Ya se había vuelto una rutina pasar las mañanas en aquella habitación junto con el chico para Emily. Podía disfrutar de una charla sin sentirse juzgada constantemente, cosa la cual le alegraba y le quitaba una gran carga de encima. Con él, la chica podía expresar sus sentimientos y estos no eran rechazados por nadie. Podía ser ella misma.
— ¿Sabes una cosa? — ya llevaba yendo cada mañana casi dos semanas seguidas, y la fecha del juicio era dentro de tres días —. Cada mañana que paso aquí se han convertido en mis mejores recuerdos y en mi mejor momento del día. ¿Sabes el motivo?
El chico se acercó a ella con una pícara sonrisa en los labios mientras juntaba su nariz con la de ella.
— ¿Por momentos cómo este?
— Por estar contigo... pero sí, también por momentos como este —. Emily no estaba acostumbrada a poder besar a alguien sin el miedo de hacerlo mal o que se enfadara si paraba antes o duraba más de lo deseado. Con Henry, besarse era algo fácil y le gustaba. Le gustaba mucho. No se había dado cuenta de cuando habían empezado a besarse, pero eso no le importaba, no le importaba lo más mínimo.
Juntaron sus labios y la chica colocó sus brazos por el cuello de él. Henry la tomó por la cintura mientras no separaban sus labios. Él sí recordaba su primer beso. Emily le acababa de contar todos sus problemas con Nico y, tras notar como las lágrimas se formaban en sus ojos, este se había incorporado y le había dicho que le había entrado algo en su ojo. Cuándo ella se acercó le besó. Al principio pudo notar como la chica dudaba en cómo debía responder, pero finalmente se unió y se llevaron así minutos, largos minutos donde ambos se dieron cuenta de que no estaban solos. De que se tenían el uno para el otro.
Al cabo de pocos segundos Elisabeth, la guardaespaldas del chico, abrió la puerta de golpe. Ambos se miraron y se separaron mientras sus mejillas se tornaban de rojo.
— Lamento interrumpirles pero debo comunicarle algo al señorito, si no es mucha molestia, señorita Emily, debería esperar afuera unos instantes.
Emily asintió y se levantó para salir de la habitación. Ya era algo común durante esas mañanas tener que salir para que Elisabeth hablará con el chico unos minutos y, después, todo volviera a la normalidad. Sin embargo, aquella charla no era como las otras. La chica Baker pudo escuchar a Henry gritar y quejarse una y otra vez, mientras que su guardaespaldas tan solo podía decirle que la vida era así y que tendría que vivir con ello. A los minutos Elisabeth salió de la habitación y Emily pudo volver a entrar.
— ¿Va todo bien? — se fijó en que los ojos del chico estaban llenos de pequeñas lágrimas. Se sentó a un lado de la cama —. Ey, ¿qué pasa? — le tomó de las manos y se las frotó con delicadeza, esperando una respuesta.
— Ya me han dado el alta.
— ¿Y por qué lloras?
— Porque me voy a Estados Unidos. Mis padres llegaron ayer y, tras enterarse de todo, han decidido que continúe allí mi carrera.
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Un Ballet Al Ritmo Del Amor ✓
Romance¿Los sueños son más fuertes qué el amor? ¿Es difícil encontrarlo? No. Solo es difícil mantenerlo. *** Un amor por una tontería... Suena a estupidez, pero es tan cierto... A veces pasa por solo verse o por solo escuchar su voz, pero pocas por ensucia...