Capítulo 17

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Bruno

De todas las cosas impensables que pensé que era capaz en mitad de un período de celo nunca pensé que marcar a un niño al que acababa de conocer fuese a ser una de ellas.

¿En que momento perdí tanto el control de mi mismo?

Llevo dos días sin verle el pelo, y eso que vivimos juntos, pero el piso es lo suficiente en innecesariamente grande como para poder no encontrarnos en él.

Sé que ahora debe estar seguramente en el instituto, lo que me sorprende es que aún siendo su prometido no sé dónde estudia, que estudia, si tiene algún trabajo a medio tiempo o no, que tantos amigos tiene, si tiene pareja...

Mejor paro esta línea de pensamiento de una vez, es simplemente mi prometido a la fuerza, no tengo porque saber nada de él, es decir, lo más probable es que sea como cualquier niño de su edad.

¡Y una mierda no me voy a preocupar! , es un crío, pero yo a su edad ya había pisado mi primer pub.

Agh, esto es realmente frustrante, no sé si es la maldita marca la que me está volviendo paranoico o es el hecho de saber que es un crío que ahora mismo solo me tiene a mi.

- ¡¡Dylan!! - haré que él se encargue de esto, para algo es mi secretario.

- Si, señor, ¿Me llamaba? - más bien Dylan, más bien.

- Necesito que investigues a mi prometido- le informé y como siempre no mostró ni atisbo de sorpresa- y espero que lo hagas a conciencia.

- Si señor, como desee- lo bueno de tener Secretario.

Dylan McCann, es mi secretario desde que empecé atrabajar, es eficiente y además está entrenado en combate cuerpo a cuerpo, por eso siempre voy sin guardas de seguridad, porque para eso ya tengo a Dylan, habría que ser o muy valiente o muy inconsciente para meterse a pelear con él.

- Una cosa más Dylan, me reportaras todo lo que sepas en el momento en el que lo sepas- aún que eso es algo que imagino que él ya suponía- Y como siempre, procura que no te vean.

- Entendido señor- tras decir eso salió de mi despacho.

Dije "como siempre" porque más de una vez me ha tocado mandarle seguir a Connor, o a mi madre.

A esta última la investigue porque las semanas previas a la fiesta que dieron en la cual nos prometieron a mi hermano y a mi estaba actuando raro. La línea de investigación se quedó atascada porque para mala suerte mia mi madre contaba con que la seguiría al estar actuando raro, pero después de todo al final acabe descubriendo que era porque nos estaba comprometiendo de por vida.

Me eché el pelo hacia atrás y suspire con cansancio, a estas alturas del día debería estar aún trabajando pero creo que mejor me voy a ir a casa a descansar un rato.

Salí de mi despacho con pensamiento de dirigirme a mi piso cuando de pronto se cruzó en mi camino Amanda Kellerman, mi abogada y mi ex.

- Señor Yard- me interrumpió parandome a mitad de camino- necesito que firme estos documentos.

- Déjalos en mi mesa, mañana les echaré un ojo y los firmare- dije emprendiendo camino de nuevo.

Amanda Kellerman era por desgracia una de mis ex, y sinceramente, una de las que menos soportaba, aun después de dejarlo me sigue sacando dinero trabajando para mi.

¿Que porque no la despido?

Sería despido improcedente además de no justificado, ¿Qué digo? : la echo porque es la guarra, arpia, aprovechada de mi ex.

Nah, cuando se la acabe el contrato no se lo renuevo y punto.

Pasé de largo de ella y fui al parking a por mi coche para volver a casa; sentía que la cabeza me iba a estallar.

Conduje unas pocas calles hasta llegar a mi casa, la verdad es que vivía bastante cerca de la sede central de la empresa de mi padre.

Esa maldita empresa si que me chupaba las ganas de vivir, cada vez que salía de mi despacho sentía como si me hubiesen quitado un año de vida.

Cuando llegué a casa no me esperaba oir lo que oí y menos ver lo que vi.

En mi cocina había un enorme beta cruzado de brazos y apoyado con toda la comodidad del mundo en la isla de mi cocina mientras mi prometido cocinaba y hablaba tanto con el enorme beta como con un beta más canijo que enseguida reconocí como su hermano.

Por un momento me puse nervioso, era la primera vez que le veía en dos días.

- ¿Entonces llevas sin verle dos días a pesar de que vivís juntos?- preguntó su hermano.

- Lo veo lógico, quiero decir, la casa es inmensa, además después de lo que hizo a mi también se me quitarían las ganas de verle a la cara- respondió el otro beta- quiero decir, la marca es realmente algo muy personal con lo que las dos partes deben estar de acuerdo.

En eso no le quitaba razón, pero igualmente ¿Quién le dió derecho a opinar a este puto beta?

Bueno, igualmente no me iba a comer la cabeza por lo que había dicho, lo hecho hecho estaba me gustase o no.

Pero por alguna razón...

- Ya llegué - dije en voz lo suficientemente alta como para que se me escuchase en la cocina.

En mi vida, jamás, ni cuando vivía con mis padres había avisado de que llegaba o de que me iba, lo hacía sin más, así que ¿¡Que demonios me pasa!?

Pero más importante, ¿Que demonios le pasa a él?

Nada más escuchar mi voz se encogió en su sitio, como si me temiese, es absurdo, no le hice nada como para que me tenga miedo.

- Hola...- me saludó en voz baja.

- Hoy comeré aquí en el despacho, por si necesitan algo- avisé mirando atentamente al gran beta que estaba con ese par.

No me sonaba haberle visto nunca y si Adam lo ha mencionado ni siquiera lo recuerdo.

¿Quién es ese beta?

- Está bien- tan siquiera es capaz de mirarme a los ojos...

- Pediré algo a domicilio, cuando llegue, ¿Me harías el favor de traerlo al despacho?- quiero hablar con él seriamente y de esta manera no podrá huir.

- Claro, sin problemas- aceptó mientras apagaba la vitrocerámica.

Caminé hacia mi despacho y me encerré en él a descansar.

Maldita sea la hora en la que nos presentaron.

Pero que estoy pensando, todo esto es solo culpa mía...

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Hola, espero que esté capítulo os guste, para esta semana habrá otro capítulo más y espero que ese también os guste
😘😘😘

MÍO [𝘖𝘔𝘌𝘎𝘈𝘝𝘌𝘙𝘚𝘌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora