Por Mamá

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La familia Uchiha se había esmerado en planear una celebración especial para Naruto en el Día de la Madre. Querían demostrarle cuánto lo apreciaban y cuánto significaba para ellos. Decidieron llevarlo a un lujoso restaurante, un lugar conocido por su exquisita cocina y su ambiente elegante.

Naruto se preparó con esmero, eligiendo un hermoso vestido azul marino pastel que resaltaba su delicadeza y belleza natural. Combinó el vestido con unas zapatillas rojas y el collar con incrustaciones de diamantes que Sasuke le había regalado en su último aniversario. Se miró en el espejo, sintiéndose un poco nervioso por la atención que seguramente recibiría, pero también emocionado por la ocasión.

Al llegar al restaurante, Naruto fue inmediatamente el centro de atención. Su elegancia y belleza no pasaron desapercibidas, y las miradas de admiración no tardaron en llegar. Sasuke, orgulloso de su pareja, lo tomó de la mano y lo guió hacia su mesa, mientras sus hijos lo rodeaban, protegiéndolo con una mezcla de amor y respeto.

—Naruto, te ves increíble esta noche —dijo Sasuke con una sonrisa.

Naruto se sonrojó levemente, pero respondió con una sonrisa tímida—. Gracias, Sasuke. Esto es realmente especial.

Durante la cena, la conversación fluyó con naturalidad, llena de risas y recuerdos compartidos. Los hijos de Naruto y Sasuke, Menma, Boruto, Himawari y Hiwatori, estaban emocionados por el momento en que podrían darle sus regalos a su madre.

Cuando terminaron de comer, Himawari fue la primera en sacar su regalo. Era una pulsera de plata con pequeños colgantes en forma de corazones.

—¡Feliz Día de la Madre, mamá! —dijo con una sonrisa radiante—. Espero que te guste.

Naruto la abrazó con cariño—. Me encanta, Himawari. Es preciosa. Gracias, querida.

Hiwatori le entregó un par de pendientes a juego con la pulsera de Himawari—. Yo también te tengo algo, mamá. Para que siempre te acuerdes de nosotros.

Naruto besó a su hijo en la mejilla—. Siempre lo haré, Hiwatori. Gracias.

Menma y Boruto se turnaron para darle a su madre un hermoso ramo de flores y una caja de chocolates gourmet.

—¡Feliz Día de la Madre, mamá! —dijeron al unísono.

Naruto estaba conmovido—. Gracias, chicos. Son maravillosos.

Finalmente, llegó el turno de Sasuke. Sacó una pequeña caja de terciopelo negro y la abrió para revelar dos cascabeles de diamante.

Naruto quedó sin palabras al verlos. Reconocía esos cascabeles al instante; eran iguales a los que solía llevar cuando apenas conocía a Sasuke, sólo que eran de metal en ese entonces, un regalo de su propio padre (Minato Namikaze).

—Sasuke... —susurró Naruto, con lágrimas de emoción en los ojos—. No puedo creer que hayas encontrado algo así.

Sasuke tomó la mano de Naruto y la apretó suavemente—. Quería que tuvieras algo que te recordara lo especial que eres para mí, para nosotros.

Naruto no pudo evitar derramar unas lágrimas de felicidad. Se inclinó hacia Sasuke y lo besó con ternura.

—Gracias, Sasuke. Gracias a todos. Este es el mejor Día de la Madre que podría haber imaginado.

A medida que la noche avanzaba, Naruto se sintió más feliz y agradecido que nunca, rodeado de su familia, sabiendo que cada uno de ellos lo amaba profundamente y siempre estarían allí para cuidarse mutuamente.

El Aroma de la UnidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora