Cap. 35

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—Supongo que sí, que es diferente, pero como la tuya... porque no me vas a negar que tienes algo con Yankee. —Tal y como menciono su nombre, se le escapa una sonrisilla de culpable—. Pero, y el arquitecto, ¿qué? 

—Es difícil de explicar. 

—Inténtalo. —Se calla y parece estar meditando qué contar—. No tengo toda la noche. 

—Yankee es pura locura, y Brady, el hombre más bueno del universo. 

—Entonces, Yankee te pone más. —Me enjabono la cabeza mientrasintento comprender lo que piensa realmente mi amiga—. Lo entiendo, esmuy atractivo. 

—Está buenísimo, pero Brady también, de verdad que lo está, pero supongo que es mucho más normal. —Se le escapa la risa y la comprendo tanto...—. Aunque Yankee es para una temporada, hasta que se canse de mí. Tiene a cientos en el club y, además, no quiere nada serio, así que no me va mal del todo. 

—Hasta que Brady se entere y te mande a la mierda —replico a la vez que me enrollo la toalla al cuerpo y me seco el pelo con otra mientras me mira, y entonces sé que se esconde un as bajo la manga. 

—Ya lo sabe; es complicado de explicar. 

Eso sí que no me lo esperaba. 

—¿No me digas? Últimamente siento que esa frase me la tengo que tatuar... ¿en el culo? 

Me sorprendo yo misma de lo que acabo de decir... pero es que con Luigi me ocurre lo mismo: todo es muy complicado de explicar. 

—Pues oye, podría ser un tatuaje de amigas. ¿Te animas? 

—Paso, háztelo tú. 

—Qué sosa eres. Brady no quiere compromisos y, cuando le dije que aquí conocía a un chico, no le pareció mal, más bien al contrario, y aunque es la primera vez que me pasa, no me siento culpable. Ni cuando estoy aquí, ni cuando estoy con él. 

—¿Y él también está con otras chicas? 

—No lo sé, no me lo ha dicho. 

Conozco muy bien a Zoé y tengo claro que ese chico le gusta, tanto que se ha conformado con lo que le ha puesto en bandeja.

—¿Se lo has preguntado?

—Más o menos. —La miro con cara de «¿a quién pretendes engañar?»—.Vale, no, no lo he hecho.

—¿De qué tienes miedo?

—De saber la verdad.

—Mira, te comprendo, aunque lo dudes, pero a veces es mejor saberla y enfrentarte lo antes posible a tus miedos.

Abro mi neceser, cojo un peine y comienzo a desenredarme el pelo.

—Déjame, siéntate. —Le entrego el peine y me cepilla la melena como hacíamos de pequeñas; siempre le ha encantado hacerlo—. Él es increíble, en todos los aspectos, pero... si ya entra con la cancioncita de que no quiere nada serio, qué más voy a decir.

—Tendrá miedo a enamorarse...

—O no le gusto más que para un polvo de vez en cuando. —Puedo ver su media sonrisa, y sé qué es lo que le pasa—. Así que, mientras tanto, pues me lo paso bien con Yankee, que me quiere para lo mismo.

—Y así te dejas usar por ellos a su antojo.

—Ah, no, yo los uso también.

—Engáñate todo lo que quieras; está bien, sigue haciéndolo... pero como amiga tuya que soy debo decirte que creo que te confundes.

Luigi es irresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora