zee dijo alegremente—: ¡Hola!
Soy Zee, y este es mi novio, NuNew. Saluda, NuNew.
—Um. Hola.

—NuNew, ¿cuándo nos vamos a casar?

—Julio.

Zee puso una exagerada cara de sorpresa. —¡Julio!

NuNew pudo ver su propia sonrisa tonta y enamorada en la pantalla del teléfono de Zee. Todavía no habían anunciado oficialmente su compromiso. — Todavía no puedes creerlo, ¿eh?
—Nos vamos a casar. Y luego vamos a seguir jugando al hockey, romper más récords y ganar más copas. ¿Verdad, NuNew?

—Claro que sí.

—Nos vemos en octubre, fans del hockey —dijo Zee. A continuación, dio un fuerte beso a NuNew en la mejilla y terminó el vídeo.

Volvieron a verlo juntos, y NuNew tuvo que admitir que ambos se veían muy bien, con la perfecta luz dorada. Además, parecían mareados por lo enamorados que estaban. —Creo que a Crowell le va a gustar mucho ese vídeo
—dijo secamente.

—Que se joda Crowell. Lo voy a publicar ahora.

NuNew todavía sintió una punzada de terror ante la idea de enojar al comisionado, pero rápidamente lo aplastó. Ya no se iban a esconder. Ni de nadie, ni para nadie. —Dios, espero que alguien me fiche.
Zee resopló. —Por supuesto que lo harán.

—¿Y si...?

—NuNew —dijo Zee seriamente—. ¿Tenemos que conducir de vuelta a tu sala de trofeos en Montreal?

NuNew se sonrojó. —No.
—¿O tal vez puedes ver un video de YouTube de tus mejores goles mientras te la chupo?

El calor inundó el estómago de NuNew. —Quiero decir. No estaría mal intentarlo.

Partida larga | ZeeNuNew #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora