El joven Aidan Gallagher ha dedicado toda su vida a ayudar a su padre en la librería, pero su mundo cambia inesperadamente cuando una actriz entra por la puerta.
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Aidan metió las manos en los bolsillos de su casaca. El frío le hacía temblar y deseaba que el sol apareciera o estar en su cama en lugar de en la universidad, yendo a su primera clase.
Mientras pasaba cerca de la cafetería, divisó a sus amigos sentados en una mesa de picnic, el lugar habitual donde siempre se encontraban. La risa de Liam resonaba como un eco familiar, y Aidan no pudo evitar sonreír.
—¡Aidan! —gritó Liam, alzando el brazo para saludarlo. Aidan le devolvió la sonrisa, pero un recuerdo reciente lo hizo fruncir el ceño brevemente antes de acercarse.
La mirada de todos se dirigió hacia él, el capitán del equipo de baloncesto de la universidad y el alma de la fiesta en cualquier evento. Saludó a Summer, que estaba tomando una taza de té, y a Ben, que escribía rápidamente en su laptop, como siempre, en su búsqueda por terminar un trabajo a última hora.
—Hola, ¿cómo va todo? —preguntó Aidan.
—Lo de siempre, practicando para el próximo juego —respondió Liam.
—Aunque Liam se olvidó de traer el balón, otra vez —respondió Summer, lanzándole una mirada burlona.
—¡Hey! Era un error, ¡está en mi auto! —protestó Liam, riendo.
—Y eso explica por qué no has podido hacer una canasta en semanas —bromeó Aidan, mientras se sentaba acostado de Summer.
—Que gracioso. —Liam rodó sus ojos, divertido—. ¿Y tú? ¿Cómo va la librería?
—Bien, aunque ayer pasó algo... curioso —dijo Aidan, recordando el incidente del día anterior.
Él había olvidado la situación hasta que Liam preguntó por la librería. No le había dado tanta importancia en su momento, pero ahora parecía relevante.
—¿Qué pasó? ¿Alguien quiso robar un libro? —dijo Ben divertido, sin apartar la vista de su pantalla mientras escribía aún más rápido al ver la hora.
—Bueno, algo así —dijo Aidan encogiéndose de hombros—. Solo fue un accidente con una caja de libros.
Aidan sonrió, recordando el accidente, pero decidió no dar más detalles. Conocía a sus amigos lo suficiente como para saber que harían una gran historia de ello.
—¿Te tropezaste y dejaste caer todo? —preguntó Summer con una sonrisa burlona.
—Más o menos —respondió Aidan, evitando el contacto visual. Sabía que si alguien lo presionaba, terminaría soltando más información de la que quería compartir.