Nicole:
Extrañaba con cada parte de mi ser el caminar por las calles de Buenos Aires de la mano de Matías.
Acá es distinto porqué la gente no lo conoce por ser influencer sino por ser el hermano de Trueno, entonces, no lo siguen por todos lados para pedirle fotos o que graben algún video para tik tok, eso directamente lo hacen con su hermano.Después de la pequeña discusión de hacía unos días, decidimos empezar a hacer más cosas que a mi me gustaran ya que siempre elegíamos las que le agradaban a él y, caminar solo por el simple hecho de pasear disfrutando de lo que podíamos observar, era una de mis pasiones.
— Se siente más... tranquilo — dije dándole un sorbo a mi café con leche — se siente como en casa, no como en España
— Es lo mismo que Madrid Ni — contestó él con poco entusiasmo mientras miraba el celular — el mismo ruido insoportable, la gente y todo lo demás
— No es así — conteste frenándome en medio de la vereda — hablas como si te disgustara tu propio país
— No es así — me imito dando un paso adelante e tirándome levemente de la mano para que siguiera caminando — solo que es un poco infantil que le des importancia a cosas tan simples
No respondí. Suspire y seguí tomando de la bebida que aún contenía mi vaso. Hasta que llegamos a una esquina cercana a La Boca y frente a mi estaba una gran foto de Mateo, que sin darme cuenta, me quede admirando como una estupida.
— ¿Qué es lo que tanto miras? — dudó Matías mirando en la misma dirección en la que yo lo estaba haciendo — a quien más si no es a él — hizo una pequeña pausa en la que me soltó la mano con brusquedad — siempre es a él
— Era mi mejor amigo, y me siento feliz por verlo triunfar — aclaré volviendo a unir nuestras manos y dedicándole a mi pareja una cálida sonrisa — además, ahora te miro a vos, lo hago desde hace tiempo
El morocho rió con algo de sorna, comenzando a caminar rápidamente para dejarme atrás.
Corrí un poco para alcanzarlo y tratar de oír las cosas que me gritaba por su aparente molestia, hasta que decidió dejar de moverse y hablarme directamente a la cara.
— Nunca me miraste a mí, Nicole — exclamó presionando su dedo índice contra mi pecho y dando leves golpes que dolían con el— siempre fue Mateo el que escribía increíbles canciones, el que canta muy bien, el que hacía esto y aquello que yo no
— Mentira — afirmé sintiendo que el enojo comenzaba a apoderarse de mi pacifico ser — me desvivo por complacerte desde que estamos juntos porqué lo único qué haces es recordarme que no estoy a tu altura y sé que no lo estoy — grité dándole un empujón que solo lo movió unos centímetros — sé que no soy nada al lado de todas las mujeres con las que has estado, pero soy esto y si no te gusta sabes que hacer
Él, cobarde como en cada discusión, se fue dejándome hablando sola.
— Hijo de puta
Bufé, mientras tiraba el vaso al tacho de basura y luego me dispuse a caminar.
Llegando a los puentes, visualicé a un pequeño grupo de dos chicos, que rápidamente empezaron a seguirme.
— Podemos acompañarte linda, ¿adónde vas? — dudó uno intentando tocar mi rostro
— No necesito que me acompañen — les dije apurando el paso — ¿pueden dejarme en paz?
— No tengas miedo, bonita — acotó el segundo agarrando un mechón de mi pelo y tirándolo provocando que me frene — mi compañero y yo somos buena onda
— Déjame en paz — pedí por segunda vez girándome buscando a alguien que pudiera ayudarme encontrando solamente a un chico sentado fumando que no parecía que me pudiese escuchar.
Miradas cómplices y sonrisas de maldad eran lo único que podía observar mientras me acorralaban contra el barandal.
— Por favor, déjenme en paz — suplique ya en un susurro
— Che hermano, mi mujer les dijo que la dejen en paz, ¿no la escucharon?
Mateo. Salvándome desde siempre.
Lo mire haciendo un leve puchero, y él pasó su brazo sobre mis hombros, pegándome a su cuerpo.
— No le falten el respeto al barrio acosando a las pibas — los miró de arriba a abajo mientras acaricia mi hombro levemente
— Nadie le hizo nada — contestó el primero — aparte quien la mandó a caminar sola por acá
No vi venir el golpe que lo dejó tendido en el suelo. Y mucho menos, todos los que vinieron después.
— Mateo, basta
— ¿Que basta boluda? — preguntó el antes mencionado limpiándose la sangre de la boca — si vienen a La Boca a hacerse los picantes entonces se van con la boca rota, cortita
— Me voy, nos vemos después — me giré para empezar a caminar cuando escuché una amenaza en voz baja que provenía de parte del hermano de mi pareja para los otros dos — y gracias, por esto
— Espérame — exclamó apurando el paso para agarrarme de la mano
Ahí estaba ese sentimiento de seguridad que solo sentía con Mateo, y que me dolió perder por tantos años.
— Conozco el camino — aclare señalando hacia un punto cualquiera frente a nosotros — puedo ir sola
— El gil de Matías te deja sola sabiendo lo peligroso que es pero yo no, así que de mi no lo esperes nunca
Me atrajo hacía él en un movimiento rápido, abrazándome con fuerza.
— ¿Y ahora que bichito te pico? — dude — hace días me odiabas
— Mentí — susurró escondiendo su cara en mi cuello— no puedo odiarte boluda, sos mi mejor amiga
— Aún así, no me perdonas por haberme ido
— Eso está en discusión — presionó el agarre en mi cintura — si aceptas ir a comer panchitos entonces te perdono, pero los tenes que pagar vos
Todo su cuerpo se movió al ritmo de mi risa.
— ¿Conoces un lugar por acá cerca?
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Mateo tiene unos cambios d humor preocupantes en este momento 🤨🤨🤨