13. Orgullo y suplica

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Habían pasado varios días desde la última vez que Snape había visto a Sirius. No lo había visto en clases, ni en los pasillos, ni en sus habituales rondas por el castillo. La ausencia del chico de ojos grises se sentía en el aire, pero Severus se obligaba a no pensar en ello. Se repetía a sí mismo que ya no le importaba, que Sirius era solo un estúpido Gryffindor más, un mentiroso como todos los otros. Así que los últimos días, solo había enfocado su tiempo en los estudios, en las pociones, y en cualquier cosa que lograra distraerlo.

Fue en uno de esos días fríos y grises, cuando Severus estaba solo en la biblioteca, revisando un libro sobre pociones avanzadas, que James Potter apareció frente a él, con el ceño fruncido y los labios apretados. Severus alzó la mirada y sintió el instinto de levantarse y marcharse, pero la mirada de James lo detuvo. Había algo distinto en sus ojos, una mezcla de angustia y preocupación que no encajaba con el típico James confiado y arrogante.

- Snape... - dijo James, rompiendo el silencio sepulcral de la biblioteca

Severus cerró el libro de golpe, con sus ojos llenos de desdén. No tenía tiempo ni paciencia para James Potter, y mucho menos para escuchar lo que fuera que tenía que decir.

- ¿Qué quieres, Potter? - respondió con frialdad, recalcando su nombre como si fuera un insulto

James tragó saliva, y dio un paso más hacia la mesa en que se encontraba el más bajo. La expresión en su rostro era desesperada. Se notaba incómodo, removiendo los dedos de sus manos como si estuviera a punto de solicitar algo que odiaba pedir.

- Necesito que hables con Sirius - dijo finalmente, casi susurrando

Severus soltó una carcajada amarga, una que no tenía nada de humor. No podía creer lo que estaba oyendo. James Potter, el chico dorado, el líder de los merodeadores, ¿estaba suplicándole a él, a Severus Snape?

- ¿Estás loco? - espetó Severus, alzando una ceja, incrédulo - no tengo nada que decirle a Black. Y menos a ti. Ya me divertí bastante con sus jueguitos, gracias

James apretó los puños y bajó la mirada por un segundo, como si estuviera luchando consigo mismo.

- Snape, por favor, no sabes cómo está Sirius. No sale de su habitación, apenas come, y... - hizo una pausa - no entiendo qué fue lo que pasó, pero todo esto lo está destrozando

Severus sintió una punzada en su pecho, pero se negó a dejar que esa entrometida emoción tomara fuerza. ¿Qué tal si esta fuera nuevamente una broma? Miró a James con desdén y una ira fría se apoderó de él.

- No es mi problema, Potter. Él se lo buscó - cruzó los brazos sobre su pecho

James respiró hondo, como si cada palabra fuera un esfuerzo monumental. Vio como Severus se levantaba de la mesa con intención de irse, pero intentó detenerlo. Dio un paso más hacia él, invadiendo su espacio personal, lo suficientemente cerca como para que Severus viera las ojeras bajo sus ojos y la desesperación en sus facciones.

- No entiendes... Sirius está enamorado de ti, joder. Y no entiendo como pasó, pero está hecho un desastre porque piensa que lo odias, que no hay forma de arreglar esto. Él nunca quiso hacerte daño. Todo este maldito plan fue un error. Un error que no sabe cómo corregir y que fue culpa mía... - James hablaba con un tono quebrado, con los ojos brillando de algo que podría ser tanto arrepentimiento como súplica - Te juro que si pudiera deshacerlo todo esto, lo haría. Pero ahora... creo que tú eres la única persona que puede ayudarlo

Las palabras de James hicieron que el corazón de Severus se encogiera. Cada frase era un golpe directo, y aunque no quería, sintió que una parte dentro de él se rompía un poco más. Sin embargo, se obligó a mantener la compostura, a no dejar que la culpa o la compasión lo dominasen. Porque ya había aprendido la lección, y no quería tropezar dos veces con la misma piedra.

El Plan Perfecto || Snirius  ( HISTORIA TERMINADA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora