CAPITULO 8

214 35 0
                                    

Zee tenía que tomar una decisión.

Podía ir a lo seguro y tomar lo más convincente, o podía arriesgarlo todo por una oportunidad de gloria.

Ninguna decisión, en realidad. Tiró los dados.

—Pero eso fue un full house —señaló Yuna.
Zee tiró dos dados sobre la mesa. —Y ahora son cuatro triples. —Recogió el único dado que se no ajustaba y lo besó antes de lanzarlo.

—¡No! —dijo David en cuanto el dado se detuvo.

—Mierda —dijo Yuna.
—¡Yahtzee! —gritó Zee. Levantó los brazos en señal de triunfo.

—No sé por qué te invitamos —refunfuñó Yuna.
—Porque traigo tartitas. —Zee se había enterado por Harris de que había una panadería en las afueras de la ciudad que vendía las mejores tartas que jamás había comido. Le gustaban especialmente las de cereza.

—Tiene razón —dijo David.

Entonces sonó el teléfono de Zee. Cuando vio quién llamaba, sonrió y se levantó de la mesa de la cocina de los Perdpiriyawong.

—Déjame adivinar quién es —bromeó Yuna.

Zee le guiñó un ojo mientras entraba en el salón y respondía a la llamada.
—Hola.

—Hola —dijo NuNew—. ¿Cómo va todo?

—Bien. Estoy en casa de tus padres.

—¿Ah sí? ¿Qué haces ahí?

—Destruyéndolos en Yahtzee.

NuNew se rió. —A mamá no le gustará eso.

—Ella me ama. —Zee se acercó a la repisa de la chimenea, que estaba cubierta de fotos enmarcadas de NuNew de distintas edades, la mayoría con ropa de hockey. Había sido un niño realmente adorable—. ¿Listo para el juego?

—Claro. Es sólo Boston.

Zee resopló. Su propio equipo no había ganado contra Boston en años. —Engreído.

—Normalmente. Pero te gusta.

Los labios de Zee se curvaron. —Sí.

—Vas a mirar, ¿verdad?

—Tal vez. —Zee pasó un dedo sobre una foto de NuNew con su uniforme de hockey juvenil. Parecía tener unos diecisiete años, la edad que tenía cuando Zee lo conoció—. Tal vez veamos una película en su lugar.

—Imbécil —dijo NuNew cariñosamente.

—Pero te gusta.

—Me gusta. Pero también me gusta el resto de ti. —Su voz bajó a un tono más seductor—. Sin embargo, me muero por tenerte dentro de mí.

Zee sonrió. —Por cierto, estás en el altavoz.
—¿Qué?

—Estoy bromeando.

—Jesús. —NuNew exhaló—. No es gracioso.

—Si tú lo dices.

—Probablemente debería irme. Nos vamos a la arena pronto.

—De acuerdo.

Hubo una larga pausa, la misma que aparecía al final de la mayoría de sus conversaciones telefónicas. Ambos necesitaban terminar la llamada, pero ninguno quería hacerlo.

—Buena suerte esta noche —dijo finalmente Zee—. Intenta no avergonzarte demasiado.

NuNew resopló. —Claro.

—Llámame más tarde, ¿sí?

—Por supuesto.

Zee sonrió ante la foto del adolescente NuNew. —Ya lyublyu tebya (te amo).

Partida larga | ZeeNuNew #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora