Hannah.

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De repente se despertó y vio como estaba en una habitación similar a la suya pero con todas las cosas en diatinto orden, tan distinto, que la cama no estaba delante de la estanteria, sino de la ventana.

Estaba nevando, ¿Sabeis? Caian unos preciosos copos blancos, tan blancos como su piel.

Se inclinó un poco hacia la mesita y cogió un mechero y un cigarro.
Tenía las manos heladas, le temblaban, tanto que al encender el cigarro se quemó sin querer.

No sabía por qué pero no le dolió la quemadura, dando una calada tras otra fue expulsando el humo. Aun tenia los labios pintados de rojo, ayer habia sido un mal día como casi todos y seguramente se habría quedado dormida escuchando música y no se desmaquillaría.

Miró el reloj y el movil y marcaban las 3 de la mañana... ¿Cómo podía ser de noche si ella tenía ante su cabeza una gran nevada en un día nublado?

-No tiene sentido -intentó decir...
Y menos aún le veia cuando no le salió la voz.

Entonces el mundo se le vino abajo del todo y empezó a llorar, según el movil se pasó una hora llorando, según el reloj de pared dos. Lo que estaba claro es que algo pasaba porque de sus ojos no salía ese liquido cristalino que sale cuando lloras, salia sangre, sangre que llenó toda la cama, sus manos y su ted...

Se intentó tocar los ojos y al frotar uno se le cayó también, tampoco le dolió. Definitivamente, no entendía nada, ¿Estaba muerta? ¿Estaba en coma? ¿Qué estaba pasando?

Sacó una cuchilla y empezó a desahogarse, una raya, dos, tres. No dolían, lo único que le dolía era la impotencia, la frustración, el saber que algo pasaba y no podía impedirlo.

¿Por qué le pasaba todo esto? ¿Que había hecho para merecerlo?

De repente se movió de la cama y cayó redonda, despertó y le faltaba una pierna... Adivinad, tampoco le dolía.

Se arrastró como pudo hasta la navaja de su cajón y cerrando el ojo se la clavó en el corazón. Nada de dolor, nada, su mente agonizó unos segundos y vio todo negro.

De repente despertó en su habitación, todo estaba normal, ya no nevaba, hacía sol y este le molestó en los ojos.

Se levantó y fue al espejo, tenía unas ojeras marcadas y los ojos llorosos pero no de sangre. Todo estaba normal, como el día anterior pero casi eso era lo que más odiaba Hannah, se miró una última vez y fue a por la cuchilla, los cortes le escocían y le hacían calmar el dolor psicológico por un rato pero sabía que esas marcas quedarían ahí y seguiría con sus malditas paranoias, arrepentimientos y cosas además de la preocupación de ocultar las malditas marcas.

Quizás no pedía tanto, o quizás si.... Quien sabe.

~Se encendia sin llegar nunca a ser ceniza, nunca se consumia aun siendo incendio.~

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Hola, hoy me apetecía hacer una pequeña historia con moraleja, supongo que no es facil de interpretar ya que solo un cierto tipo de personas lo entenderan pero la conclusión final sería que el dolor psicológico es mil veces peor que el resto de los dolores y que solo se puede ocultar momentaneamente con drogas o con dolor fisico pero luego volverá otra vez e incluso ni con estas cosas ae oculta a veces. Digamos que Hannah en su "Pesadilla" no lo pasaba mal por las cosas que le pasaban, sino porque es una persona que le da muchas vueltas a todo y las cosas no las entendia, lo pasaba mal por la impotencia y todos los sentimientos y pensamientos que le atravesaban la cabeza, debo recalcar que la nieve y el dia nublado en sí representaban el caos que pasaba por su cabeza. Aun así despertó y prefería todo lo otro antes que la realidad porque sabía que la pesadilla era temporal pero que la realidad permanecería ahi y al fin de al cabo si hay sueños que se cumplen deberiamos recordar que las pesadillas son los sueños pero malos...

Y eso, que me ha dado la venada de poneros algo con moraleja, muchas gracias por leerme, siento haber estado tanto tiempo sin subir nada pero es que no he estado muy inspirada que se diga, espero poder empezar a subir algo más de coninuo. Besos.
Att: vuestra reflexiva/deprimidora escritora; Lady Hopeless.

De todo, de nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora