Adam
Había vuelto..., para sorpresa de todos yo... Yo había vuelto.
Había vuelto al lado de la persona que desde un principio me dejó claro que le importaba más la alfombra de su salón que yo, había vuelto a la casa en la que estaba obligado a vivir por contrato, había vuelto a la casa en la que una tarde perdí la cabeza y engendre el ser que llevaba dentro, había vuelto allí a donde por contrato debía estar, había vuelto al lado de mi propietario, había vuelto a mí prisión personal.
En aspecto aparentemente nada había cambiado, pero que poca verdad había en eso, sus estúpidas y odiosas feromonas de alfa estaban por toda la casa, dejando un claro aroma de ira y desesperación. No sé si todo esto era un numerito o de verdad se había sentido así desde que me fui, aun que después de todo no es raro, ya que una de las más comunes alteraciones de la marca es la asfixia y desgaste tanto físico como emocional que genera la separación de alfa y omega, la marca es como una correa, una correa que se asegura de que la persona que has mordido permanezca a tu lado o podría pagar las consecuencias, y eso es lo que más rabia me da, que detrás de mi correa está la mano de la persona que más me ha despreciado en este mundo.
- He vuelto...- pensé admirando de nuevo las vistas desde la entrada de la casa con mi maleta al lado.
Todo parecía en profundo silencio, aún que normal a estas horas Bruno debía andar trabajando en su lujosísima empresa.
Caminé con cuidado escaleras arriba rumbo hacia mi cuarto y cuando entré no podía creer lo que veía.
Bruno estaba tumbado en mi cama abrazando mi almohada como si se negase a separarse de ella, como si él fuese Rose y esa almohada fuese la puerta que la va a salvar del hundimiento del Titanic, era difícil de creer hasta para el que lo viese, pero siendo como soy, y sabiendo que cuando se despierte lo negará todo y hará gala de su orgullo decidí tomarle una foto, pero justo en el momento exacto en el que lo quise hacer se giró aun dormido y me llamó, dijo mi nombre y entonces lo noté, las marcadas ojeras que se deberían conseguir tras semanas de poco sueño él las adquirió en un día y medio, era asombroso y alarmante. Yo si bien me había sentido más cansado de lo normal lo había achacado al bebé ya que el embarazo de un omega no llega a los nueve meses como el de una beta, pero no imaginé que fuese por el lazo, ya que yo no me veía tan mal como Bruno.
Tras varios segundos admirando la descuidada apariencia de Bruno vi como su nariz se movía como la de un perro en busca de algo y temí por mí, temía que nada más despertarse lo primero que hiciese fuese enfadarse conmigo debido a mí huída.
Y de repente...
Abrió los ojos, pero en su mirada no había odio, enfado, rabia, ni nada por él estilo, había cansancio y una tenue y agotada sonrisa de satisfacción.
Para sorpresa mía sus ojos se volvieron a cerrar lo cual me preocupó un poco, así que le puse mi mano en la frente y me di cuanta de que tenía fiebre.
Caminé rápidamente hacia la cocina, llené un balde de agua fría y cogí un trapo el cual sumergí en el agua para después escurrirlo y ponerlo en la frente de Bruno.
Un día, un mísero día y medio y él había descuidado su salud de esta manera, se sentía casi como una amenaza silenciosa, como un: si no estás no tiene sentido ni cuidarse.
De pronto sonó el teléfono de Bruno, el cual se hallaba sobre la el escritorio de mi cuarto, no sabía quién era así que lo primero que hice fue leer el nombre en la pantalla: Amanda Kellerman.
No tenía ni idea de quién era, pero de todas formas me convenía cogerlo por si acaso era alguna cuestión de trabajo.
- Hola señor Yard- ¿Quién era ese tal señor Yard? Bruno al menos no sé apellidaba así.
- Perdone, creo que se ha equivocado de numero- dije amablemente.
- Perdone, estoy llamando al número de el presidente de W.O Animation- afirmó aquella suave voz, la cual preguntaba por el padre de mi hijo.
- ¿Quién pregunta por él?- algo en mi hizo saltar mis alarmas.
- Soy Amanda Kellerman, la jefa del departamento legal de la empresa del señor Yard ¿Quién es usted?- vamos, que era su abogada, no sé a qué se echa tantas flores.
- Yo soy el prometido del señor HARRIS, el cual ahora mismo no está disponible, le diré que ha llamado usted, un placer- dije antes de colgarla dejandola con la palabra en la boca, hay algo en esa mujer que no me gusta.
Quizás era mi lado más omega, pero había algo en ella, en su tono de voz, en todo que no me gustaba, no quiero que ella hable con Bruno, pero supongo que eso es algo inevitable si es su abogada.
- ¿Quién era?- preguntó un somnoliento Bruno despertándose y asustandome.
Definitivamente el poco tiempo que me había ido le había pasado más factura a él que a mí.
- Una tal...- fingí que trataba de acordarme cuando realmente tenía su nombre grabado- ¿Anastasia?¿Ámber? Algo así, empezaba por A- pero prefiero no acordarme de ella.
- Ah, sería Amanda- que comes que adivinas.
- Sería - mascullé con un desdén impropio de mi.
- No seas así, es solo mi abogada- tsk, eso dices tú.
- Tampoco es que me importe- mentira.
- Me alegro de que hayas vuelto- en cuanto dijo eso lo miré como si estuviese loco, este no era el mismo hombre de hace unos meses, y eso me alegraba.
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MÍO [𝘖𝘔𝘌𝘎𝘈𝘝𝘌𝘙𝘚𝘌]
RandomDos familias y un forzoso destino. 🔞+18🔞 🔞YAOI🔞 🔞NOVELA HOMOEROTICA🔞 🔞OMEGAVERSE🔞 ⚠️EN CASO DE NO SER DE SU AGRADO ESTE GENERO LITERARIO PORFAVOR NO LEER⚠️