— Buenos días, Emily.
— ¿Qué pasa? — se fijó en su teléfono para comprobar la hora —. Julie, son casi las seis de la mañana... ¿por qué me despiertas?
— Para decirte que voy a salir.
— ¿Y pasa eso tenías qué desper...? Ah, vale... ya lo pillo — se acordó de la mañana del primer día de ese mes —, ja, ja, ja... qué graciosa.
— Deberías ir preparándote, tienes que estar perfecta para cuando te entrevisten por ser amiga de la próxima ganadora del Tutú De Oro.
— No te preocupes, que para las once ya estoy lista... ahora déjame dormir un poco más, anda... Cierra antes de salir.
— Ay, de verdad, cómo eres... — Julie fue a cerrar la puerta, cuando escuchó la voz de su compañera.
— Suerte, mi niña, vas a triunfar y maravillar a todo el mundo.
La bailarina le sonrió mientras cerraba la puerta. Una vez lejos de la habitación de su compañera cogió su ropa para la actuación, sus zapatillas, su teléfono, su cartera y las llaves del apartamento en su habitual bolsa de tela. Salió del edificio con tiempo suficiente como para pasarse un momento a ver al señor y a la señora Robinson.
— Buenos días, siento la hora.
— ¡Hombre! Pasa, Julie, pasa, hija mía. ¿Qué tal todo? Emily ya nos contó lo que al final hicistes con esos chicos... ¿qué te trae por aquí? ¿Otro consejo de mamá Rosse?
— Por ahora no necesito ninguno, pero gracias de todas maneras. Es que hoy es cuatro de agosto y...
— ¿Hoy no era cuándo participabas en ese concurso raro? — El hombre llegó entonces a la puerta del negocio —. Buenos días, Julie.
— Buenos días, John. Sí, es hoy.
— Oh, pensaba que hoy era el día en el que tu padre...
— Sí — cortó a la mujer antes de que pudiera terminar la frase, no le solía gustar escucharla en días como ese —, también es hoy. Por ello, me gustaría invitaros al concurso, para que me podáis ver brillar como él lo hizo en su momento.
La pareja de ancianos se sonrieron con ternura, antes de mirar de nuevo a la joven.
— Nos encantaría poder ir a verte, Julie, de verdad qué sí.
— ¿Pero?
— No podemos dejar la tienda cerrada, lo sentimos mucho.
— Oh, bueno, no os preocupéis... os puedo mandar después vídeos y lo podéis ver por la televisión de aquí. Esperad un momento — se acercó a aquel viejo cacharro de metal a la vez que conectaba un par de cables. La televisión comenzó a funcionar y Julie buscó el canal donde retrasmitirían el concurso —. Ahí lo tenéis. Cuando sean las doce le daís a este botón y comenzará a sonar. No os olvidéis, a las doce.
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Un Ballet Al Ritmo Del Amor ✓
Romance¿Los sueños son más fuertes qué el amor? ¿Es difícil encontrarlo? No. Solo es difícil mantenerlo. *** Un amor por una tontería... Suena a estupidez, pero es tan cierto... A veces pasa por solo verse o por solo escuchar su voz, pero pocas por ensucia...