3096 días [Lucemond]

capitulo extra: Jacaerys

Este extra será de la perspectiva de Jacaerys, y en el próximo, la perspectiva de Aegon.

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Cuando Lucerys desapareció, todo fue confuso para Jacaerys. En ese momento, tenía trece años y, aunque entendía lo que le había pasado a su hermano, sentía que una parte de él había sido arrebatada. Se sentía vacío, solo, como si el mundo entero se hubiera vuelto gris y sin sentido. Ver a su madre perdida en su propio dolor solo intensificaba su angustia; Rhaenyra estaba tan consumida por la tristeza que apenas podía cuidar de sí misma, mucho menos de Jacaerys.

Por la mañana, Jacaerys se levantaba y se preparaba para la escuela en una casa que ya no sentía como un hogar. No había nadie que le deseara los buenos días, nadie que le preparara el desayuno. Rhaenyra solía decir: "Jacaerys ya tiene la edad para cuidarse solo", pero esas palabras resonaban vacías y crueles en su mente. Cada mañana, miraba las noticias con la esperanza de ver alguna actualización sobre Lucerys, pero ver el rostro de su hermano en la pantalla solo le recordaba la cruda realidad. Apagaba la televisión rápidamente, incapaz de soportar el dolor que se reflejaba en sus propios ojos.

Cuando iba a la escuela, todos lo miraban con pena. Algunos niños crueles se burlaban de su sufrimiento, diciendo cosas horribles como: "Seguro que se están aprovechando del pequeño cuerpo de tu hermano o está muerto". Esas palabras eran como puñaladas en el corazón de Jacaerys. Cada comentario hiriente aumentaba su dolor, haciéndolo sentir más impotente y solo.

Los que se burlaban de Jacaerys y de Lucerys comenzaron a sufrir la ira de Jacaerys. Cada semana se peleaba con un chico distinto. La escuela siempre llamaba a su madre, pero ella, sumida en su propio dolor, enviaba a su abuelo Corlys. Corlys le aconsejaba con sabiduría y paciencia, pero Jacaerys nunca escuchaba. La ira dentro de él era un fuego inextinguible. Posteriormente, Harwin empezó a ir a la escuela para aconsejarlo también, pero nada funcionaba. Jacaerys sentía que nadie entendía la magnitud de su dolor y sus consejos eran solo palabras vacías.

Así pasaron algunos años, y la tristeza de su madre se hacía más evidente. Por las noches, Rhaenyra se despertaba y llamaba entre llantos a Lucerys, su voz quebrada por la desesperación. Jacaerys se veía obligado a consolarla a ella y a su hermano menor, Joffrey, apenas un bebé. Había tenido que cuidar de Joffrey desde que tuvo memoria, pero ahora la carga se sentía mucho más pesada. La responsabilidad de mantener a su familia unida recaía sobre sus hombros juveniles, y a menudo sentía que estaba a punto de derrumbarse bajo el peso de su propio dolor y la tristeza de los demás.

Jacaerys había entrado en secundaria. Tenía quince años y se encontraba en una etapa de cambios y desafíos. Los exámenes se acercaban y el estrés lo invadía, haciendo que se sintiera más nervioso de lo habitual. Además, en medio de toda esta presión académica, comenzaron a surgir pistas falsas sobre el caso de Lucerys. Estas falsas esperanzas solo le añadían más angustia. ¿Qué ganaban las personas al hacer tales cosas? Se preguntaba constantemente, sintiendo una profunda frustración y desagrado.

Durante esos días, Jacaerys no solo tenía que estudiar sino también cuidar de su hermano menor, Joffrey. Su madre estaba completamente absorta en la búsqueda de Lucerys, dejándolo a él con la responsabilidad de Joffrey. Con tanto en su mente, Jacaerys dejó de cuidarse a sí mismo. Vivía desaliñado, despeinado y siempre sudado, corriendo de un lado a otro sin descanso. La presión finalmente lo alcanzó y su cuerpo le dio un alto.

Esa mañana, mientras llevaba a Joffrey a la escuela, Jacaerys comenzó a sentirse terriblemente mal. Los mareos se intensificaron hasta que, sin previo aviso, cayó desmayado en plena calle. Fue en ese momento que su vida cambiaría de una manera inesperada, marcando el inicio de lo que sería uno de los peores errores de su vida.