La Escapada.

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Boruto estaba sentado en su aburrida clase de matemáticas en la prestigiosa escuela privada Konoha. No obstante, no podía dejar de pensar en la libertad del mundo exterior, lejos de la estricta supervisión y las expectativas que conllevaba ser un Uchiha. Decidido a escapar, ideó un plan para engañar a los guardaespaldas que su padre había asignado para protegerlo.

Durante el receso, se acercó a uno de los guardaespaldas y, con una expresión inocente, dijo:

—Necesito ir al baño.

Los guardaespaldas asintieron, permitiéndole ir solo. Pero Boruto tenía otros planes. Una vez dentro del baño, se subió a la ventana, se deslizó por el marco y comenzó a correr como si no hubiera un mañana. Mientras corría, se dio cuenta de que las costosas zapatillas escolares con tacón le estaban cansando los pies. Sin pensarlo dos veces, se las quitó y las dejó botadas en medio de la calle.

Sabía que el uniforme escolar lo delataría rápidamente, así que se despojó de él, quedándose solo con un par de shorts y una camisa blanca que siempre llevaba debajo. Continuó corriendo hasta que, finalmente, se encontró en el barrio bajo, una zona a la que tenía estrictamente prohibido acceder.

Mientras caminaba por las callejuelas oscuras y mal iluminadas del barrio bajo, Boruto sentía una mezcla de emoción y nerviosismo. De repente, escuchó voces detrás de él y se dio cuenta de que unos tipos sospechosos lo seguían. Aceleró el paso, intentando no parecer asustado, pero los hombres lo alcanzaron rápidamente.

—¿Qué hace un chico de buena familia como tú en un lugar como este? —preguntó uno de ellos con una sonrisa siniestra.

—Solo estaba paseando, no busco problemas —respondió Boruto, tratando de sonar valiente.

Los hombres se acercaron más, y Boruto sintió cómo su corazón latía con fuerza. Justo cuando pensaba que estaba en serios problemas, apareció un Omega de su misma edad, que había estado observando la escena desde la distancia.

—¡Déjenlo en paz! —gritó el Omega, interponiéndose entre Boruto y los hombres.

Los matones se rieron, pero uno de ellos levantó una ceja.

—¿Y tú quién eres para decirnos qué hacer?

El Omega se plantó firme, desafiándolos con la mirada.

—Este es mi amigo. Si lo tocan, tendrán problemas conmigo y con mi gente.

Los hombres se miraron entre sí, evaluando la situación, y decidieron que no valía la pena el conflicto. Murmurando maldiciones, se alejaron lentamente. Boruto dejó escapar un suspiro de alivio.

—Gracias... —dijo Boruto al Omega, quien sonrió.

—No hay problema. Me llamo Kai.

—Soy Boruto. ¿Te gustaría un helado? Es lo menos que puedo hacer para agradecerte.

Fueron a una pequeña tienda local, y Boruto pagó con la tarjeta negra de su padre. La tarjeta emitió un pitido distintivo al procesarse, y la transacción fue rápidamente señalada por los sistemas de seguridad de la familia. En cuestión de minutos, la ubicación exacta de Boruto fue transmitida a los dispositivos de seguridad de la familia Uchiha. Había comentado un error.

No pasó más de diez minutos antes de que Boruto se viera rodeado de militares, policías y miembros de la mafia de su padre, todos reconocibles por el broche de la nube que llevaban. El ruido de los vehículos y el ajetreo de la gente alrededor atrajo la atención de todos en la calle.

Konohamaru, un pilar encargado de dirigir a los miembros de la mafia de su padre, se acercó a él con seriedad.

—Tu padre ha movido literalmente cielo, mar y tierra por ti. ¿Sabes que estás en problemas, verdad? —dijo Konohamaru.

Boruto agachó la cabeza, sabiendo las consecuencias que enfrentarían al volver a casa. Se despidió de Kai, prometiéndole que se verían de nuevo, y se fue rodeado de carros hacia su hogar.

Al llegar a casa, Boruto no dijo nada. Se disculpó con su madre, Naruto, quien estaba visiblemente preocupado.

—Lo siento mucho, mamá —dijo Boruto, con la voz quebrada.

Naruto lo abrazó, aliviado de que su hijo estuviera a salvo. Menma, su hermano mayor, se acercó y le dijo:

—Te está esperando.

Con el corazón latiendo rápido, Boruto se dirigió a la oficina de su padre. Al entrar, encontró a Sasuke sentado en su escritorio con una expresión seria.

—Boruto, ¿tienes idea de lo peligroso que es para ti estar afuera solo, sabiendo que eres un Omega? —dijo Sasuke, levantándose y caminando hacia su hijo. —Podrías haber sido secuestrado o algo peor. ¡Eres parte de esta familia y tenemos responsabilidades!

Boruto agachó la cabeza, sintiéndose culpable.

—Lo siento, papá. No pensé en las consecuencias...

Sasuke lo miró con severidad, su voz cargada de frustración y preocupación.

—Tenía a todas mis unidades buscándote, Boruto. Moví cielo, mar y tierra para encontrarte.

Boruto levantó la vista, con una mezcla de incredulidad y desafío.

—Eso es una exageración, papá. No soy tan importante.

Sasuke se inclinó hacia él, sus ojos oscuros llenos de una intensidad que Boruto rara vez veía. Observó a su hijo de pies a cabeza detallandolo todo hasta llegar a esos azulinos ojos. Era la copia exacta de su madre. Y eso era suficiente para ser importante.

—Para mí, eres la joya más valiosa de esta familia, Boruto. Y para protegerte, nada es demasiado. —Las palabras de Sasuke hicieron que Boruto comprendiera la magnitud de la preocupación de su padre.

Boruto bajó la mirada, sintiéndose abrumado por la sinceridad en las palabras de su padre.

—¿Por qué hiciste todo esto para encontrarme? —preguntó en voz baja.

Sasuke suspiró, su expresión suavizándose un poco.

—Porque te amo, Boruto. Eres mi hijo, y no puedo permitir que nada ni nadie te haga daño. Mi deber es protegerte, incluso de ti mismo si es necesario.

Boruto asintió, finalmente comprendiendo el punto de su padre.

—Lo siento, papá.

Sasuke lo miró con severidad.

—Estás castigado, Boruto. Durante el próximo mes, no tendrás ningún privilegio. No habrá salidas, ni juegos, ni diversión. Además, ayudarás a mamá con todas las tareas de la casa para que aprendas lo que significa la responsabilidad.

Boruto asintió, aceptando su castigo.

—Sí, papá. Lo entiendo.

Sasuke lo abrazó brevemente antes de dejarlo ir.

El Aroma de la UnidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora