Peter Parker, también conocido como Spider-man aprende a lo largo de su vida que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que el camino de los héroes nunca es tan fácil.
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Después de conocer toda la información ahora era más claro todo, Wilson Fisk era el Kingpin. Pero sin evidencia las cosas serían mucho más complicadas de lo que creían.
La ciudad estaba por cruzar por un periodo electoral. El alcalde de Nueva York era una posición de poder, si Fisk llegaba a ella, no habría nada que lo pudiese detener. Y al parecer la situación estaba a su favor. Empezó a prometer como candidato diversas reformas que serían imposibles de sostener solo estaba buscando ganarse a la gente con apoyos que salían del bolsillo de otros residentes, quitando fondos al sector de la salud e intentando centralizar el poder. Sin mencionar que tenía a casi toda la policía de su lado, Gwen no estaba segura de si su padre estaba directamente involucrado.
Por otro lado los vigilantes eran muy mal vistos, después de que inculparon a Peter por la muerte de Hammerhead, empezaron a surgir escuadrones anti vigilantes. Policías armados con tecnología de Oscorp, empresa que cayó en manos del gobierno debido a la ausencia de Norman Osborn.
Hablando de Peter, Gwen estaba enamorada de el chico, habían tenido mucha química y un par de citas que habían sido muy satisfactorias, tenían una conexión irrepetible, sin mencionar que la atracción y compatibilidad entre ambos era innegable. Ambos cuidaban el uno del otro, incluso Peter le había dado un lanza telarañas viejo que tenía para que se defienda en cualquier caso de peligro.
Pero no todo en la vida de Gwen era perfecto, todavía no tenía definido su rumbo en la vida y para colmo, cada vez que Peter salía a combatir el crimen ella estaba muy preocupada por el chico, al igual que por su padre, el cual debido al incremento de actividades policiales poco o nada había visto, a demás actuaba muy sospechoso, le ocultaba cosas, ya no llegaba a cenar, y siempre que le preguntaba sobre su trabajo el capitán evadía el tema. Gwen ya estaba harta de eso y estaba decidida en hacer un cambio, iba a investigar por su cuenta.
Así que una tarde normal, Gwen fue a la morgue donde fue emitido el deceso de Hammerhead. Debía haber pistas ahí. Tomo el metro como acostumbraba y se dirigió al edificio del cual se había enterado por los documentos de su padre. Era la hora pico, había una multitud de personas y en la estación de policía había muchísimas personas, la mayoría quejándose por la actividad de los vigilantes.
-¡¿Quién pagará por los daños a mi coche?! ¡A penas era nuevo!
-¡Mi hijo fue golpeado por uno de esos monstruos!
-¡Esto es estupido! ¡Deberían arrestarlos a todos!
Esas eran algunas de las quejas que se podían oír por toda la estación. Entre tanto descontrol Gwen se escabullía por los pasillos hasta alejarse de la gente. Siguiendo los letreros que la llevarían a la morgue con mucha cautela, hasta que en esos semi alumbrados pasillos una de las puertas de abriría, dejando salir a un par de oficiales. Gwen se escondió detrás de un bote de basura.
-Ya no puedo con esto... ¡es demasiada presión!- Uno de los policías comentaba a su compañero. Gwen empezó a grabar con su celular.
-Lo sé, no quiero imaginar que es lo que nos sucedería si dejamos de trabajar para Fisk.- Ambos pasan frente a Gwen sin haberla visto.