Capitulo 10: Día 2769

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Dia 1309;
Narrador Aemond:
"No tienes derecho a ignorarme, Lucerys", apreté el volante del auto con tanta fuerza que los nudillos se volvieron blancos. Sentía una furia incontrolable hacia Lucerys por atreverse a abrazar a otro hombre.

"¿Por qué debería hablar con un mentiroso?", respondió Lucerys, rodando los ojos y luchando por contener las lágrimas. Habíamos salido del hospital y, evidentemente, no lo había liberado.

"Porque soy tu alfa", solté una risa irónica, alimentando aún más mi enfado.

Conduje a toda velocidad hacia casa. Lucerys temblaba como una hoja, consciente de que recibiría un castigo. Abrí la puerta del garaje y lo obligué a entrar en la casa. Le arrebaté al bebé de sus manos y lo llevé a la cuna. Lucerys corrió tras de mí, temiendo que pudiera hacerle daño al bebé. En cuanto Lucerys entró en la habitación, lo golpeé.

Me arrodillé delante de Lucerys y, para mi sorpresa, en lugar de llorar, él sonreía. Agarró mis mejillas con fuerza y siguió sonriendo. Me pregunté qué cruzaba por su mente. Sacudí la cabeza varias veces y esperé a que Lucerys continuara. Para mi sorpresa, acarició mi mejilla y continuó sonriendo.

"Sin mí... solo serías un triste soltero solitario. No tienes a nadie porque eres un enfermo", dijo Lucerys. Sin pensarlo, le golpeé el estómago. Él se retorció de dolor y se quejó por unos minutos, pero luego volvió a sonreír. "¡No eres nadie sin mí! ¿Qué harías si dejara este mundo?", gritó Lucerys.

"¿Qué estás insinuando?" dije molesto, golpeando sus mejillas. "¡No vas a morir!", le grité mientras continuaba golpeándolo.

"¡Te odio, Aemond Targaryen!" exclamó Lucerys, empujándome mientras se levantaba para buscar a Rhaegar. Furioso, agarré su cabello y lo tiré, provocándole un grito de dolor.

"¡Cómo te atreves a decirme que me odias! ¡Yo soy el único que te ama y tú eres un desagradecido!" replico furiosamente.

Levantó a Lucerys y lo llevó hasta mi cuarto, allí lo arrojó en la cama e inmediatamente me lanzó sobre él. Con desesperación, me bajó los pantalones y liberó mi miembro. Se encontraba flácido, así que lo tomó con la mano y lo dirigió hacia la boca de Lucerys. Él se espanta aterrado y se aleja.

¡No quiero hacerlo! ¡Aléjate!" Lucerys se arrastró hasta un rincón de la cama y temblaba, con lágrimas en sus hermosos ojos azules. ¿Cuál es su problema? Le gustaba cuando cogíamos en el sótano.

"¡Es tu deber! ¡Vamos, cumple con lo que te gusta hacer!" Me acerco a Lucerys y tomo su cabello, lo sostengo con fuerza y niega con los ojos cerrados, no desea ver mi prominente erección.

Jalo de su largo cabello con mucha más fuerza, él no resiste y grita de dolor, en ese momento aprovecho para introducir el miembro en su boca.

"¡Ah, Lucerys! ¡Continúa así!" Él chupa con delicadeza a pesar de estar furioso, apretaba los puños con fuerza y me miraba con odio puro.

Estaba a punto de terminar,y sin embargo, mi placer fue abruptamente interrumpido por un repentino dolor intenso en mi miembro.Lucerys, había decidido morderme sin previo aviso.

Con una furia desbordante, golpeé a Lucerys una y otra vez hasta que finalmente se desmayó. Mis puños estaban llenos de sangre, al igual que su rostro. Lo levanté con fuerza y lo arrastré hasta el sótano, donde lo arrojé sin piedad al suelo. Dejándolo allí, subí de nuevo y me dirigí hacia Rhaegar, quien aún dormía plácidamente, ajeno a lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

Lo sostuve en mis brazos mientras escuchaba el sonido del teléfono que empezaba a sonar. Era mi madre, quien me llamaba para informarme sobre los detalles del funeral de mi padre.

3096 días [Lucemond]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora