— Entonces... ¿Te vas el veintisiete y no vuelves hasta el veintinueve?
— Sí, se tarda en llegar casi un día, por lo que tenemos que salir un poco antes.
— Entiendo... — colocó la ensalada en la mesa mientras su compañera dejaba los filetes delante de cada una —. Te voy a echar mucho de menos, que lo sepas.
— Y yo a tí... es una lastima que esta fase no sea aquí y que no la transmitan, tan solo anunciaran los ganadores...
— Pues te exijo saberlo antes que nadie, ¿eh? En cuanto te enteres tienes que decirmelo, que sino no me quedaré tranquila...
— A la orden, capitana Emily.
Las dos chicas siguieron con su almuerzo hasta que los platos quedaron vacíos. Después, mientras la patinadora guardaba los platos una vez lavados, el teléfono de la chica rizada sonó. Julie dejó lo que estaba haciendo para escuchar lo que su amiga decía. Tenía miedo de que volviera a ser Nico y que descubriera que les había mentido.
— ¿Sí, dígame? Sí, soy yo. ¡No me diga! De acuerdo, muchísimas gracias, allí estaremos —. Cortó la llamada y miró a Julie con una sonrisa en sus labios —. Adivina vecina...
— ¿Quién era? ¿No sería tu nuevo novio Henry?
— Oye... que no somos aún novios...
— Aún... — se cruzó de brazos mientras miraba a su amiga con una sonrisa traviesa.
— Bueno, el caso es que... era de la comisaría. Ya hay fecha para el juicio.
— No coincide con mi competición, ¿verdad?
— ¡No! No coincide, pero casi casi, ¿eh? Es el veintiséis a primera hora de la mañana... me da cosa por ti, que tendrás que faltar ese día a clases y puede que os preparéis peor la prueba para el concurso, y que por mi culpa perdáis... Mejor que no vengáis, no quiero perjudicaros.
— Estarás de coña, ¿no? Porque sino es que necesitas mirarte el cerebro... ¡Pero, Emily! ¿Cómo eres capaz de pensar que prefiero competir a que tú estés bien? Tu eres lo más valioso que tiene mi vida, no voy a dejar que te pase nada.
Las dos se dieron un fuerte abrazo. Después, Julie se fue a su habitación para llamar a Marc y contarle las novedades de su competición y sobre el juicio de su amiga.
— Hola, cariño. ¿Qué tal todo?
— Hola, mi copito. Bien, aquí en mi piso aburrido, ¿y tú qué?
Ya hacía tiempo desde que aquel apodo había dejado de dolerle. Como si solo podían decírselo su padre y ahora también Marc. Aquello le gustaba.
— Pues nada... Te quería comentar dos cositas muy importantes, ¿Ahora tienes tiempo?
— Siempre tendré tiempo para ti, eres mi vida y más. Y para mi vida, tengo todo el tiempo del universo. No habrá pasado nada, ¿verdad?
— Verás — una sonrisa se dibujó en sus labios mientras hablaba —, hoy nos han dicho las fechas tanto de mi competición, como del juicio.
ESTÁS LEYENDO
Un Ballet Al Ritmo Del Amor ✓
Romans¿Los sueños son más fuertes qué el amor? ¿Es difícil encontrarlo? No. Solo es difícil mantenerlo. *** Un amor por una tontería... Suena a estupidez, pero es tan cierto... A veces pasa por solo verse o por solo escuchar su voz, pero pocas por ensucia...