Esperanza.

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Las cosas como son...  Es irónico que sus padres le pusiesen ese nombre.

Esperanza era una chica adolescente, otra más de todas las que hay.

Le solían decir que era demasiado negativa sobre su vida, sobre su manera de ver las cosas y tras un -No soy negativa, soy realista. Y un: -No eres realista, eres negativa. Siempre contestaba lo mismo: ¿Qué culpa tengo yo de que la realidad sea una mierda?

Quizás si algo le saliese como realmente quería ella pues sería más positiva, menos soñadora, menos insegura, menos de todos los adjetivos negativos que se os puedan pasar por la cabeza y más feliz, o directamente, feliz.

Algunos pensarán que es una caprichosa, que lo quiere todo, que se queja sin motivo... Y bueno, si sabe que aun queriendo algo no va a conseguir nada pues no pasa nada por querer todo,  tampoco va a conseguir nada.

El problema es que no lo quiere todo, quiere pocas cosas, pero quizas hace mucho tiempo que eran imposibles para ella... Quizás desde que nació, solo que nunca se había preocupado antes por ello y ahora desde que ha empezado a hacerlo no levanta cabeza.

Sonríe le dicen. Y sonríe, casi siempre sonríe, pero a desgana.
Está cansada de fingir que está bien en la calle y cuando llega a casa derrumbarse del todo.

Al fin de al cabo, la vida es para todos, pero nadie ha dicho que igual no todos están hechos para vivirla.

A veces, es mejor el silencio. El silencio es el grito más fuerte pero el problema es cuando te acostumbras de tal manera que los que no lo saben guardar son los ojos.

Mirada perdida en busca de quien sabe qué.

Cuando dije que sus padres no escogieron el nombre adecuado me refería a que ya perdió lo último que se pierde, la esperanza, la esperanza  de que algo mejorará. Y viendo lo visto no le falta razón.

~Sirvieron de lienzo las horas perdidas~

De todo, de nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora