Y así...
Lo que comenzó como un capricho se convirtió en el amor de toda una vida
Las dos temporadas de Shadow and Bone se encuentran narradas en una misma historia
*NO ME PERTENECE NINGUN PERSONAJE* más que la protagonista y otros más que no apare...
Después de colocarle los amplificadores a Alina, me dirigí a la cocina del barco para ayudar a preparar la comida. Era una tarea simple, pero me ayudaba a mantener la mente ocupada y a sentirme útil. Mientras cortaba vegetales, Mal se acercó a mí con una expresión seria.
- ¿Podemos hablar, Carsy? - preguntó, su voz baja pero firme.
Asentí, dejando el cuchillo y limpiándome las manos en el delantal. Lo seguí hasta la cubierta, donde la brisa fresca del mar nos envolvió. Mal se volvió hacia mí, cruzando los brazos sobre el pecho.
- ¿Qué pasa, Mal? - pregunté, tratando de sonar casual.
- Quiero saber la verdad - dijo, su mirada penetrante. - ¿Tienes alguna relación con Sturmhond?
Mi corazón dio un vuelco, pero mantuve la calma.
- No, Mal. No tengo ninguna relación con él. - Mal frunció el ceño, claramente no convencido.
- No te creo. Hay algo entre ustedes, lo sé. Desde que llegamos al barco, he notado cómo se miran.
Suspiré, intentando encontrar las palabras correctas.
- Mal, tú tienes a Alina, tu verdadero amor. Mi verdadero amor está en Ravka - al decir esto, sentí un nudo en la garganta y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
No pude evitar que una lágrima solitaria rodara por mi mejilla. Mal, notando mi angustia, se acercó y me abrazó con fuerza.
- Eres mi mejor amiga, Carsy – susurró - Solo estoy preocupado por ti.
Me apoyé en su hombro, permitiendo que algunas lágrimas más cayeran.
- Gracias, Mal
- Deberíamos regresar para terminar la cena – asentí y nos dirigimos a la cocina
Nikolai's POV
Era de noche, y el suave vaivén del barco nos mecía hacia el sueño. Carsyne y yo estábamos en nuestro camarote, preparándonos para dormir. Ella se encontraba sentada en la cama, inmersa en la lectura de un libro, mientras yo terminaba de cambiarme en el baño.
Sentía una mezcla de emoción y nerviosismo al pensar en lo que estaba a punto de hacer. Desde hace semanas, había guardado un anillo en mi bolsillo, esperando el momento perfecto para proponerle matrimonio a Carsyne. Sabía que no era un gesto impulsivo; ella era la única con la que quería compartir mi vida, gobernar Ravka y construir un futuro.
Respiré hondo, saliendo del baño con el anillo bien guardado. Me acerqué a la cama y me recosté sobre sus piernas, observando cómo sus ojos recorrían las páginas del libro. Mi corazón latía con fuerza, pero su presencia siempre me calmaba.
- Carsyne - comencé, mi voz temblando ligeramente - he estado pensando mucho en nosotros, en lo que hemos pasado y en lo que nos espera, cada día que pasa me enamoro más de ti. No solo eres mi mejor amiga, eres mi reina y quiero que seas la madre de Ravka
Ella levantó la vista del libro, y nuestros ojos se encontraron. Los suyos eran un morado profundo, como el anochecer, llenos de una calidez y una sabiduría que me dejaban sin aliento
- Para eso, tendríamos que casarnos - respondió con una pequeña sonrisa, su tono medio bromeando.
Hubo un silencio, mientras ambos procesábamos lo que acababa de decir. Mis ojos no se apartaron de los suyos, llenos de amor y determinación. Esa mirada fue suficiente para que Carsyne entendiera mis intenciones. De repente, sus ojos se agrandaron y se llevó las manos a la boca, comenzando a llorar.
- ¿Lo dices en serio? - preguntó, su voz quebrada por la emoción. Tomé sus manos en las mías, besándolas suavemente.
- Nunca he dicho algo más en serio en mi vida, Carsyne - saqué el anillo del bolsillo y lo sostuve frente a ella, esperando su respuesta.

Sus lágrimas caían libremente ahora, pero había una sonrisa radiante en su rostro.
- Sí, Nikolai - dijo finalmente, su voz llena de alegría - Sí, acepto.
Deslicé el anillo en su dedo, y luego la abracé con fuerza, sintiendo cómo nuestros corazones latían al unísono. Nos quedamos así por un momento, dejando que la felicidad nos envolviera. Después, me aparté un poco para besarla suavemente, saboreando el dulce momento que compartíamos.
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- Te amo - susurré contra sus labios. - Prometo que te haré feliz
