Llegue al departamento cerca de las 8:00 de la mañana. Luego de entrar y cerrar la puerta corrí a la habitación donde encontré a Nicole durmiendo acurrucada con ambos gatos a su lado.
Al acercarme para besarle la frente note no una, sino varias heridas, de cigarrillos en sus brazos, y no solo eso, también tenía rasguños y uñas marcadas.
La bronca que me entró era completamente impresionante, así que para bajar los humos aunque sea por un momento, me metí a bañar. Una vez que volví al cuarto, ella ya estaba despierta, se había sentado y me observaba mientras se refregaba el ojo derecho.
— No te escuchamos — dijo la ojiverde refiriéndose a ella y a los gatos — me hubieses despertado
Me acerqué intentando no sonar molesto.
— No me dijiste que te había lastimado tanto — me despeiné los rulos — ¿vos te viste los brazos?
— Pero no me duele matu — se excusó tapándolas con las sábanas — no es para tanto
— Estás marcada entera, no me digas que no es para tanto — sostuve sintiendo una mezcla de enojo con preocupación
— ¿Podemos hablar de esto en un ratito? — abrió los brazos para que la abrazara — vení
Me abalancé sobre su cuerpo sintiendo su piel cálida y su aroma dulce. Ella me besó los labios mientras me envolvía con los brazos.
— Tengo mucha bronca hadita — me acosté en su pecho sintiendo sus latidos acelerados — pero esta bien, lo hablamos cuando nos despertemos enseguida
— Yo se, y tenes razones para estar enojado — susurró, acariciando mi espalda desnuda — te extrañe mucho
— Te extrañe mucho más preciosa
— ¿Fue un viaje agotador? — indagó comenzando a jugar con mis rulos
— Demasiado — conteste recordando el cansancio y el estrés de ir a tantos lugares en tan poco tiempo — pero no sabes lo lindo que se sintió llegar y que me estuvieses esperando
— ¿Si te hizo sentir feliz verme acá? — indagó Nicole, dedicándome una sonrisa tímida
— Obvio preciosa y podes quedarte el tiempo que quieras — exclame dejándole un corto beso en la clavícula
— ¿No molesto? — dudó, arqueando una ceja
— Jamás, sos bienvenida hasta a quedarte toda la vida, pero no creo que te dé para tanto — bromeé
— Ey — tironeo levemente mi pelo — dormite dale
— Si, ya me duermo — me quejé
Me acomode al lado de la morocha y puse mi brazo por debajo de su cabeza para que durmiera apoyada ahí.
— Escúchame linda, antes de que te duermas — acaricie su rostro fijando la vista en los grandes ojos verdes que me miraban atentos — siempre que necesites algo, lo que sea no importa si es bueno o malo, llámame y te puedo dar una mano, ayer se me complicó un poco por la distancia pero siempre que estemos cerca podes recurrir a mi, y si no lo estamos voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para defenderte
— Tenías razón con eso de que ibas a ser mi soldado — Nicole me observaba atenta dedicándome una leve sonrisa
— Y también en que le voy a romper la cabeza a cualquiera que se meta con vos — la agarre del mentón mirándola fijamente — a mi mamá no, obviamente, pero si puedo dejarle algunas cosas claras para que no vuelva a hacer lo que hizo
— Porqué si no vas a tener que llevarme con vos a cada viaje que tengas — bromeó acercándose y subiendo una de su piernas sobre mi cadera
Me reí posando mis manos en su cadera para atraerla aún más.
— No se me había ocurrido esa solución, la verdad que es buenísima — me quede pensando, en silencio, por unos segundos — ¿a vos te gustaría hacerlo?
La mire sonreír ampliamente ante mi pregunta.
— A mi me encantaría realmente — contestó, emocionada
— Y a tu novio el gorreado le decimos que te contrate como mi corista, si total cantas hermoso, y él es tan pelotudo que se lo va a creer — le propuse, esperando escuchar un si de su parte — ¿aceptas?
— Acepto
Contento, la besé provocando que se riera. Luego de eso, charlamos un poco más, y cuando los bostezos comenzaron a aparecer, decidimos dormir.
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lo nuestro con Juliana ahora es personal