—Es la puta Navidad, Perdpiriyawong —gruñó Zee—. Come una galleta.
NuNew se tragó todo un discurso sobre cómo una sola galleta arruinaría todo su duro trabajo. No estaba haciendo una dieta de adelgazamiento, estaba siguiendo un complicado régimen nutricional diseñado para mejorar el rendimiento físico.
Pero NuNew no quería volver a explicar todo eso, así que en su lugar puso los ojos en blanco con toda la fuerza que pudo.
—No quiero una galleta. —Era una mentira. Era una maldita mentira.
Quería tanto una galleta.—¡Yuna! —gritó Zee—. Dile a tu hijo que se coma una galleta.
—Déjalo en paz —dijo Yuna desde... cualquier habitación en la que estuviera en ese momento. Se movía tanto que era difícil seguirle la pista—. Amamos a NuNew incluso sin carbohidratos.
A NuNew le gustaría que todos dejaran de hablar de su dieta. No debería ser gran cosa. Era un atleta profesional que trataba su cuerpo como si fuera un atleta profesional. Su nutricionista había trabajado con algunos de los mejores atletas del mundo, y todos juraban por él. Puede que Zee se saliera con la suya comiendo como una cabra adolescente drogada por ahora, pero pronto tendría treinta años y eso cambiaría. NuNew prefería detener cualquier deterioro físico antes de que empezara.
—Tú ni siquiera celebras la Navidad —dijo NuNew con mal humor.—Celebro las galletas —dijo Zee, y luego se metió en la boca una galleta entera.
—Asqueroso.—¡Tiene mermelada! —dijo Zee con la boca llena de galletas.
A Zee le encantaba la mermelada. Sobre todo la de frambuesa. Tenía una mancha en la mejilla de la que NuNew decidió no contarle.
—Toma —dijo Yuna al salir del garaje. Lanzó algo que NuNew apenas logró atrapar—. Te he traído un regalo.
NuNew frunció el ceño al ver la granada en sus manos. —Gracias. Zee se rió. —¡Dale un mordisco!
—No se muerde una granada, idiota.—¿No? ¿No hay fibra y nutrientes importantes en la cáscara?
NuNew resopló y se llevó su granada a la cocina. Todo el día de Navidad hasta ahora había sido extraño, y algo tenso. Habían estado discutiendo desde que NuNew llegó a casa de Zee ayer por la mañana.
Se habían despertado juntos después de una tarde algo competitiva jugando al futbolín en la nueva mesa que NuNew había comprado como regalo de Navidad para Zee. La habían entregado ese mismo día, y Zee estaba encantado con ella. Así que eso había estado bien.
Su acalorada batalla en el futbolín se había convertido en acalorados besos, y luego en sexo, que también había estado bien. Normal. En general, una Nochebuena decente.
Por la mañana, Zee se había quejado de que no era divertido hacerle el desayuno a NuNew, y éste le había dicho que no le pedía a Zee que le hiciera el desayuno. Habían discutido mientras NuNew preparaba un batido y Zee se hacía huevos revueltos con tostadas y salchichas. Luego se habían mirado a través de la mesa de la cocina mientras comían.Antes de irse a casa de los padres de NuNew, Zee había refunfuñado algo sobre dar a NuNew su regalo más tarde, y NuNew no sabía qué significaba eso. Zee no parecía entusiasmado, eso era seguro.
Había cosas, sospechaba NuNew, que Zee no le estaba contando, lo que ponía a NuNew ansioso y un poco enfadado. ¿Por qué Zee le ocultaría algo a NuNew? Él había pensado que estaban más allá de eso. Si NuNew no lo supiera, pensaría que Zee lo engañaba o algo así. O que quería romper.
Pero, NuNew seguía asegurándose a sí mismo, que sabía que no era así. Tal vez el estado de ánimo de Zee estuviera relacionado con el hockey. NuNew estaría ciertamente de mal humor si su equipo apestara tanto como los Centauros de Ottawa.
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Partida larga | ZeeNuNew #2
Storie d'amorePara el mundo son rivales, pero para el otro lo son todo. Diez años. Ese es el tiempo que NuNew Perdpiriyawong e Zee Panich llevan viéndose. El tiempo que han mantenido su relación en secreto. De los amigos, de la familia... de la liga. Si NuNew qui...