Capítulo 3

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Connor:

Lo admitía; no lo hacía en voz alta, pero lo hacía. Mis padres llevaban parte de razón, si no nos reproducimos pronto o si nos casabamos con cualquiera, lo cual conociendo a mi hermano era altamente probable, ¿Que sería de nuestro apellido?

La tarde pasó relativamente rápida, aún que el traqueteo de los sirvientes de un lado para otro fue enorme. Se pasaron toda la maldita tarde organizando todos los preparativos necesarios para la fiesta de máscaras de esta noche.

Cuando llegó la hora de prepararnos para la fiesta una sirvienta apareció en mi cuarto con una bandeja de plata en la cual había una máscara negra clásica italiana con los bordes adornados por lentejuelas negras.

La máscara iba perfectamente a juego con mi traje, el cual también era negro, conclusión, parece que estoy de luto.

— ¿Ya estás listo?— preguntó mi hermano entrando en mi cuarto sin avisar— vaya— dijo con asombro al verme— las alfas, los omegas y las betas van a echarse a tus brazos en cuanto te vean.

— ¿Y eso ahora que más da?— protesté— Si nos vamos a casar— dije recordando aquella horrible conversación con nuestros padres.

— Pues precisamente por eso— respondió él— aprovecha esta noche y ten lo que quieras con quien quieras antes de que nos aten de por vida— mi hermano llevaba razón, en parte, tengo derecho a tener una última noche de "entretenimiento".

— Llevas razón— admití en voz alta.

La fiesta iba a comenzar en breves instantes, así que tanto Bruno como yo bajamos las escaleras con nuestras máscaras puestas para recibir a los invitados.

Cuando comenzamos a recibir a los invitados junto con nuestros padres me llamó la atención ver a Max, el mejor amigo de mi hermano, sin ninguna compañía.

Tras fijarme en eso, en lo siguiente en lo que me fijé fue en un hombre que tendría aproximadamente la edad de mis padres e iba acompañado por un omega y un beta.

El beta al verme me miró de arriba a abajo mordiéndose sutilmente el labio inferior, logrando así que mi atención se centrara en él.

— Bruno— susurré para llamarle discretamente— me voy un momento— dije observando como aquel señor y sus acompañantes se adentraban en el salón— ahora en un rato vuelvo— expliqué fugazmente.

— Okay— aceptó sonriendo ladinamente— yo te cubro.

Seguí con calma el mismo camino que habían hecho aquel hombre y sus acompañantes y agarré al beta de la muñeca cuando lo vi que se quedaba a solas, lo llevé al pasillo de arriba, el cual debería estar desierto y lo acorralé contra la pared colocando sus brazos por encima de su cabeza.

— ¿Y tú quién eres?— pregunté con una seductora sonrisa.

— Eso debería preguntarlo yo— respondió mirándome directamente a los ojos— ¿No crees?— preguntó devolviéndole una sonrisa igual a la mía.

— Por lo que veo eres un lindo y astuto beta— reflexioné en voz alta mientras enredaba un mechón de su pelo entre mis dedos.

— Si...— admitió— una pena que esté prometido...— dijo volviendo a pasear su curiosa mirada por mi cuerpo.

— Una pena que yo también...— el simple hecho de recordarlo me irritaba— ven, sígueme— le ordené mientras lo agarraba por la muñeca y echaba a correr en dirección a mi cuarto.

Cerré la puerta de inmediato atrapando así entre está y mi cuerpo el delicado cuerpo de mi acompañante, el cual me excitaba sobremanera. Si solo con su pequeño, fino, delicado y esbelto cuerpo producía estas sensaciones en mi me intrigaba saber que me provocaría ver en su rostro una expresión de placer mientras gemía a causa de mis caricias.

Me detuve por un par de segundos a ver y admirar lo poco que la máscara dejaba ver de su rostro: uno labios finos y ligeramente rosados de delicada curvatura, los cuales me tentaban, unas pálidas mejillas, ahora ligeramente sonrojadas y por último unos hermosos y misteriosos ojos azules que se dejaban entrever por los huecos de la máscara.

— Veamos que hay aquí debajo— aproximé mi mano al lazo de su máscara y lo deshice dejando así que la máscara cayese en las manos de mi acompañante.

Y ahí estaba; sin duda era hermoso. El beta más hermoso que había visto en toda mi vida.

Con mi pulgar acaricié suavemente sus finos y rosados labios, delineando la perfecta curvatura de su labio inferior. De pronto noté un tacto áspero y húmedo sobre mi pulgar; era su lengua, la cual estaba lamiendo de forma erótica y excitante mi dedo.

Por iniciativa propia el beta entre mis brazos se giró quedando de cara contra la puerta.

Al sentir como su lindo y redondo trasero se restregaba contra mi miembro por encima de la tela del pantalón, el cual reaccionó de inmediato, entendí lo que quería; él quería de mi lo mismo que yo quería de él.

Tomé con delicadeza su mentón y acaricié suavemente su rostro, lo cual hizo que se diese la vuelta permitiéndome así besarle.

Los dos nos estábamos besando con pasión. Yo acariciaba sus finas caderas por debajo de su camisa mientras el enlazaba sus dedos en mi pelo.

De pronto la puerta sonó, pero no la presté mucha atención.

— ¡Connor, tenemos que irnos ya!— oí como decía la voz de mi hermano tras la puerta.

— Ya voy— respondí resignado— otro día será— dije volviendo a besar los labios de ese hermoso beta— adiós— me despedí saliendo de mi cuarto.

MÍO [𝘖𝘔𝘌𝘎𝘈𝘝𝘌𝘙𝘚𝘌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora