Los pasillos de Hogwarts estaban siempre llenos de estudiantes apresurados y con sus capas ondeando mientras se dirigían a sus respectivas clases. Sin embargo, para Sirius Black, el bullicio era simplemente el telón de fondo para su misión secreta.
Mientras caminaba con paso seguro, sus ojos se desviaron buscaron al mismísimo Severus Snape, cuyo aspecto siempre le recordaba a una sombra vampírica deslizándose por el castillo.
Caminó durante unos minutos en busca del chico, hasta que lo divisó saliendo del aula de Pociones. Había algo en su figura delgada y un tanto desgarbada que siempre le había resultado irritante. Su cabello negro y grasiento caía en mechones sobre su rostro, y su túnica raída parecía perpetuamente desaliñada. Sirius no pudo evitar sentir una punzada de desdén cada vez que lo veía, pero reprimió el impulso de apartar la mirada. Tenía un objetivo por delante.
Así que decidido a avanzar en su plan.
Con ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón y una caminata danzante y llena de seguridad, se acercó a Snape, adoptando una expresión amistosa, o al menos eso había intentado.
- Buenos días - lo saludó Sirius mientras se instalaba a su lado y comenzaba a seguirle el paso
Snape se detuvo de golpe, se giró lentamente, y sus ojos oscuros y cautelosos como ónix se encontraron con los grises de Sirius. Había un brillo de sospecha en su mirada.
- He estado pensando - siguió el más alto - en esa poción de la clase de ayer con Slughorn. Tienes un talento increíble para eso
Severus entrecerró los ojos, mientras volvía a reanudar su paso.
- ¿Y desde cuándo te interesa a ti el arte de las pociones, Black? - respondió Snape, con su voz goteando escepticismo - siempre pensé que tu interés solo se limitaba a causar problemas con tus amigos - su tono era de burla
Sirius forzó una risa, intentando ocultar su odio y aversión. Y a cada segundo que pasaba, su disgusto hacia Snape crecía. No era solo su apariencia descuidada lo que le repelía, sino también, su actitud altiva y esa constante sensación de superioridad que parecía emanar de él.
Y ahora que lo tenía tan cerca, se daba cuenta de lo mal que lo había tratado la vida. Su nariz un tanto ganchuda no juntaba ni pegaba con sus labios, una boca que parecía pedir a gritos un bálsamo hidratante, sin mencionar su piel blanca casi transparente. Aún le sorprendía lo rápido que sanaban las heridas y moretones que tanto él como sus amigos, se habían encargado de dejar sobre su piel, pero, lo peor de todo, eran sus ojos. Ambas perlas negras de mirada tan profunda e intensa, que Sirius muchas veces creyó haberse sentido inferior, como si este pudiera ver a través de él, incluso leer sus pensamientos.
En efecto, Severus Snape era todo lo contrario a él.
- Tienes razón - siguió Sirius - me gusta causar problemas - admitió con una sonrisa - pero uno no puede evitar sentirse intrigado por alguien que es tan bueno en lo que hace, ¿no? Pensé que tal vez podríamos intercambiar algunos consejos
Snape levantó una ceja, claramente no convencido y detuvo su andar hasta quedar frente a él.
- ¿Consejos? - repitió Snape, con desdén - no veo qué podrías ofrecerme tú que valga la pena - se cruzó de brazos sobre un libro marrón algo grueso y viejo que tenía sobre su pecho
Sirius mantuvo la sonrisa, aunque por dentro sentía un creciente deseo de darse la vuelta y marcharse.
- Quizá, puede que yo no tenga nada que te interese, pero - pasó su mano por su cabello acomodándolo hacia atrás - al final podríamos sorprendernos el uno al otro - le guiñó un ojo con descaro
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El Plan Perfecto || Snirius ( HISTORIA TERMINADA )
RomanceSeducir a Severus Snape parecía un trabajo duro. Pero para Sirius Black, eso era pan comido. O al menos eso es lo que pensó James cuando se lo pidió. Lily Evans pasa mucho tiempo con Severus, y eso, hace rabiar a James. ¡Quiere separarlos a toda cos...