SANTANAHa sido increíble, Santana. Es la mejor comida que he probado nunca —dijo Brittany sinceramente mientras daba un sorbo a un capuchino en el salón.
Me froté el estómago, deseando haber podido comer más. El festín de Acción de Gracias había salido bien, y era la mejor comida que había probado en mi vida. No creía que se debiera tanto a mis dotes culinarias como a la cocina fabulosa de Brittany. Tenía todas las comodidades y los electrodomésticos más sofisticados que había usado nunca. Suponía que sería difícil arruinar una comida en esa cocina.
—Gracias por dejarme cocinar. Tienes una cocina alucinante.
Subió una ceja mientras se llevaba la taza a la boca.
—Dices eso como si te estuviera haciendo un favor en lugar de lo contrario.
En efecto, me había hecho un favor. Me encantaba cocinar, y sus instalaciones eran el sueño de cualquier cocinero.
—Me ha gustado hacerlo.
Me sorprendí bastante cuando echó una mano para limpiar y recoger la mesa mientras yo cargaba el lavavajillas. La tarea parecía demasiado doméstica para ella, pero hizo que ella me gustara aún más porque no parecía importarle ayudar, aunque fuera un trabajo que no acostumbraba a hacer.
—Creo que deberías descartar la idea de trabajar en uno de los resorts e ir a la escuela de cocina. Obviamente es tu pasión. Deberías perseguirla como una carrera —farfulló Brittany con
expresión atenta.—No puedo. Necesito este trabajo, Brittany.
Cocinar era mi pasión, pero yo era realista. Necesitaba trabajar para sobrevivir.
—Puedo ayudarte a conseguir lo que deberías haber tenido, Santana. Quiero hacerlo.
Negué con la cabeza.
—No. Ya me has ayudado bastante.
—Nada de lo que haga será suficiente para deshacer el pasado.
—No es tu responsabilidad intentar arreglarlo —le dije tranquilamente.
—Soy tu hermanastra —discutió.
Se me escapó una risa entre dientes. Si iba a jugar la carta de que era su familia, sabía que estaba desesperada. Normalmente prefería no reconocer que estábamos emparentadas por matrimonio.
«Probablemente porque me folló anoche».
—¿Qué? Soy tu familia —dijo obstinadamente.
—No tenemos lazos, Brittany. Y lo sabes. No me debes nada y, aunque lo hicieras, me has hecho un gran favor dándome trabajo.
El hecho de que mi madre se hubiera casado con su padre no quería decir absolutamente nada.
Ella ni siquiera había conocido a mi madre, así que no era como si pudiera sostener que estuviéramos conectadas a través de ella.
—No te lo estoy ofreciendo por nuestros lazos. Quiero hacerlo porque tienes un talento real, Santana. Deberías ser capaz de hacer lo que quieres hacer.