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Saliendo de la mansión de los Andrade tuve que ponerme a llorar como si estuviera aterrada. Él tuvo que volver a actuar con ira cuando me gritó que la pasaría muy mal viviendo juntos. Luego me agarró del cabello y me arrastró hasta su jeep. Mientras, Débora le suplicaba que no se fuera.
Solo sé que cuando Vanderlei le gritó que si no lograba capturar a mi padre por su culpa lo iba a asesinar a él, sentí un terror apoderarse de mis entrañas.
—Estoy seguro de que lo encontraré primero que tú —espetó devuelta entrando al jeep.
Cuando prendió el motor identifiqué el sonido como mi boleto a la libertad, y no me equivoqué. Ya soy libre, ya no soy prisionera de nadie, ya puedo estar tranquila, relajarme y hacer lo que me plasca.
Vivimos en una mansión cerca de Pedra da Gávea. Mi nariz inhala aire de paz y mi cuerpo siente tranquilidad por fin después de dos años y casi tres meses.
—Dime lo que quieres hacer —me interroga cuando estamos sentados en unas tumbonas de la piscina.
—Quiero sentirme tranquila y pasarla bien, pero que cuando me vuelva a encontrar con tu familia, se den cuenta de que ya no soy la misma —aviso.
Sus ojos ámbar me escrutan analizando mis palabras. Parece entenderme. Toma una respiración profunda y suspira pensativo.
—¿Sabes? Los Andrade pueden ser mi familia, pero siento la misma necesidad que tú de destruirlos —aclara haciéndome abrir los ojos sorprendida.
Sabía que no los soportaba, pero jamás creí que fuera literalmente con ese odio.
—¿Quieres que te entrene?
—¿Entrenarme? —Ladeo la cabeza con duda.
Sonríe divertido y asiente. Es así como me explica que, si quiero acabar con ellos, debo dominar muy bien las armas, al igual que aprender combate de cuerpo a cuerpo.
—Quiero contarte algo —dice minutos después cuando ambos estamos subiendo a las habitaciones.
No sé por qué, pero al escucharlo decir eso, mi mente me juega de mala manera al hacerme creer que me iba a decir que le gusto. El punto es que me ilusiono en vano, porque lo que me cuenta no tiene nada que ver.
—Debes de estar consciente de algo, ¿verdad? ¿Sabes que los hombres que rodean la casa no son de mi padre? ¿Verdad? —me cuestiona y ahora que lo analizo, me parece lo más obvio, ya que pronto le hubieran avisado a Vanderlei sobre mi libertad.
Asiento, estando segura de que Caio no sería tan tonto de no pensar en eso.
—Bien —sonríe levemente, satisfecho—. Emm... Mi padre es el líder de la mafia, pero yo tengo una pequeña organización a parte de esa, una que le ha dando problemas por dos años, una que nadie sabe que soy el líder, ni mi mano derecha, solo tú porque te lo estoy contando ahora.
Mis ojos se abren sorprendidos y levanto las cejas impactada por la información. Llegamos a la puerta de su alcoba y abre la puerta invitándome a pasar. Además, me siento halagada al ser la única que lo sabe.
—¿En serio? —pregunto sin creerme nada.
Asiente extrayendo su móvil del bolsillo delantero para examinarlo. Es uno nuevo, ya que el suyo lo lanzó fuera de la ventana del jeep cuando veníamos en camino. Yo ni siquiera tenía teléfono porque desde que me convirtieron en criada, me lo quitaron.
—Los guardias o guardaespaldas de afuera, como los quieras llamar, creen que solo soy un amigo del líder de su organización.
Me quedo impactada con cara de pasmo parada a pocos pasos de la puerta.
«Es un genio» es lo único que pienso.
Es que si es capaz de ser parte de una mafia, fingir delante de toda su familia que no oculta nada, que muestra devoción, que es leal en todos los aspectos, solo que tiene sus propias reglas y que jamás las piensa romper...
Pero por otra parte, está el líder de una organización secreta, que le ha dado problemas a su padre, mientras él a estado siempre cerca de su enemigo...
Demostrando que es capaz de ocultarse de tal manera que hasta los mismo miembros ni siquiera saben quién es, haciéndoles creer que solo es un amigo del líder...
Es un genio en todo el sentido de la palabra.
—¿Literal soy la única que sabe esto?
Asiente. Camina hacia la ventana y yo solo doy unos pasos más.
—Vicente. —Expulsa aire mientras habla. Se sienta en el alféizar, supongo que para refrescarse—. ¿Lo conoces?
Niego sin la más mínima idea de quién pueda ser. Me señala la cama y tomo sitio en la esquina más cercana a él.
—Es mi informante allá en la casa cuando yo no estoy —aclara y de la nada se quita la camisa volviendo a levantarse—. Habló con Efigênia, las otras están bien, así que no tienes que preocuparte por ellas.
—Que bueno. —Siento un alivio inmenso en el pecho—. Gracias.
«Ni siquiera le había pedido que me informara sobre el estado de ellas» pienso internamente.
No sé cómo me pasé años creyendo que era mala persona y que me odiaba, cuando realmente eran los demás quienes no me soportaban ni un poco.
—Y cuéntame... ¿Te sientes bien aquí?
Da unos cuantos pasos hacia una puerta, la abre y al ver que es el baño se quita los zapatos sin inclinarse.
Asiento.
—Me alegra. Yo saldré en un rato. Estarás bien protegida por los guardaespaldas. No tienes de qué preocuparte —me avisa pasando una mano por su cabello. Inmediatamente siento como la garganta se me seca—. Puedes usar lo que te dejaron en la cama de tu cuarto. Hay internet... ¿Recuerdas cómo se usa? —me cuestiona con una sonrisa de burla.
—Tampoco vengo de la era de los dinosaurios —me quejo.
Al instante se carcajea y comprendo que solo lo hizo para molestarme.
—Bueno, me daré una ducha. Puedes irte cuando quieras —dicho eso entra en el baño y cierra la puerta.
—Ok —mascullo, sintiéndome un poco incómoda y me levanto de la cama, para ver lo que, dice Caio, que me dejaron en mi alcoba.
«¿Por qué se volvió tan especial para mí cuando prácticamente ni hablábamos?» me pregunto.
Salgo de la habitación con el ceño levemente frunciendo, mientras pienso en todo lo que ha hecho por mi.
«No sé qué hubiera hecho sin él»
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Ella es Guerra © [✓]
AksiyonUn nombre... Todas las personas poseen uno, pero yo jamás supe el mío. Hasta que escuché aquella conversación. ----------- Iniciada: 2/6/2024 Terminada: 4/10/2024 ----------- ©Todos los derechos de autor reservados. ⚠️_ESTÁ TOTALMENTE PROHIBIDO EL P...