"-Aún en la noche más oscura, tan sólo verte unos segundos, sabré que hay una luz a la cual puedo aferrarme".
"-Sabes que no puedo ser esa luz a la que tanto anhelas, deberás aferrarte a otra cosa"
"-No intentes convencerme, mi corazón es tan duro...
El anillo del poder único había sido destruído para siempre, la paz reinaba en la Tierra Media y los habitantes volvían a sus vidas pacíficas, pero Legolas seguía con el corazón roto, después de tanto tiempo nunca pudo superar la muerte de su amor verdadero.
Cuatro años después, Legolas decidió regresar al Bosque Oscuro para darle la noticia a su padre de que había cumplido con su deber.
Al entrar al salón del trono, Legolas se inclina ante el rey dándole una reverencia, el rey Thranduil yacía sentado en su trono con las piernas cruzadas.
-Padre, he cumplido con mi misión y salimos victoriosos.
-Legolas, yo no recuerdo haberte pedido que fueras a la misión en Mordor, sólo te pedí que fueras a ese tonto concilio, y sin embargo... Nunca regresaste como te lo ordené (exclama Thranduil mirándose las uñas)
-Ada, hay algo que quiero preguntarte y espero que me respondas honestamente. (Toma aire) Cuando perdiste a mi madre, ¿sufriste tanto que sentiste que tu corazón se te fue arrancado del pecho? ¿Te sentiste vacío como si te hubiesen amputado una parte de ti? ¿Todavía el dolor se siente presente en todo tu ser?
El rey se queda en silencio, mirando fijamente a Legolas, aprieta los dientes casi rechinando, la imagen de su esposa siendo asesinada por orcos era algo que quería olvidar y su hijo venía de la nada a recordárselo.
-¿A qué se deben esas preguntas, Legolas?
-Porque... Así me siento yo, hace cuatro años yo tuve sentimientos hacia una doncella, pero ella murió en la misión por mi culpa. Hasta el día de hoy tengo el sentimiento de esa culpa. Dime Ada, ¿aún te sientes así?
-Por favor Legolas, que te enamorases de una doncella cualquiera no es la gran cosa, hay cantidad de doncellas en este reino y tú puedes elegir la que gustes ¿pero amargarte la vida por una doncella que murió hace cuatro años? (Exclama Thranduil de forma aburrida)
Si, debí imaginarlo. Tú no sientes nada. (Legolas le hace otra reverencia y sale de la sala)
El rey Thranduil dejaba soltar un suspiro triste, el fingir frente a los demás era sencillo, pero no podía fingir sus sentimientos, él aún se lamentaba la pérdida de su esposa.
Con Legolas
El elfo se encontraba en su habitación, dejó su carcaj y su flecha en un estante para armas y salió al balcón para observar la oscura noche, desde que Moundliz dejó el mundo la luna había desaparecido y las noches eran muy oscuras, por lo que tenían que usar el doble de antorchas y linternas para iluminar el reino.
Su corazón estaba inquieto sin razón alguna, agarró el dije que colgaba de su cuello y lo apretó con fuerza en su puño derecho, miró hacia el cielo recordando las palabras de Moundliz.
"-Mamá, ella está allá arriba"
Sin embargo, la luna nunca regresó, eso le preocupaba, tal vez ya era hora de olvidarse de su amor pasado y continuar con su vida como príncipe del Bosque Oscuro, seguramente su padre le obligaría a casarse con alguna princesa o doncella del reino con una familia poderosa, Legolas se negaba a casarse pero tampoco podía descuidar su deber como príncipe y futuro rey.
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Una noche como cualquier otra, una figura encapuchada se aproximaba hacia la entrada del Bosque Negro, con su mano tocó la superficie de un árbol y se cortó el dedo, sonrió al ver que aquel bosque era tan peligroso como alguna vez vivió hace un tiempo atrás, sin más se adentró en el bosque seguida de conejos y pájaros detrás de la figura.
Cuando la misteriosa figura se adentró lo suficiente en el bosque, decidió acampar tranquilamente, pero no era consciente de los peligros que allí abundaban, así pues, la figura se vio rodeada de al menos 10 arañas gigantes. La figura no parecía tener miedo y sólo se quedaba acomodando la leña en el fuego, ignorando el peligro que la acechaba.
De casualidad el príncipe Legolas, estaba paseando por el bosque para matar el tiempo, su única forma de escapar de sus deberes reales y de desahogarse estaba en matar criaturas del bosque.
El elfo se subió a un árbol para usar su vista élfica y vio fuego a la distancia, había alguien ahí, alguien misterioso que vestía una capucha verde oscura, el príncipe saltó de árbol en árbol ágilmente hasta estar a unos metros cerca de la figura, cuando volteó su vista, una araña casi lo atrapa pero él fue más rápido y sacó una flecha para dispararle en la cabeza.
-¡Oye tú! Muévete de ahí, van a matarte. (Legolas le grita a la persona encapuchada)
Asímismo la figura encapuchada levanta un poco la cabeza sin dejar ver su rostro completamente y las arañas explotan como fuegos artificiales, manchando el suelo de un líquido negro. La figura se levanta y Legolas baja del árbol acercándose a la figura mientras le apuntaba con su arco.
-¿Quién eres? ¿De dónde vienes? (Dice de forma seria)
-Eso debería preguntarte yo... Legolas
-Esa voz... No puede ser (Baja su arco y lo tira al suelo) ¿Moundliz?
La figura se baja la capucha dejando ver a una hermosa elfa con cabellos blancos y ojos azules, los cuales Legolas reconoce al instante y se lanza a abrazarla.
-No puede ser, estás con vida. Pero, te vi morir... Yo...
-Si, morí, Legolas. Pero mi madre fue piadosa conmigo y me devolvió a la vida, los dioses han oído mis plegarias y han decidido darme otra oportunidad, lo cual agradezco mucho, quería volver a verte una vez más.
-Mi amada, durante estos cuatro años no he dejado de pensar en ti, mi corazón se estrujaba al recordarte. Estoy tan feliz...
Legolas abraza con fuerza a Moundliz, sin querer soltarla, y ella corresponde a su abrazo, escondiendo el rostro entre su cuello.
Al parecer Legolas sí tendrá ese final feliz que se merece.
