Elisabeth.

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Decían que estaba loca, loca a rabiar.

Y que era especial. Pelo rubio, alta, delgada...Sus ojos, sus ojos negros tenían un brillo especial. Aunque por fuera se riese a carcajadas estos transmitian que su alma lloraba a mares.

Odiaba que la llamasen Eli, Lisbeth era su diminutivo.

Era ese tipo de chica que tenía a todos detrás porque era encantadora.

Tenía una sonrisa deslumbrante y siempre llevaba los labios pintados de rojo para contrastar su blanca piel.

Y bebía y se drogaba. Ay que si bebía... Empezaba una botella e iban cayendo todas.
Drogar se drogaba demasiado...
- No te drogues, hay muy poca para tantos. -Les decía a los demás.

¿Amigos? Bufff, le sobraban. Quizás deberíamos de remarcar la palara sobraban ya que la mitad estaban de más.

Ganó Miss simpatía y Miss belleza 4 años seguidos en los concursos que celebraba su instituto.

Siempre parecía feliz, nadie diría lo contrario.

El problema es que las apariencas engañan demasiado y bueno Lisbeth ¿Qué decir de ti para que me entiendan?

Se pasaba horas frente al espejo preparandose para fingir ser alguien que no era pensando que al ser aceptada sería feliz, pensó que la vida se basaba en eso, en ser conocida, en tener a chicos detrás y en no estar nunca sola.

En realidad siempre estaba sola, para la dulce Elisabeth empezaba a ser dificil fingir que no se sentía sola aunque estuviese rodeada de gente.

Al fin de al cabo, ella estaba atrapada en todo lo que había aparentado ser todos esos años, no sabía si realmente quería destapar toda esa farsa por si la suerte se le invertía.

No se divertía cuando bebía, intentaba ahogar a sus demonios en las botellas, pero olvidaba una cosa... Ellos ya habían aprendido a nadar.

Cuando se drogaba quería adormecerlos, que no saliesen a molestarla, pero se habían hecho inmunes y la que con el tiempo se iba jodiendo más y más era ella.

Estaba harta de sonreír, hacía semanas que no sonreía de una forma que no fuese fingida y ya ni hablemos de reir. Había aprendido a fingir risa una vez por cada vez que lloraba sola cuando se derrumbaba en su casa.

Si algo se decía día tras día es que ojalá pudiese renacer y cambiar el pasado, pero hay cosas que una vez que se pierden nunca vuelven, el tiempo y las ganas de vivir.

Ojalá hubieses podido parar a tiempo Lis, ojalá no te hubieses muerto de sobredosis.

~So close no matter how far, couldn't be much more from the heart.
Forever trusting who we are.
No, nothing else matters...~

De todo, de nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora