🌙 Hija de la Luna (Legolas x OC)

Episode 1: El inicio

Hace muchas lunas atrás, incluso antes de la primer edad en la tierra, el gran dios Ilúvatar en su arduo trabajo de crear todo lo que ahora conocemos, también había creado la Luna, una hermosa roca blanca que brillaba al reflectarse el sol sobre ella, decidió que esta joya se colocara en el cielo y diciendo unas palabras, el cielo se tornó azul marino, un ambiente bastante oscuro que no pasaba desapercibido por las estrellas, ahí mismo forzó a la Luna y el cielo tomó otro color, como una gran linterna que ilumina el camino de un viajero perdido y lo guía de vuelta en su camino.
Segundos después, aquella roca parecía cobrar vida propia, ya que cualquier creación del dios Ilúvatar, tomaba consciencia de que estaba con vida, aún cuando no podía expresarse verbalmente.
La Luna, agradecida por los dones que el dios le otorgó, se ofreció cada noche iluminar con fervor el cielo estrellado, hasta los días actuales.

Lunas después, bastantes lunas después, llegamos a la 3ra edad de la tierra, un evento mitológico muy importante porque todas las razas de todos los reinos y lugares de la Tierra Media, rendían ofrenda a la Luna, desde elfos hasta enanos, desde humanos hasta hobbits, incluso los tan temerarios orcos le rendían culto a esta bella joya en el cielo (a su manera, bastante peculiar a decir verdad), pero entre todos estos seres vivos se encontraba una mujer, en el techo de su casa mientras sollozaba mirando hacia arriba, hacia la luna, pues descubrió que no podía concebir retoños, y para esa época que una mujer no pudiera darle hijos a su esposo, era considerado blasfemia.
Siendo así, aquella mujer totalmente movida por sus sentimientos, comenzó a armar un pequeño ritual encendiendo velas blancas y colocando una bandeja con variedades de frutos y flores, mientras comenzaba a pedir en voz baja que alguien acudiera a ella para ayudarla con su tormento.

-Oh grandes dioses en el cielo, oh bella joya nocturna sobre mi cabeza. Deseo que pudieran ayudarme a aliviar este dolor en mi corazón, ansío tanto poder hacer feliz al hombre que amo y cumplir mi papel como la esposa que merece. Oh hermosa luna, ¿estás ahí para ayudarme?.

La mujer estalló en un ahogado llanto sin apartar la vista tan embriagadora de aquella luna, sus ojos envueltos en lágrimas no le permitían admirar el brillo de ésta al estar más consternada en su profundo dolor.

De repente y como por arte milagroso, la mujer escuchó un dulce susurro llamándola por su nombre, ella asustada miró a todos lados, ya era bastante tarde y todos los habitantes del pueblo yacían durmiendo, así que ella volvió a escuchar el susurro llamándola otra vez y ésta alzó la cabeza para encontrarse a la luna brillando más que antes, como si su brillo le diera la impresión de que la estaba escuchando. Fue así que una voz angelical de una mujer provino de la luna dirigiéndose directamente a la atormentada:

"-He escuchado tus lamentos mi querida, y debo decir que conmovió a mi corazón. Mi deseo es ayudarte pero toda ayuda requiere otra ayuda"

La mujer se limpió las lágrimas con la manga de su largo vestido y esbozó una débil sonrisa, de no ser porque se sentía deprimida, hubiera sonreído más ampliamente. Ésta se arrodilló ante la luna y la miró fijamente, contemplándola en todo su esplendor para oírla hablar, entonces ella dijo:

"-Haré que puedas concebir un heredero, pero cuando nazca la criatura, deberás dármela sin objeción".

La fémina abrió sus ojos más grandes que la misma luna y asintió sin duda alguna, su desespero pudo más que su razonamiento, y siendo así, la luna brilló sobre su cabeza intesamente, otorgándole la bendición de los Valar y segundos después la luna comenzó a irse dando paso a los primeros rayos del día.

6 meses habían pasado desde aquel ritual, el esposo de la mujer estaba más que contento, dándole las gracias a Eru por lograr la concepción y esperar un futuro hijo con mucha alegría, pero esa alegría se esfumó al momento del parto, una hermosa bebé había nacido, se dice que aquella criatura fue tan hermosa que todos los animales del bosque se reunieron a verla venir al mundo. La mujer cansada después de parir, pidió ver a su hija, y cuando la sirvienta le entregó a la bebé en brazos, ésta se quedó en shock, pues la bebé no tenía rasgos ni de ella ni del padre, no era morena, ni de cabello oscuro, y tampoco tenía ojos color avellana, la niña era albina, sus cabellos tan blancos como una luz, su piel cremosa y suave cual seda, y ojos azules más profundos que el mar.
La mujer sabía bien que la bendición de la luna había recaído en ella y la maldijo en cierto punto, pues el esposo al oír el llanto de la bebé, entró sin previo aviso en la habitación de parto y su cara cambió de felicidad a una rabia impulsiva, tanto así que comenzó a gritarle a la mujer:

"-Eres una cualquiera, esta niña es de un elfo o de quién sabe, por Eru. Me haz engañado, no hay traición más grande de la que cometiste".

Dicho eso, el hombre sacó una daga de la cual guardaba en su bolsillo y se la incrustó en la cabeza a su esposa, sin lástima alguna, sin sentimiento alguno, luego tomó violentamente a la niña en sus brazos y salió huyendo del hogar, ignorando los gritos desesperados de la sirvienta que tuvo que presenciar en carne propia la horrible escena.

El hombre subió a su caballo y galopó horas y horas mientras la bebé seguía llorando sin cesar, éste ya harto se bajó del caballo y observó una montaña cerca, comenzó a subir un poco, lo suficiente para que ningún lobo pudiera alcanzarla y la dejó recostada ahí, llorando hasta quedar dormida.

Al llegar la noche, la luna apareció y vio antes sus ojos una hermosa bebé, con su brillo la bendijo y cuidó de ella para tranquilizarla, la cuestión es que la niña era una elfa, eso explica por qué el hombre estaba tan alterado al punto de asesinar a su esposa. Al darle su bendición, la niña tendría dones milagrosos y poder místico del cual aún ella no tenía conocimiento.
Así empezó la leyenda de la hija de la luna.

Fin del capítulo.